El aparato soviético realizó su primer
vuelo en 1970 y combinaba las cualidades de un cazabombardero y un
interceptor. Fuente: AP
En los años 60, la industria de defensa soviética se tuvo que
enfrentar a una dura prueba. Las fuerzas aéreas del país necesitaban un
avión que combinara las cualidades del cazabombardero Su-7B y del
interceptor Su-15. El nuevo avión debía ser capaz de derribar pequeños
objetivos terrestres, alcanzar velocidades supersónicas y esquivar los
sistemas de defensa antiaérea enemigos de baja altitud.
En 1963, se estableció el Su-15 como base para
el diseño del nuevo producto. Sin embargo, dicha base sufrió importantes
cambios a lo largo de todo el proceso. El radar Orion instalado bajo el morro
del avión era bastante grande, lo que hacía conveniente una colocación de los
pilotos en tándem.
Para asegurar un despegue y un aterrizaje
cortos, se pensó en instalar cuatro motores RD36-35, pero tres meses después
del primer vuelo (el 24 de agosto de 1965) se decidió equipar el avión con dos
motores AL-21F (en cuya construcción, al parecer, se utilizó un motor J79
extraído de un caza norteamericano derribado en la guerra de Vietnam).
Por aquel entonces, los ingenieros soviéticos
estaban muy por detrás de sus homólogos norteamericanos, quienes ocho meses
antes ya habían lanzado el F-111. El avión norteamericano ya incluía las alas
de geometría variable, lo que le permitía ejecutar vuelos supersónicos a gran
altura y vuelos más estables a baja altura, además de aumentar su carga
armamentística.
Fuente: TASS
El avión ruso con alas de geometría variable
realizó su primer vuelo el 17 de enero de 1970, fecha en la que se le bautizó
como Su-24. Sin embargo, para que se aprobara su inclusión en el inventario del
ejército tuvieron que pasar otros cinco años.
Esta demora se debió a que el avión sufrió un
gran número de accidentes durante las pruebas, sobre todo en las etapas
iniciales, lo cual se explica por la implementación en el diseño de numerosas
soluciones que no se habían empleado antes en la aviación nacional.
El avión podía realizar un vuelo en modo
automático y semiautomático siguiendo la topografía del terreno a una altura
mínima de 50. Para la búsqueda de objetivos, el Su-24 utilizaba un radar
complementado con un telémetro láser y un sistema de televisión. Sus distintos
visores le permitían atacar una mayor variedad de objetivos a diferentes
alturas.
Fuente: TASS
Aunque el arsenal de a bordo era bastante
variado —incluía armamento guiado y tenía una capacidad de carga sin precedentes—,
como en muchos de sus predecesores, el arma principal del avión seguía siendo
una bomba nuclear táctica.
Según el Ministerio de Defensa de los EE UU, en
aquel periodo, el potencial nuclear táctico de la URSS superaba con creces las
reservas de la OTAN, y la aparición de un transportador tan completo como el
Su-24 agravó aún más este desequilibrio en el teatro europeo de las operaciones
militares.
Como resultado, la eficacia del Su-24 en las
operaciones contra las formaciones criminales que se ocultaban en las montañas
y aldeas de Asia central era muy baja, ya que el sistema de visores del aparato
estaba diseñado para operaciones contra las tropas altamente equipadas de la
OTAN ubicadas en las llanuras.
Actualmente, las Fuerzas Aéreas de la
Federación de Rusia cuentan con 124 Su-24 actualizados, que están siendo
sustituidos por el nuevo modelo Su-34 y serán retirados por completo hacia el
año 2020.
El
sistema de asientos eyectables K-36D salvó la vida de los pilotos de pruebas (y
más tarde de los pilotos en servicio) en más de una ocasión. El 11 de noviembre
de 1975 tuvo lugar un curioso episodio relacionado con estos sistemas.
La
tripulación del Su-24 se encontraba en la cabina del avión y se disponía a
realizar un vuelo de prueba. Cuando se dio la orden de arrancar los motores, el
sistema de control del rotor derecho se enganchó con los tiradores del sistema
de eyección y arrancó la clavija.
Sin darse apenas cuenta, el piloto V.M. Osman
se encontró de súbito en el aire. El paracaídas se abrió como estaba previsto y
Osmanov pudo aterrizar con seguridad no muy lejos del avión. Fue la primera vez
en la historia de la URSS que el piloto era catapultado al exterior mientras el
avión se encontraba aún en tierra.
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