lunes, 1 de octubre de 2012

UAS MALE franco-británico

 

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Gran Bretaña ha gastado en los últimos cinco años más de 2.000 millones de libras (2.500 millones de euros) en la compra y desarrollo de vehículos aéreos sin tripulación (UAS). A esa cifra se van a sumar otros 2.000 millones de libras más para la nueva aeronave sin tripulación de media altitud y gran autonomía (MALE) que ha proyectado junto a Francia.
Un estudio realizado por el grupo activista británico Drone Wars UK, del que se ha hecho eco el diario británico The Guardian, recoge estos datos. El informe apunta además que de los 76 países que disponen de UAS únicamente tres, Reino Unido, EE UU e Israel, los están empleando equipados con armas en operaciones militares.
Gran Bretaña adquirió seis Reaper a Estados Unidos en octubre de 2007 para emplearlos en Afganistán. Según el informe, que se basa en detalles recogidos de respuestas parlamentarias y comunicados del Ministerio de Defensa, ya se han gastado 500 millones de libras en este modelo. Además, se han dedicado otros 847 millones de libras en el sistema Watchkeeper, un avanzado UAS de vigilancia y determinación de objetivos que está siendo probado en el espacio aéreo restringido de Parc Aberpoth, en Gales.
Por otra parte, el gobierno británico ha destinado millones de libras en la investigación de nuevos UAS de combate, incluido un contrato de 30 millones de dólares con BAE Systems para los programas Mantis y Taranis.
El informe también explica que el Ministerio de Defensa espera gastar 2.000 millones de libras en la iniciativa anglo-francesa de un UAS MALE, denominado Scavenger UAS, durante toda la vida útil del sistema. El fundador de Drone Wars UK y autor del informe Shelling Out: UK Government Spending on Unmanned drones, del que se extraen estas afirmaciones, apunta que esa cifra podría estar incluso por debajo del dato real, que resulta difícil de conocer por la “dificultad que hay hasta el día de hoy de obtener las cifras de gasto público que se emplean en desarrollar tecnologías para nuevos drones”.
El estudio advierte sobre las cuestiones éticas y morales que deberían analizarse y debatirse acerca del uso excesivo de estas armas por los militares y de su probable empleo en la esfera civil.
Cole apunta que “expertos de Naciones Unidas, juristas y defensores de las libertades civiles coinciden en expresar una profunda preocupación por el creciente uso de aviones no tripulados.
Este activista explica que en un momento de difíciles recortes en el gasto público, “no puede ocurrir que el Reino Unido esté invirtiendo miles de millones de libras en el desarrollo de nuevos UAS sin el oportuno escrutinio parlamentario o debate sobre las serias cuestiones legales y éticas que rodean el uso de esta tecnología”.
Lo que Cole pretende, según la información de The Guardian, es que el Comité de Defensa de la Cámara de los Comunes realice una investigación sobre el uso de aeronaves sin tripulación en el ejército británico, que los ha estado empleando en Afganistán durante cuatro años. Además, considera que otras comisiones parlamentarias también son responsables de la supervisión en este ámbito, principalmente si los UAS se van a emplear sobre los cielos de Gran Bretaña con fines civiles.
Para Cole “existe una serie de preguntas y cuestiones serias acerca del creciente uso de drones no tripulados para propósitos civiles y militares”. Entre ellas, cita, cuestiones sobre si con estos aparatos se consigue evitar los costes políticos de las intervenciones militares, o sobre su verdadera precisión operativa, o sus implicaciones en la privacidad y las libertades civiles y acerca de cuál es la línea hasta donde debería permitirse el desarrollo de sistemas sin tripulación autónomos.
La información del diario británico recoge las declaraciones de un portavoz del Ministerio de Defensa Británico reconociendo que todas estas preguntas “y más, necesitan ser debatidas abierta y honestamente, y requieren un cuidadoso análisis de las evidencias disponibles”.
Según esta fuente, “todas las adquisiciones del Ministerio de Defensa están sujetas a un duro escrutinio”. En cuanto a las operaciones en Afganistán, “la principal contribución de los sistemas aéreos dirigidos por control remoto”, añade, es la “vigilancia y reconocimiento para proporcionar información vital para la protección a nuestras tropas. Una proporción muy pequeña de las operaciones de estas aeronaves implican el uso de armas y únicamente el Reaper está armado. En las raras ocasiones en que las armas del Reaper se utilizan, se siguen las mismas estrictas reglas que rigen el uso de armamento en los aviones tripulados”, asegura.
Por su parte, el portavoz de Defensa del Partido Laborista, en la oposición, Jim Murphy, ha afirmado que los UAS ya son “una parte importante de la guerra moderna”. En su opinión,  “debemos emplear tecnología avanzada para fortalecer nuestra seguridad nacional, pero siempre tenemos que ser capaces de controlar adecuadamente el gasto”.
Los Reaper británicos han disparado más de 280 misiles guiados por laser y bombas contra presuntos insurgentes en Afganistán en los cinco primeros meses de este año. Como resultado de estas operaciones han muerto cuatro civiles, según el Ministerio de Defensa Británico, pero la cifra resulta poco fiable para los activistas de derechos humanos que argumentan que los militares basan sus datos en la presentación de quejas formales sobre las muertes.

Foto: Ministerio de Defensa del Reino Unido
Infodefensa.com

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