Foto: EPA Autor: Ilya Krámnik http://spanish.ruvr.ru/
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La primera fase del despliegue del sistema de defensa antimisiles en Europa tiene un carácter más bien “preparatorio”.
Sus principales objetivos serán el
perfeccionamiento de los mecanismos de alerta y detección de blancos,
junto con la coordinación de las estructuras de mando. Las etapas que
mayor peligro presentarán serán la tercera y la cuarta.
Un paulatino refuerzo
En
la segunda etapa del despliegue del sistema de defensa antimisiles en
Europa no se esperan ningunos cambios dramáticos. La zona más reforzada
seguirá siendo la del sur: en el mar Mediterráneo se concentrará un
mayor número de buques del sistema Aegis, adaptados para
interceptar misiles balísticos. Además, para 2015 está previsto el
despliegue en la base rumana de Deveselu de la primera batería terrestre
dotada de misiles SM-3 block I y del radar SPY-1.
En
dicha etapa serán también desplegadas versiones modificadas de los
misiles SM-3 block Ib con un actualizado buscador infrarrojo. De este
modo, el sistema de defensa antimisiles, haciendo uso del radar
instalado en Turquía será capaz de interceptar cohetes de medio alcance
lanzados desde el territorio iraní contra blancos situados en Europa del
Este y Central, por ejemplo, las bases militares de la OTAN.
Un salto cualitativo
Se
espera que se produzca un salto cualitativo en las características
técnicas del sistema de defensa antimisiles en Europa después de 2015.
Durante la tercera fase está previsto el despliegue tanto en el mar como
en la tierra de los misiles SM-3 block IIa y la aparición de un
complejo terrestre dotado de misiles SM-3 y radar SPY-1 instalado en el
territorio polaco cerca de la costa del Báltico.
El
potencial despliegue de sistema de misiles y de la estación de radio
localización al norte de Europa, sobre todo, la presencia de buques
dotados con dicho sistema en los mares Báltico, de Noruega y de Barents
podría ya presentar una amenaza para las fuerzas nucleares estratégicas
de Rusia.
Los barcos en cuestión y los sistemas terrestres Aegis
en determinadas condiciones sería capaces de interceptar misiles
lanzados desde la parte europea de Rusia y los submarinos de la Flota
del Norte contra el territorio estadounidense. Estas posibilidades se
ampliarán todavía más tras la incorporación en la cuarta fase de la
realización del proyecto de los misiles SM-3 block IIb. La concentración
de los buques en el Atlántico aumentará hasta veinte unidades. Estarán
anclados en España y en el Reino Unido, dispuesto de acudir con urgencia
a los mares de Noruega o de Barents.
El peligro que entrañan las ilusiones
Al
mismo tiempo, habría que tener en cuenta que incluso después del final
del despliegue y contando con una base en Polonia y barcos a la espera
en los mares del Norte, el sistema de defensa antimisiles en Europa
dispondrá de unas posibilidades más limitadas para interceptar misiles
rusos. Tampoco podrán los barcos concentrados en los mares del norte
“ejercer de escudo contra Irán”. Incluso si Teherán llega a crear
misiles balísticos intercontinentales para abatir blancos en el
territorio de Estados Unidos, la trayectoria del vuelo pasaría por
encima de los países escandinavos y las aguas adyacentes a una altura de
más de mil kilómetros, lo que descarta su intercepción por los misiles
SM-3. Mientras tanto, misiles rusos lanzados desde alguna base de la
provincia de Kaluga o de Tver (entre doscientos cincuenta y trescientos
kilómetros de Moscú) o desde los submarinos de la Flota del Norte, no
podrán ganar altura.
Una posible reacción
De
momento la mayor parte del sistema de defensa antimisiles en Europa
sigue sobre papel, ni siquiera el destino de la base en Polonia está
decidido. En caso de que Barack Obama gane las elecciones
presidenciales, no se debería descartar que la realización de dicho
proyecto, al igual que el despliegue de los buques del sistema Aegis
en los mares de Europa del Norte se suspenda, mientras que las zonas
del sur sigan siendo el segmento más reforzado. Entonces incluso en
Bulgaria podrían aparecer nuevas instalaciones de lanzamiento y radares.
Este guión supondría defensa de Irán, pero no presentaría peligro para
Rusia.
Por otra parte, si el desarrollo de los acontecimientos toma
otro rumbo y se vuelve a apostar por el norte de Europa, es muy probable
que Rusia responda a esas medidas. El despliegue de los sistemas
Iskander es uno de los posibles pasos. Si no se consigue llegar a una
fórmula de compromiso con EEUU, podría hacerse realidad una completa
revisión del existente sistema de seguridad en Europa, incluyendo el
definitivo abandono por Rusia del Tratado de las Fuerzas Armadas
Convencionales en Europa cuya ejecución está sujeta actualmente a una
moratoria. Como medida excepcional podría calificarse también el
hipotético abandono por Moscú del Tratado de Reducción de Armas
Estratégicas (START).
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