En total más de un millón de los elementos falsificados son destinados a los sistemas de armamento
Los chips falsificados están presentes en ordenadores que
controlan los aviones, misiles y submarinos. En particular, se ha dejado
al descubierto la falsificación de los componentes electrónicos
utilizados por las principales corporaciones de aviones, Boeing, Lockheed Martin y Sikorsky.
Flickr / Torch Magazine RT Actualidad
La investigación durante dos años del Comité de las
Fuerzas Armadas del Senado norteamericano ha confirmado que la
electrónica militar nacional está llena de componentes falsos.
Según el informe, el 70% de las piezas falsificadas provienen de China, otras de Gran Bretaña y Canadá.
Las piezas y los chips falsos se hallaban en los complejos de armas del Pentágono, adquiridos a grandes productores de armamento que, a su vez, los compraron de sus subcontratistas. Los autores de la investigación criticaron duramente la parte china por su falta de capacidad para vencer la abundancia de componentes falsos. “Las piezas electrónicas falsificadas se venden abiertamente en los mercados de China”, dice el informe.
Además se sometió a duras críticas al mismo Departamento de Defensa de EE. UU. por tener muy escasa información sobre cuántos componentes pirateados se encuentran en su sistema de armas.
Según el analista internacional Lajos Szaszdi, de lo que se trata es de “comprarlo más barato”, puesto que las compañías manufactureras intentan reducir los gastos de la producción. El peligro de este comportamiento es evidente, estima el experto: “En una situación de combate, si no llega a funcionar [el armamento], eso podría ser una cuestión de vida o muerte”.
El 31 de diciembre 2011 el presidente Barack Obama firmó la Ley de Autorización de Defensa Nacional, que tiene la tarea de prevenir la penetración de componentes electrónicos falsos en las Fuerzas Armadas de EE. UU.
Según el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado norteamericano, el uso de los dispositivos electrónicos no solo pone bajo amenaza la seguridad nacional de EE. UU., sino que también al final conduce a un mayor gasto presupuestario. El inesperado escándalo amenaza al Pentágono con una crisis real, socavando sus planes de recortar considerablemente el gasto militar para los próximos diez años.
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