Fuente: Photoshot/Vostock-Photo
Si hay que nombrar un sistema de artillería que ha cambiado la
manera de luchar, una buena opción sería el Grad BM-21, un sistema de
lanzamiento múltiple de cohetes. Es posible encontrarlo en medio del
caos en Oriente Próximo o en la guerra civil en Ucrania.
Como en una camioneta de fontanero cargada
de tuberías, el sistema móvil lleva 40 cañones bien organizados detrás de la
cabina del conductor.
Pero se muestra con más frecuencia disparando que en
movimiento, ya que el efecto visual de estas unidades en acción inspira terror.
En 20 segundos, el MB-21 lanza al cielo todos sus 40 proyectiles de 66 kilos.
A
más velocidad de la que el ojo humano puede seguir, estos cohetes de 122 mms
viajan entre 5 y 30 kilómetros, sembrando la destrucción, los escombros y el
pánico en un área de 14 hectáreas cuadradas.
El efecto explosivo es equivalente al de los
proyectiles de artillería de 152 mms, pero producen incluso más metralla.
Operado por tres soldados, el BM-21 fue
concebido originalmente para destruir concentraciones de tropas y equipamiento
en guerras importantes. Pero, gracias a su movilidad, el sistema de lanzamiento
múltiple de cohetes (MLRS) Grad tiene una amplia zona de acción, y está listo
para disparar con rapidez y retirarse inmediatamente, lo que lo hace adecuado
también para una guerra de guerrillas.
En su uso militar regular, el BM-21 tiene
una mira metálica y puede ser disparado a un objetivo concreto; pero, cuando
empezó a entrar en acción en los conflictos locales en todo el mundo, se
utilizó cada vez más para disparar ráfagas rápidas e indiscriminadas hacia el
enemigo, con grandes riesgos de daños colaterales.
Siguiendo la tradición en los sistemas de
lanzamiento múltiple soviéticos, el Grad, “granizo”, tomó su nombre de un
fenómeno atmosférico espectacular; como el Uragan “huracán” o el Smerch, “tornado”.
Entró en servicio en 1963, reemplazando con
eficacia al legendario BM-13 Katiusha, el terror de las fuerzas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial.
Fuente: Photoshot/Vostock-Photo
A
principios de los años 60, el Ejército soviético había decidido que los 10 kms de
rango de alcance del Katiusha y sus 16 cañones ya no estaban a la altura.
Los diseñadores del nuevo sistema Tula
abandonaron el uso de cohetes a turborreacción, que tenían toberas laterales
para lanzar el proyectil y aumentar su precisión, y optaron en su lugar por
estabilizadores desplegables.
Con la introducción de un raíl de lanzamiento
tipo tubo, también lograron aunar los mejores elementos de otros MRLS en uso,
que parecían incompatibles.
El BM-21 fue entregado a numerosos
batallones de infantería motorizada y divisiones de manejo de tanques. Al cabo
de poco tiempo, también fue adoptado por varios ejércitos de todo el mundo. En
total, más de 11.000 de estos sistemas móviles, en todas sus versiones, han
sido construidos desde 1964.
Nuevas versiones del sistema Grad fueron
entregadas a varias unidades de combate, desde marinas a fuerzas de guerrilla.
A mediados de los años 60, se desarrolló incluso un sistema de proyectiles
ligeros, el Grad-P, a petición de Vietnam. Esta arma, manejable por un solo individuo,
incluía un sistema de transporte parecido a una mochila y podía ser utilizada
en terreno montañoso inaccesible a la artillería montada sobre vehículos.
El primer fuego real del Grad se disparó en
la frontera entre Rusia y China en 1969, cuando las tropas chinas invadieron la
isla Damanski en el río Ussuri. Ante la gran presión de las tropas regulares
chinas, la guardia fronteriza soviética se vio obligada a replegarse.
Como no
llegaron órdenes diferentes desde Moscú, el comandante del distrito militar del
Lejano Oriente, el teniente general Oleg Losik, ordenó el uso del BM-21, que
aún era material clasificado y del que acababan de recibir 60 unidades.
El regimiento de artillería los disparó,
junto con varias baterías de morteros; el bombardeo combinado se adentró unos
20 kms en el territorio chino. Las fuerzas enemigas que habían cruzado la
frontera sufrieron graves daños y sus reservas y suministros fueron destruidos.
Cuando las tropas soviéticas volvieron a
ocupar la isla, toda su superficie, de 1 km2, estaba abrasada. Los soldados
apenas podían creer que fuese el resultado de fuego de artillería, y se
difundieron rumores sobre el uso de armas químicas.
Después de que el BM-21 fuese
desclasificado, se exportó a varios países y desempeñó un papel decisivo en el
desarrollo de su historia.
En 1975, las fuerzas de Cuba y Angola
emplearon los sistemas Grad en el Congo para contener el avance de las unidades
de Zaire y Sudáfrica hacia la capital angoleña, Luanda. Así, el país pudo
finalmente declarar su independencia de Portugal, según planeaba, el 11 de
noviembre de 1975.
El BM-21 también se usó en Afganistán, a
menudo para bombardear posiciones de los muyahidines en zonas de montaña. El
Grad también tuvo un papel destacado en la operación Highway en 1987, cuando
ayudó a aniquilar una gran cantidad de enemigos y a despejar las rutas hacia la
provincia de Jost, en el sureste, que se había quedado aislada del resto del
país.
Hoy en día, el BM-21 es utilizado en más de
50 países en todo el mundo. En Rusia está siendo gradualmente desplazado por
los sistemas Grad-1, Uragan y Smerch. Pero, a pesar de su mayor capacidad de
disparo, están aún por detrás de su hermano mayor en términos de experiencia en
combate y fama.
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