Jaime de Gandarillas
El piloto del A400M maniobró para evitar el Sevilla Factory, la fábrica de Coca-Cola y Aerópolis e intentar el aterrizaje en un campo de labranza
También en la propia compañía aeronáutica se destacaba ayer
la destreza del piloto al mando de la nave. El delegado sindical de
CCOO en Airbus Sevilla Francisco Figueroa subrayó la «sangre fría» del piloto del avión militar A400M siniestrado para evitar instalaciones cercanas.
En este sentido, recordó que en la planta de Coca Cola había trabajadores,
así como en otras instalaciones industriales del entorno. El centro
comercial Sevilla Factory, por su parte, se encontraba repleto de
clientes que aprovechaban la jornada del sábado para hacer sus compras.
Amplia experiencia
La habilidad y la sangre fría a
los mandos de una aeronave de 127 toneladas de peso no sorprendió a los
compañeros de Jaime de Gandarillas, de 44 años, teniente coronel del
Ejército del Aire y uno de los mejores pilotos de su promoción. De
Gandarillas contaba con una amplia experiencia que incluía diversas operaciones militares en países en guerra.
Con clara vocación militar desde niño -la de aviación se definiría después-, De Gandarillas se graduó como
teniente en la Academia Militar de San Javier en 1993. Gracias a su
buen expediente pudo desarrollar la última parte de su formación en la
base norteamericana de Columbus, en Misissipi.
Tras graduarse como piloto de caza y ataque de la base
militar de Torrejón, en Madrid, incluyó
operaciones en Bosnia, Kosovo y
Afganistán. En 2001 completó un curso de piloto de ensayo en vuelo en
EEUU al que sólo tiene opción un piloto de cada promoción.
Con esta
formación ingresó en el Centro Logístico de Armamento y Experimentación
(CLAEX), donde durante una década pilotó la práctica totalidad de los
aviones de combate de las Fuerzas Aéreas españolas.
En mayo de 2011 fue
requerido por la compañía Airbus como piloto de pruebas, donde pilotó el
Eurofighter, el A330 y el A400, con el que llevaba volando en pruebas
desde 2012. Casado y con cuatro hijos, Jaime de Gandarillas -apodado «El niño» entre los pilotos-, es recordado por sus compañeros como «feliz por naturaleza» y con una calidad humana «incluso superior si cabe a la profesional».
m. c. abcdesevilla
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