La eliminación de la amenaza
Los
barcos cisternas de combustible nuclear usado se conocieron en la
Armada de Rusia en los años sesenta del siglo pasado, cuando en los
primeros submarinos atómicos soviéticos y en el rompehielos "Lenin"
comenzaron los trabajos de reemplazo de los recursos usados de las zonas
activas de los reactores. El lugar principal de anclaje de esos barcos
era el Norte, donde estaban de guardia la mayoría de los submarinos y de
los buques de superficie con instalaciones energéticas nucleares. Y a
fin de cuentas, aquellos depósitos flotantes, una vez cumplido su papel
se convirtieron en una de las amenaza principales para la ecología del
Círculo Polar
Un
ejemplo de los más conocidos fue la base flotante de "Lence". El
carguero construido en 1941 fue el barco soviético auxiliar de la flota
atómica soviética. En 1961 fue reequipado y convertido en barco de
recargue de las zonas activas. En los veinte años siguientes, en "Lence"
iba a cumplir catorce operaciones de recargue de zonas activas de
instalaciones energéticas nucleares en los rompehielos "Lenin", "Ártico"
y "Siberia".
El combustible usado era bombeado desde la nave atómica
hasta el barco cisterna. Sin embargo, en los años sesenta ocurrió una
avería con la erosión parcial de las barras descargadas del reactor del
rompehielos atómico "Lenin". El incidente causó la elevación brusca de
la radiación en el compartimento los montajes descargados y en los
compartimentos adyacentes. Así, no resultaba posible descargar esas
barras.
En 1981, el "Lence" fue reequipado como depósito de combustible
nuclear usado y de residuos radiactivos líquidos.
En
1984, después de la segunda avería, cuando el vertido de los residuos
radiactivos líquidos condujo a la contaminación radiactiva de la mayor
parte de los compartimentos del "Lence", se decidió dar de baja el
barco, en un proceso que ha venido dilatándose ya cerca de treinta años.
Y ello porque no existían tecnologías seguras de reciclaje para tales
instalaciones.
En el barco se guardan 639 barras con combustible nuclear
usado, un total de 260 kilos de uranio U-235, más 156 kilos de
productos de fisión, y ocho kilos de plutonio Pu-239. Además, las
vasijas averiadas, mencionadas anteriormente es imposible extraer por el
método habitual. Finalmente el "Lence", como la instalación más
compleja, devino el pionero en la solución de las tareas del
desmantelamiento de estos sarcófagos nucleares flotantes.
Después
de una etapa preparatoria, en diciembre de 2013, la nave fue anclada en
la planta de reparaciones Nerpa. Allí deben aserrar del "Lence" la
infraestructura superior a fin de instalarlo en la grada del astillero
para el desmantelamiento definitivo. Los compartimentos contaminados
serán aislados con revestimientos especiales y aserrados en bloques
transportables. Esos bloques serán depositados en contenedores
sarcófagos y transportados al combinado Mayak, de la provincia de
Cheliábinsk hasta, digamos, el Juicio Final.
El trabajo avanza seguro
En
general, las operaciones para liquidar residuos nucleares no
representan un problema insoluble. La dilación de los trabajos en el
"Lence", y otros de ese tipo, se debió, fundamentalmente, a la escasez
de financiamiento, de las infraestructuras debidas y de los
profesionales aptos, en las décadas del 90 y del 2000. La situación está
hoy cambiando, han sido determinados los plazos de desmantelamiento de
los depósitos flotantes de combustible nuclear usado que cumplieron hace
tiempo su vida activa, y se ha asignado el financiamiento
correspondiente.
Una
tarea no menos importante es la del reemplazo de estos barcos. En 2011,
la Flota Atómica, Atomflot, recibió un barco especial de contenedores,
el "Rossita", destinado para la recepción y el transporte de combustible
usado y de materiales radiactivos de los submarinos atómicos. Atomflot,
que forma parte de la corporación estatal Rosatom,
se ocupará ahora del descargue y depósito del combustible nuclear usado
tanto de los buques de guerra como de los barcos con instalaciones
energéticas atómicas.
Es necesario destacar que, en la década próxima se
reducirá el volumen de este trabajo, debido a que, una parte
considerable de los submarinos soviéticos estará ya desmantelada.
Mientras que los submarinos de la nueva generación serán, en primer
lugar, no tan numerosos.
Y en segundo lugar, sus reactores dispondrán de
un plazo considerablemente mayor de servicio de la zona activa, hasta
veinte y veinticinco años, en lugar de los cinco y diez de antes. En
combinación con los proyectos de nuevas tecnologías podría hablarse,
cruzando los dedos, de la superación de la "crisis atómica ecológica".
Foto: RIAN
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