Las Fuerzas Armadas de Irán probaron la semana
pasada su propio drone ‘suicida’, que puede impactar contra los
objetivos que se le indiquen. El aparato ha sido bautizado con el nombre
de ‘Yasir’ por algunos medios, mientras que otros lo denominan ‘Raad-85’. Ha sido descrito como una “bomba móvil” por el general iraní Ahmad Reza Pourdastan; “puede llevar a cabo un ataque cuando se identifica un objetivo sospechoso”, sea aéreo, naval o terrestre.
Yasir está equipado con cámaras de reconocimiento, puede llegar a
volar durante ocho horas seguidas en un rango de 200 km y alcanzar una
altitud de 4.500 metros.
Ha sido probado en las maniobras ‘Mohammad Rasoulallah’
–en español, ‘Mohamed, el Mensajero de Dios’-, que empezaron el jueves y
tienen una duración de seis días. Los ejercicios se están llevando a
cabo en un espacio de 527.000 km2, cerca del Estrecho de Hormuz –un
lugar por el que circula la quinta parte del suministro mundial de
petróleo-.
Para los expertos occidentales, el Yasir es la
versión iraní del drone estadounidense ScanEagle. En diciembre de 2012,
Irán denunció que había detectado tres de estos aparatos en su
territorio, tras violar su espacio aéreo en el Golfo Pérsico, y capturó
uno de los aparatos, lo que le permite ahora contar con su propia
versión modificada.
El país ya cuenta con vehículos aéreos no tripulados
como el Shahed-129, un drone con una autonomía de 1.700 km, una autonomía de 24 horas… y la capacidad para transportar ocho bombas o misiles.
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