Japón trata de aumentar sus opciones para
construir el futuro submarino australiano, un programa de hasta doce
naves valorado en una horquilla de entre 18.000 millones y 27.000
millones de dólares (entre 15.000 millones y cerca de 23.000 millones de
euros) al que las niponas Kawasaki y Mitsubishi quieren optar con los sumergibles de la clase Soryu. Tokio ofreció a Canberra
el pasado lunes la construcción conjunta de los nuevos submarinos
australianos, de modo que Australia pueda incrementar su participación
en el proyecto, en vez de limitarse a importar los nuevos buques, como
se había contemplado.
Según esta propuesta, recogida por France-Presse, el Ministerio de Defensa de Japón
cooperaría con Australia en el desarrollo de aceros especiales y otros
materiales para los nuevos sumergibles, mientras que Tokio se encargaría
de ensamblar los buques.
La agencia, que cita como fuente la información publicada por el diario japonés Mainichi Shimbun,
apunta que Australia ha acogido con “una actitud positiva” la propuesta
y que ambos países pueden llegar a un acuerdo antes de que finalice
este 2015.
El programa del futuro submarino australiano dio un giro importante después de que el primer ministro Tony Abbott, del Partido Liberal, plantease el pasado verano la posibilidad de que las nuevas naves se construyesen fuera del país.
A la carrera por dotar a Australia de nuevos submarinos se sumó el pasado septiembre la sueca Saab que quiere concurrir con una versión de 4.000 toneladas de su clase A26 –originalmente de 3.000 toneladas– con la que presentará batalla principalmente a la oferta japonesa de sumergibles de la clase Soryu, de las empresas Kawasaki y Mitsubishi, y la opción alemana del diseño Tipo 214, de ThyssenKrupp.
DCNS y Navantia, entre las interesadas
La francesa DCNS también está tomando posiciones en los últimos meses de cara a este programa de submarinos –en noviembre abrió una filial en Australia con la vista puesta en este concurso–, y también cuentan con posibilidades la española Navantia, con su modelo S-80, y un posible desarrollo norteamericano.
El ambicioso programa australiano, con el que se sustituirá a los seis submarinos de la clase Collins con los que ahora cuenta el país, está en parte dirigido a contrarrestar la expansión militar de China, que se extiende por el sudeste asiático y el Mar del Sur de China, donde Beijing está involucrado en disputas por la soberanía con otros países.
Infodefensa.com
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