Se ha mostrado contraria a aumentar la
presión para forzar las negociaciones, como acordaron EE UU, Corea del
Sur y Japón la semana pasada. Fuente: EPA
Rusia apuesta por la vía diplomática para reducir las tensiones en
la península de Corea. A pesar de la sonada ausencia de Kim Jong-un en
el desfile de la Victoria del pasado 9 de mayo, Moscú mantiene vínculos
con el régimen. El acercamiento responde a la creciente importancia
geopolítica que está adquiriendo la región del sudeste asiático.
“No
se hablará sobre conspiraciones a las espaldas de nadie, no lo permitiremos
bajo ningún concepto”, anunció el enviado especial, Grigori Logvinov, a la
agencia RIA Novosti, comentando el contexto de la reanudación de negociaciones
a seis bandas relativas al programa nuclear de Corea del Norte.
Según Logvinov, “los anuncios sobre un
aumento de la presión y el endurecimiento de las medidas son contraproducentes
y no llevarán a nada positivo”.
Recientemente, la alta diplomacia de EE UU,
Japón y Corea del Sur celebró una reunión en Seúl, en la que se acordó incrementar la presión y las sanciones contra Corea del
Norte para forzar a Pyongyang a volver a la mesa de negociación.
Los diplomáticos rusos, a juzgar por las
declaraciones de Logvinov, parten de la base de que las nuevas sanciones no son
necesarias para reanudar las negociaciones, sino que hay que dar pasos para
fortalecer la confianza mutua y “reducir el nivel de actividad militar”.
Los expertos, mientras tanto, son escépticos
sobre las perspectivas de que los seis países implicados reanuden las
conversaciones y subrayan que las partes del proceso de negociación tienen
puntos de vista muy diferentes.
“Para los EE UU y sus aliados, la
negociación es un arma con la que presionar a Corea del Norte para que se
desarme y cambiar el régimen del país”, dijo Konstantín Asmolov, investigador
principal del Centro de Estudios Coreanos del Instituto de Estudios del Lejano
Oriente. “Para Corea del Norte, es un medio de obtener una legitimación
limitada de su estatus nuclear”.
Mientras tanto, en la actualidad, podría
darse una situación en la que Moscú duplicase o triplicase sus esfuerzos para
estimular las conversaciones con Corea del Norte. “Intensificar el proceso de
negociación sobre el programa de Corea del Norte es terriblemente importante
para Rusia”, dice Gevorg Mirzayan, investigador del Instituto para los EE UU y
Canadá, en una entrevista con RBTH.
“Moscú quiere utilizar el proceso de
negociación para fortalecer su posición en la región, especialmente en términos
de vínculos con Corea del Sur y Japón. Al no tener relaciones cercanas con
estos países, puede ser estratégicamente ventajoso para el 'giro hacia el Este'
del Kremlin, que en otro caso podría volverse excesivamente dependiente de
China”.
Rusia
puede ofrecer garantías de seguridad
En la actual situación, Rusia tiene la
oportunidad de desempeñar el papel de mediador honesto. Por ejemplo, Rusia
podría ayudar a mitigar la desconfianza entre las partes, que es ahora el
principal obstáculo. “Como cuando Gaddafi desistió de su programa nuclear. Bien
¿dónde está Gaddafi?”, es la pregunta retórica de Konstantín Asmólov. Rusia
podría ayudar a solventar este problema proporcionando garantías de seguridad a
Corea del Norte, como en el caso de Irán, además de almacenar los materiales nucleares norcoreanos.
En Pyongyang parece haber acuerdo sobre que
Moscú se implique más activamente en el proceso de negociación. “Kim Jong-un,
como su padre, concede gran importancia a las relaciones con Rusia. El mundo
entero prestó gran atención al hecho de que el líder de Corea del Norte no
asistiera a las celebraciones del día de la victoria el pasado 9 de mayo, pero
se le escaparon otros dos factores.
En primer lugar, sí asistió el segundo de a
bordo en la jerarquía norcoreana, Kim Yong-nam. Además, justo después de las
noticias en la televisión nacional norcoreana, hubo un discurso de diez minutos
del embajador ruso, dedicado a la Segunda Guerra Mundial, sus resultados y las
consecuencias para ambos países. Se trata de un evento sin precedentes”, dice
Konstantín Asmólov.
La gran atención que se dirige a Rusia
también está relacionada con otro factor. “Corea del Norte se ve abrumada por
sus vínculos especiales con China, un apoyo clave del régimen norcoreano”,
explica Guevorg Mirzayán.
“Con o sin motivo, Pyongyang no se fía de
Pekín, sospecha constantemente de que los chinos tratan de cambiar el régimen
y/o convertir a los norcoreanos en sus vasallos.
Por tanto, Corea del Norte
está buscando alternativas para nuevos socios”, dice el experto. Moscú saldría
beneficiada de estas relaciones especiales con Corea del Norte, ya que
constituirían un comodín para negociar con los EE UU y la posibilidad de
exigirles concesiones en otras áreas de la política internacional.
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