Pawel Kopczynski / Reuters
Un país de Oriente Medio quiere hacerse con una bomba
atómica. Y no es Irán, sino Arabia Saudita, que según la prensa
británica quiere reforzar su seguridad nacional frente a Irán, lo que
pone en entredicho el acuerdo clave de no proliferación de armas
nucleares.
Alarmados por las posibles consecuencias del pacto entre Irán y las potencias occidentales,
que prevé la eliminación de las sanciones impuestas sobre la nación
chiíta, los saudíes se sienten amenazados por el posible afianzamiento
de Irán en la región.
La principal causa de preocupación de los países árabes y de Israel
es la cláusula en el acuerdo entre Irán y los países occidentales, que
permite al país persa mantener 5000 centrífugas, y el programa de investigación y desarrollo.
De tal manera, temen los saudíes, Irán seguiría enriqueciendo uranio
consiguiendo eventualmente un arma nuclear (hecho que Irán siempre
negó), lo que provoca a los demás países de la región seguir la misma
pauta.
Según la inteligencia de EE.UU. las armas nucleares están a "plena disposición" de los saudíes, dadas sus estrechas relaciones con Pakistán, que durante años recibió financiación para
su programa nuclear por parte de Arabia Saudita.
Riad apoyaba a su
aliado asiático a cambio de contar con sus armas nucleares en caso de
una agresión iraní, comenta al portal Vzglyad Aleksandr Ignatenco, presidente del Instituto de religión y política de Moscú. Pero la reciente negativa de Pakistán de sumarse a la campaña aérea contra Yemen puso en tela de juicio las estrechas relaciones entre las dos naciones, comenta el politólogo.
Es el camino que hace poco intentó emprender Muamar Gadafi al comprar parte de la tecnología nuclear de Pakistán. Todos sabemos cómo acabó el antiguo presidente de Libia. Por lo tanto, los saudíes deben seguir este camino hasta el fin o no contemplarlo en absoluto
Actualmente, los saudíes estarían buscando a un socio que pueda prestar garantías más fiables de apoyo nuclear. Tales garantías podrían ser ofrecidas por Francia, el antiguo aliado de Arabia Saudita,
especula el experto sobre el siguiente paso del reino. Su amistad
empezó cuando la ciudad de la Meca cayó bajo el poder de los sublevados
contra la dinastía saudí.
Fueron por entonces los paracaidistas
franceses quienes ayudaron recuperar la ciudad y reprimir a los
rebeldes. Desde aquel entonces, las relaciones entre los países fueron
muy cercanas, concluye Ignatenco.
Natalia Zámareva, experta jefe del Instituto de Oriente de la Academia de Ciencias de Rusia, también destaca el alejamiento de Arabia Saudita de Estados Unidos en búsqueda de nuevos aliados en materia de defensa. Pero la adquisición de armas nucleares de Pakistán es un escenario poco probable.
"Ambas partes marcaron sus líneas rojas respecto a la cooperación
nuclear. Oficialmente, Arabia Saudita nunca proveyó fondos al programa
nuclear de Pakistán. Eso sí, los saudíes siguen patrocinando varios
proyectos en Pakistán", sostiene Zámareva.
Muchos analistas coinciden en que el escenario de adquisición de armas nucleares por Arabia Saudita significaría el fin del tratado de no proliferación. Según
la opinión del vicepresidente del comité de asuntos internacionales
Leonid Kalashnikov, es "el camino que hace poco intentó emprender Muamar
Gadafi al comprar parte de la tecnología nuclear de Pakistán. Todos
sabemos cómo acabó el antiguo presidente de Libia. Por lo tanto, los
saudíes deben seguir este camino hasta el fin o no contemplarlo en
absoluto".
Rusia, a su vez siendo miembro del Consejo de Seguridad, nunca aceptaría tal escenario. La primera medida que podría adoptar Moscú en el seno de la ONU es promover sanciones contra Arabia Saudita, sentenció Kalashnikov.
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