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La situación en Siria se torna cada vez más tensa. Los combates entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes llegaron a Damasco.
El miércoles, a consecuencia de
una explosión junto al edificio del Servicio de Seguridad Nacional,
perpetrado por la oposición armada, murieron varios altos mandos
militares, entre ellos el ministro de defensa y su segundo. En esta
situación, tampoco es posible contar con el Consejo de Seguridad de la
ONU, que no consigue redactar un proyecto de resolución sobre Siria que
satisfaga a Rusia, EEUU, China y Europa. En medio de esto, Washington
inició conversaciones con Israel sobre el bloqueo de las reservas del
armamento químico sirio, en caso de colapso y caos en este país.
Los
rebeldes han llegado hasta el corazón del régimen, los edificios más
protegidos de Damasco. Y en pocos segundos lograron eliminar a los
partidarios clave del presidente Bashar Asad. Este hecho indica que la
seguridad del régimen cayó a niveles increíblemente bajos, lo cual
permite a los expertos predecir la próxima caída del régimen. Sin
embargo, es prematuro aún hablar de una capitulación, considera el
experto ruso Veniamín Popov:
–Esto
no significa que el régimen piense en la rendición, o que en entre los
allegados del presidente tiene enemigos. De existir, no utilizarían el
asesinato como medio. En cualquier caso lo obvio es que esto conllevará a
un desarrollo mucho más dramático de los acontecimientos. Es por ello
que afirmamos que es necesario regular esto por medios políticos. Y por
lo visto, la oposición está lista a combatir hasta el último ciudadano
sirio. ¿Pero después, quién quedará?
La
principal inquietud de la mayoría de los políticos, relacionados
directamente con la solución de los problemas en Siria, atañe a la
existencia de armas químicas en Siria y la posibilidad de bloquear estas
reservas. Todos comprende que si cae en manos rebeldes y deciden
usarlas, las consecuencias afectarán no sólo a la población siria, sino
también a sus vecinos. Prácticamente todo el planeta pudiera estar bajo
amenaza, considera Veniamín Popov:
–El
incremento de la violencia siempre es contraproducente, y al final
siempre conduce a consecuencias lamentables. Es preciso comprender con
claridad por qué insistimos tanto en la continuación de la misión de
Kofi Annan y en las conversaciones entre el gobierno y la oposición. El
incremento de la violencia traerá consecuencias terribles. Si esas armas
químicas caen en manos de los rebeldes, caerán en manos de Al-Qaeda, y
serán utilizadas, en primera instancia contra EEUU e Israel. Por ello es
necesario apagar cuanto antes ese incendio y hallar una solución
pacífica.
La situación en Siria se complica
puesto que en caso del derrocamiento de Bashar Asad no existe un
pretendiente real a su puesto, así como no existe una fuerza claramente
organizada. El país se halla al borde de un caos inevitable y sucesivos
conflictos bélicos, en opinión del orientalista ruso Gueorgui Mirski:
–El
poder caerá en manos de los Hermanos Musulmanes o incluso, Al-Qaeda. Y
si el país realmente dispone de armas químicas, resulta legítima la
preocupación de todos, y no sólo de EEUU e Israel. ¿A dónde irán a parar
esas armas, qué sucederá? Por tanto considero que estas preocupaciones
son bien comprensibles. Por ello tanto los norteamericanos como los
israelíes tratan de averiguar dónde Bashar Asad concentró sus armas
químicas, y lanzar un comando de tropas especiales para bloquearlas y no
permitir que caigan en manos de los terroristas internacionales. Pero
por otro lado hay que tener en cuenta que se trata de una operación
militar en un país ajeno.
La retirada de
Siria del jefe de la misión de la ONU, general-mayor Robert Mood, quien
abandonó Damasco sin esperar la decisión del Consejo de Seguridad, es
otra confirmación de que la situación en este país se torna cada vez más
tensa. Antes de su partida, declaró que no tenía sentido reanudar el
trabajo de la misión hasta que la violencia no cesara y no se
estableciese un diálogo político.
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