El
emplazamiento de cazas rusos en Bielorrusia pondría en riesgo el
estatus de neutralidad consagrado en la Constitución del país, opinan
expertos y políticos bielorrusos entrevistados por Nezavisimaya Gazeta.
La
creación de una base aérea rusa en Bielorrusia es el principal
resultado del reciente encuentro de los presidentes Vladímir Putin y
Alexandr Lukashenko. Este último había señalado en repetidas ocasiones
que Minsk solicita aviones rusos para garantizar la defensa antiaérea,
pero el jefe de la Fuerza Aérea de Rusia, Víctor Bóndarev, adelantó que
en la base se emplazarán 24 cazas Su-27SM3, que son capaces de atacar
objetivos terrestres.
"Estos aviones en Bielorrusia suponen más bien una señal a nuestros
vecinos en Polonia y en los países bálticos", comenta el experto militar
bielorruso Alexandr Alesin. Es una respuesta al despliegue de elementos antimisiles de EEUU en Europa, a juicio del analista, pues para fines defensivos bastaría el sistema nacional de defensa antiaérea.
El líder del opositor Frente Popular de Bielorrusia, Alexei
Yanukévich, considera que el acuerdo sobre la base con Rusia involucra
al país en una alianza militar y se contradice con la neutralidad
proclamada en la Carta Magna.
"No es simplemente una base aérea sino el
Rubicón que, una vez cruzado, hace muy difícil y muy costosa la marcha
atrás. Vemos en qué ha derivado para Ucrania la base naval rusa en
Crimea, lo mismo podría suceder con una base en Bielorrusia", advierte
el jefe del partido más antiguo de la oposición.
Alesin piensa que "Lukashenko y Putin no se fían uno del otro e
intentan aprovechar un momento oportuno para hacer valer sus propios
intereses".
Para el politólogo Evgueni Preiguerman, el asunto de la base aérea
rusa "pone en tela de juicio el posicionamiento de Minsk como plaza
neutral para las negociaciones sobre Ucrania, así como sobre un amplio
abanico de cuestiones relacionadas con el futuro de las relaciones
internacionales en el espacio eurasiático".
También el experto militar Andréi Porotnikov dice que la base "echará
por tierra las expectativas de normalización con la UE, porque primero
Occidente y luego Rusia dejarán de tomar en serio a Lukashenko y a
Bielorrusia en general".
"Ante el deterioro de la relación entre Rusia y Occidente, una base
militar rusa en Bielorrusia se percibirá como provocación", dice él.
Semejantes evaluaciones, así como la experiencia de cooperación entre
Moscú y Minsk en otros temas sensibles como el reconocimiento de
Abjasia y Osetia del Sur, o los proyectos de privatización conjuntos,
llevan a pensar que el acuerdo sobre la base aérea rusa tendrá un futuro
difícil, en particular, durante el proceso de ratificación en el
Parlamento bielorruso, concluye el periódico.
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