Usaid Barho es un joven sirio de 14 años que soñaba con ser médico cuando se sintió “seducido” por los yihadistas.
Hoy en día, cosidera que ese sentimiento era fruto de un lavado de
cerebro: “Me metieron en la cabeza la idea de que los chiítas son
infieles, y que teníamos que matarlos”, contó al 'New York Times'. También afirma que amenazaron con violar a su madre si no se unía a las filas del Estado Islámico.
A continuación, Barho fue enviado a uno de los campos de entrenamiento que el EI tiene en Siria e Irak,
a los que llegan entre 200 y 300 menores cada mes. Allí se les enseña a
usar armas y a perpetrar todo tipo de ataques.
Según Usaid Barho, allí
aprendió a manejar armas de fuego y le obligaban a ver vídeos de ejecuciones.
Pero también veía otras cosas: cómo los combatientes fumaban y cometían
acciones en principio contrarias al Islam. Usaid comenzó a
desilusionarse con el movimiento.
Por eso puede resultar sorprendente que, cuando llegó el momento de elegir entre ser un combatiente o convertirse en un terrorista suicida,
Usaid Barho escogiera esta segunda opción.
El EI le envío a atentar
contra una mezquita chiíta en Irak. Pero Barho tenía otros planes: se
entregó a las fuerzas iraquíes contándoles que llevaba una bomba,
y fue arrestado. En estos momentos, está siendo interrogado pero,
gracias a su conducta, podría librarse de una condena. Eso sí, Usaid
Barho ha conseguido su objetivo de escapar del EI.
0 comentarios:
Publicar un comentario