El Ejército de EE.UU. lanzó un prototipo hipersónico… para destruirlo segundos después, al detectarse un fallo que amenazaba la seguridad de la población civil.
El pasado 25 de agosto, la llamada “Arma Hipersónica Avanzada” (o Falcon HTV-2) partió en plena madrugada del Complejo de Lanzamiento Kodiak
(en Alaska).
Sin embargo, “el vuelo fue abortado en los cuatro primeros
segundos”, tal y como reconoce la portavoz del Pentágono Maureen Schumann a la web Space.com.
Los miembros de las Fuerzas Armadas
estadounidenses que se encontraban al frente de la prueba detectaron
una anomalía con la que el arma suponía un peligro para la seguridad
pública y decidieron acabar con ella. Sus restos cayeron dentro de los
terrenos del complejo militar.
Un vuelo hipersónico
se define por volar al menos a velocidad Mach 5: Es decir, cinco veces
la del sonido (que es de 1.226 km/h al nivel del mar).
El objetivo del
programa al que pertenece el artefacto destruido (“Ataque Global Inmediato Convencional”
–CPGS, por sus siglas en inglés-) es conseguir un arma que pueda
destruir cualquier objetivo de la Tierra sólo una hora después de
obtener permiso para lanzarla.
Curiosamente, el mismo arma, desarrollada por la agencia de proyectos del Pentágono DARPA, ya había sido probada repetidas veces con anterioridad. En
estos momentos, hay una investigación del Pentágono en curso para
determinar las causas del problema sufrido por el arma hipersónica.
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