Konstantin Bogdánov, RIA Novosti
El
caza estadounidense de quinta generación F-35 actualmente esta
concluyendo sus vuelos de prueba y se prepara para completar los
arsenales de la Fuerza Aérea de EEUU.
Pero los militares estadounidenses se niegan a sustituir los aviones
de asalto A-10 por los nuevos aparatos y reducen un posible volumen de
pedidos.
A pesar de todo, el programa de desarrollo del caza F-35 Lightning
II, estimado en más de 50.000 millones de dólares, continuará
realizándose. Pero una serie de escándalos relacionados con el nuevo
aparato hace pensar sobre el precio de los errores cometidos durante la
toma de decisiones en la industria de Defensa contemporánea.
Características de vuelo
El nuevo caza F-35 tiene mala suerte. El jefe de Estado Mayor de la
Fuerza Aérea de EEUU, general Norton Schwartz, declaró que no se espera
incorporar en sus arsenales el caza F-35B (versión con despegue corto y
aterrizaje vertical).
Anteriormente, los estadounidenses planeaban sustituir los aviones de
asalto A-10 con este nuevo aparato para utilizarlo como medio de apoyo
aéreo a las tropas terrestres. Según el general Schwartz, el F-35B es
incapaz de realizar el número previsto de vuelos de combate en caso de
uso intensivo. Mientras, cumpliendo la misión de apoyo, el aparato debe
encontrarse sobre el blanco durante mucho tiempo. Quizás la Infantería
de Marina se sienta satisfecha con este aparato, pero la Fuerza Aérea
tiene otras demandas, declaró Schwartz.
La Infantería de Marina no tardó con manifestar su indignación. El ex
vicecomandante del Cuerpo de la Infantería de Marina en el ámbito de la
aviación, general George Trautman, declaró que entre toda la familia
del F-35, el F-35B se destaca por el ritmo más rápido de los vuelos de
combate: seis, en comparación con los cuatro vuelos que pueden realizar
otros dos aviones. Así las cosas, si la Fuerza Aérea en realidad
renuncia a los F-35B, lo hace por alguna otra causa.
Schwartz tiene razón. Anteriormente, el general ya criticó a los
diseñadores del F-35, calificando de una "tontería" el modelado por
ordenador de todos los sistemas y piezas del avión destinado a realizar
un salto en el desarrollo de la industria aeronáutica. No le faltaban
motivos y las reclamaciones de la Fuerza Aérea de EEUU son de carácter
más complicado.
Para entender por qué los clientes hipotéticos se niegan a comprar el
F-35, es necesario recordar cómo ha aparecido este aparato en el
mercado.
Flotilla de una generación indeterminada
La aviación táctica estadounidense solía diseñar su futuro basándose
en un binomio compuesto por un caza ligero y otro pesado. Entre los
aparatos de cuarta generación, el F-15 Eagle y F-16 Fighting Falcon
saltaron al primer plano.
En quinta generación, el F-22 Raptor ocupó el puesto del caza pesado,
que debía ser acompañado con el ligero F-35 Lightning II diseñado por
la corporación Lockheed Martin.
Si el F-22, que pertenecía a la clase de cazas interceptores pesados,
no se le suministraba a otros países debido a muchas innovaciones con
las que estaba dotado, el F-35 perseguía otros objetivos.
Se decidió desarrollar una plataforma única para las tres versiones.
El F-35A es un caza ligero tradicional destinado a sustituir los
aparatos F-16 en los arsenales de la Fuerza Aérea de EEUU. El F-35B es
la versión con despegue corto y aterrizaje vertical para la Infantería
de Marina que debía sustituir a los AV-8B Harrier II. Y el F-35C es un
caza de embarque destinado a sustituir al F/A-18 a bordo de los
portaaviones.
Las versiones del F-35 destinados a la exportación fueron
potencialmente capaces de consolidar el mercado de la aviación táctica
de los países más o menos desarrollados después de 2015-2020. Según los
planes preliminares, EEUU quiso comprar unos 2.800 aparatos de todos los
tres tipos y suministrar al menos 600 cazas a sus nueve países aliados,
incluidos los países de la OTAN.
Pero en realidad, el volumen del mercado externo para el F-35 se estima en 1.600 aviones hasta 2035.
El diseño quedó perfecto y los problemas se iniciaron posteriormente.
De hecho, es difícil calificar al F-35 como caza de quinta generación.
Varios expertos dudan que estos aparatos pertenezcan a la quinta
generación. Según ellos, el F-35 Lightning II es un aparato de la cuarta
generación con muchos signos +".
Por ejemplo, el caza es incapaz de desarrollar la velocidad
supersónica de crucero sin la aceleración del motor, lo que es una de
las características básicas de los aviones de quinta generación.
El desarrollo del aparato continuaba durante mucho tiempo y los
problemas inesperados surgían constantemente. En 2003, se cometió un
error en los cálculos de los límites de peso del aparato, lo que provocó
una demora y su remodelación costó unos 5.000 millones de dólares.
Errores pequeños acompañaban todo el periodo del desarrollo del caza y
continuaron durante las pruebas.
Finalmente, la Secretaría de Defensa declaró que el diseñador la
corrección de todos los defectos correría a cuenta de Lockheed Martin.
Esta decisión fue motivada por las exigencias constantes por parte de
los diseñadores de destinar recursos para los trabajos imprevistos de
investigación y desarrollo necesarios para eliminar deficiencias.
Mientras, el coste del caza iba creciéndose. Al inicio del programa
de desarrollo del F-35 se consideraba que su precio sería de unos 50,2
millones de dólares un poco más para las versiones más complicadas.
Después esta cifra empezó a aumentar. En 2010, el aparato se estimaba ya
en 138 millones de dólares. En 2012, los suministros de las partidas de
prueba para la Fuerza Aérea, la Marina de Guerra y la Infantería de
Marina se realizaban por el precio de 197 a 237 millones de dólares por
una caza.
El caza barato presuntamente de quinta generación cuesta más que su
predecesor, el caza interceptor pesado F-22, que fue claramente
reconocido como demasiado caro y además tenía defectos tecnológicos.
Esto fue imposible soportar en las condiciones de una crisis
financiera que se agrava y las medidas de austeridad que EEUU empezó a
aplicar en 2010.
Un caza no puede ser barato, multifuncional y bueno a la vez
Según muestra la experiencia, los sistemas de armamento
multifuncionales son capaces de sustituir a varios especializados, pero
suelen caracterizarse por todos sus defectos sin gozar de los verdaderos
méritos.
El único mérito consiste en que en vez de dos o tres sistemas de
armamento, solo uno se desarrolla, se incorpora a los arsenales de las
Fuerzas Armadas, se fabrica y se mantiene.
Aquí se debe mencionar que en la industria de Defensa contemporánea
esta “economía” no se considera como un éxito importante, porque sus
resultados se reflejarán inmediatamente en el campo de combate.
Al menos, esto tiene lugar en EEUU. Como resultado, no solo ha caído
la demanda interna para estos aparatos sino también se ha empeorado el
pronóstico para su exportación. Canadá, Gran Bretaña, Noruega, Australia
y otros países reducen o amenazan con reducir el volumen de suministros
culpando al crecimiento demasiado rápido del coste del caza.
El programa de desarrollo del F-35 fue víctima de las contradicciones
en las demandas del cliente, por un lado, y por otro, de los límites
tecnológicos y de fabricación que no permiten construir aviones baratos
con las características anunciadas.
Es un buen ejemplo de lo que puede conllevar un intento de diseñar un
aparato de combate que casi supere la tecnología existente, pero que
sea lo más barato.
El F-35 debe mejorarse y es posible que sirva durante varias decenas de años, porque no hay ninguna alternativa.
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