Después de la caída de la URSS, Ucrania mantuvo fábricas de la
industria militar, almacenes de armamento e incluso tecnología de
misiles y de munición atómica. Este potencial le permitió al joven
estado afianzarse en los mercados internacionales de armamento.
Las
industrias armamentísticas de Rusia y de Ucrania no son solo hermanas,
sería más fácil definirlas como hermanos siameses que quisieran vivir de
forma independiente, aunque separar el cuerpo común que se creó en los
años soviéticos podría resultar mortal para ambos.
En el territorio de Ucrania quedaron 3.594
empresas de la industria militar soviética, en las cuales trabajan unas 3
millones de personas. Prácticamente todas estaban unidas por lazos de
cooperación con las empresas que se quedaron en Rusia, cuya industria
armamentística también estaba sumida en el caos de los años 90.
Para las nuevas autoridades era más sencillo y
rentable vender armas de los almacenes soviéticos, gracias a su inmensa
cantidad. Se dedicaron a ello durante todos los años 90, vendiendo tecnología
militar a precios de saldo en puntos calientes como Yemen, Sudán, la República
Centroafricana y Somalia.
Según los datos del Instituto
internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) de 2013
Ucrania mantiene una sólida posición en el ranking de los principales
exportadores con un cuarto puesto, detrás de productores tan importantes
a nivel mundial como EE UU, Rusia y China.
En 1997, al no haber pedidos del gobierno, el
número de empresas de defensa de Ucrania se redujo a un quinto. En lugar de 350
aviones al año, la producción en Ucrania se redujo a cero, en lugar de 800
tanques en 1994 no se produjo ni uno solo, los astilleros ucranianos, que
realizaban el 40% de los pedidos de barcos de la URSS, quedaron prácticamente
destruidos.
Sin embargo Ucrania mantuvo una industria
aeronáutica, de construcción de tanques, de misiles y la producción secundaria
de centralitas y accesorios competitiva, sin las cuales no podrían salir al
mercado internacional las empresas rusas. Por eso a mediados de los años 90,
durante los años más revueltos, las empresas ucranianas comenzaron a buscar
ventas en el extranjero.
Mercados de terceros países: conflicto de
intereses
Los ucranianos llegaron incluso a
introducirse en el mercado chino, de gran importancia para la industria
militar desde el punto de vista de obtención de tecnología. En 1994
Ucrania vendió a China 56 misiles dirigidos aire-aire y en 2013
dos barcos gigantes de desembarco aerodeslizador Zubr, a los que adjuntó la documentación tecnológica. La venta provocó la airada
protesta de Rusia ya que los chinos antes de la firma del contrato con Ucrania
habían realizado negociaciones con Rusia, sin embargo allí habían impuesto
condiciones más fuertes: la construcción inicial de 10-15 barcos en la
Federación Rusa y solo después la
entrega de la documentación tecnológica.
¿Se librará Rusia de la dependencia
ucraniana?
Aunque Rusia y Ucrania compiten en el mercado
de armamento de productos elaborados, siguen colaborando de forma estrecha en
la fase de producción. Más del 70% de los suministradores de sistemas y
accesorios de las empresas de defensa ucranianas se encuentran en Rusia.
Sin la participación de Rusia Ucrania no
podría producir más que tanques y modelos antiguos de BTR. Pero Rusia también
depende en gran medida de la industria militar ucraniana, para la exportación
ucraniana el mercado ruso supone casi el 60%.
Sin embargo, tras los cambios en el Gobierno de
Kiev, parece que la colaboración será complicada. Al día de hoy Ukroboronprom
ha interrumpido el suministro de armamento y tecnología militar a la Federación
Rusa. Hasta que el conflicto no se enfríe, las relaciones entre Ucrania y Rusia
en este ámbito han quedado congeladas.
Rusia ha tomado en los últimos años medidas
para liberar a su industria militar de la dependencia ucraniana. En concreto el
suministro de motores para helicópteros ucranianos comenzó a sustituirse por
producción propia.
Para la sustitución completa, según datos del
Ministerio de Industria y Comercio de Rusia, quedan todavía entre dos y dos
años y medio. En Rusia ya se han comenzado a producir motores para el
avión de entrenamiento Yak-130 que antes se producían en Ucrania.
Rusia ha diseñado y producido sin
participación de la Oficina de diseño Yuzhnoe sus modernos misiles balísticos Topol-M, Yars y Bulavá.
La Federación Rusa se negó a utilizar los
motores de helicóptero producidos por Motor-Sich en la construcción del nuevo
helicóptero Ka-60. A
diferencia de los sistemas de defensa aérea S-300, en el S-400 Triumf ya no se utilizan componentes ucranianos.
Rusia también ha obtenido de Ucrania
el derecho para la versión de transporte militar del avión An-140 que se
ensambla en la fábrica de Samara Aviakor.
En la actual situación de confrontación las
amenazas de interrumpir la colaboración en tecnología militar pueden resultar
un útil instrumento para presionarse mutuamente, sin embargo la definitiva
separación del cuerpo común de los 'siameses' dejará herida a la industria rusa
y tendrá consecuencias letales para un gran número de empresas ucranianas.
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