Escuadrilla de acrobacia aérea
Strizhí (Vencejos), compuesta de cazas Mig-29
Fuente:Reuters
Desde su creación en la década
de 1930, los MiG son sinónimo de la industria de defensa rusa, al igual
que el rifle Kaláshnikov o los tanques T-34. Han estado presentes en
numerosos conflictos, desde la Guerra de Corea en 1950-53 hasta la
guerra en Siria.
Todo comenzó en el lejano 1939. A finales de
los años 30, la Fuerza Aérea de la URSS ya tenía una amplia experiencia
en batallas aéreas. En España, los pilotos soviéticos lucharon contra
los mejores ases de Luftwaffe, y en Oriente Medio, durante los
enfrentamientos fronterizos de 1938-1939, contra los japoneses.
En esa misma época, los especialistas soviéticos pudieron
familiarizarse con los mejores ejemplos de la aviación alemana.
Comprendieron que los aviones silenciosos que volaban a baja altura
sobre la tierra se estaban quedando anticuados.
El futuro estaba en los
nuevos cazas con velocidades de varios cientos de km/h y un elevado
margen de altura de vuelo. En aquella época, no se fabricaba en la Unión
Soviética nada parecido. Entonces se tomó la decisión de establecer en
la base de la factoría aérea de Moscú una oficina de diseño, entre cuyas
tareas estaba la creación de un tipo de avión totalmente nuevo.
La oficina de diseño estaba encabezada por ingenieros experimentados.
Su director fue A.I. Mikoyán, y el subdirector, M.I. Gurievich, ambos
antiguos trabajadores en una de las mejores oficinas de diseño
soviéticas bajo el mando de N.N. Polikárpov.
El personal de base también
provenía de allí.
Polikárpov y sus compañeros de trabajo comenzaron el diseño de un
nuevo caza soviético, que figura en los documentos con la denominación
I-200. Mikoyán y Gurievich tenían la tarea de reunir todos sus
proyectos, perfeccionar la maqueta ya existente y proponer algo que se
diferenciase radicalmente de todo lo que hasta entonces había fabricado
el Complejo Industrial-Militar soviético. Esta tarea fue resuelta en un
tiempo récord.
I-200. Fuente: MiG
Ya en abril de 1940, el caza se elevó hacia el cielo. Su primer vuelo
fue impresionante. Tras algunos retoques, en diciembre de 1940 el avión
comenzó a ser fabricado en serie con un nuevo nombre: MiG, que
representaba una abreviatura compuesta por las primeras letras de los
apellidos de los ingenieros principales de la oficina de diseño.
Apenas al cabo de unos meses, el MiG-1 fue reemplazado por el MiG-3,
aún más rápido y con una mayor altura de vuelo. En los primeros años de
la Segunda Guerra Mundial, era el caza más avanzado con el que contaba
la Fuerza Aérea del Ejército Rojo, y el más fabricado entre los aviones
de nueva generación: hacia 1942, de las cadenas de montaje salieron más
de 3.000 MiG-3.
MiG-3. Fuente: MiG
Sin embargo, ya en 1942 su fabricación fue prácticamente suspendida:
tras sufrir grandes daños, la industria soviética no podía suministrar
la cantidad necesaria de los motores complejos necesarios para el MiG.
La factoría aérea de Moscú que producía los aviones tuvo que ser
evacuada a Kuybyshev, en la zona del Volga. Pero no se logró restablecer
completamente desde cero la compleja cadena de fabricación de los MiG.
Tan solo tras el retorno de la empresa a Moscú se pudo resolver este
problema.
Sin embargo, los ingenieros soviéticos se encontraron con una nueva
dificultad. En los combates contra la aviación alemana se hizo del todo
evidente que era necesario comenzar a utilizar motores reactivos, que
permitían aumentar significativamente la velocidad del avión. Su
creación fue encargada a Mikoyán y Gurievich. En 1946 realizó su primer
vuelo el MiG-9, el pionero entre los aviones reactivos soviéticos.
Al año siguiente, los ingenieros crearon un nuevo caza a reacción: el
MiG-15, el cual logró por primera vez superar la velocidad de 1.000
km/h. El MiG-15 estaba destinado a convertirse en el avión reactivo más
fabricado de la historia: en 10 años se produjeron 15.500 unidades en
todo el mundo. La última de ellas fue retirada de la Fuerza Aérea de
Albania tan solo en 2006.
MiG-15. Fuente: AP
En los años 50, la oficina de diseño de Mikoyán siguió perfeccionando
de forma activa este popular modelo. Los MiG-17 y MiG-19 cruzaron ya la
barrera del sonido: el último rozó la velocidad de 1.500 km/h.
Sin
embargo, el auténtico avance se produjo a lo largo de los 20 años
siguientes.
Primero salió de la cadena de montaje el MiG-21, el avión supersónico
más fabricado en el mundo, distinguible por la característica
configuración triangular de sus alas. En diferentes períodos, formó
parte del armamento de más de 60 países.
MiG-21. Fuente: AP
A finales de los años 60, los ingenieros soviéticos concibieron el
proyecto de un nuevo MiG capaz de competir de igual a igual con los
aviones estadounidenses más nuevos.
Los modelos antiguos se quedaban
atrás en cuanto a distancia de vuelo y armamento. Este hueco se resolvió
en los años 80 con el caza MiG-29. Podía utilizarse como bombardero,
con una capacidad de carga de bombas de más de dos toneladas y con la
posibilidad de transportar armas nucleares.
Pero, a pesar de ello, el
MiG-29 seguía siendo un caza: el piloto podía elevarlo a una altura de
18 km y acelerar hasta los 2.400 km/h. Además, la distancia del vuelo
alcanzó los 1.400 km.
En la época soviética, la gama de producción de la empresa MiG era
muy amplia. Así, entre los modelos de aviones se destacó el MiG-105,
concebido como una nave orbital capaz de disparar desde el espacio
cercano.
MiG-105. Fuente: MiG
La empresa que en su día fue fundada por Mikoyán y Gurievich se sigue
considerando actualmente por derecho propio como uno de los buques
insignia de la industria aeronáutica rusa.
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