El 29 de julio la Real
Fuerza Aérea Australiana (RAAF) recibió en las instalaciones de Boeing,
en Saint Louis, el primero de sus doce aviones de guerra electrónica
EA-18G Growler.
Tras la entrega, el avión se desplazará a la Estación
Aérea Naval de China Lake en California para la realización de ensayos y
después a la de Station Whidbey Island en Washington donde los pilotos
australianos ganarán experiencia formándose junto a los de la US Navy.
En junio del año pasado Australia encargó doce de estos aviones para ataque electrónico aéreo (AEA por sus siglas en inglés) por 3.000 millones de dólares, convirtiéndose en el primer usuario internacional tras la Marina estadounidense.
En junio del año pasado Australia encargó doce de estos aviones para ataque electrónico aéreo (AEA por sus siglas en inglés) por 3.000 millones de dólares, convirtiéndose en el primer usuario internacional tras la Marina estadounidense.
La RAAF justifica la adquisición de un
equipo tan sofisticado como herramienta para mantener la superioridad
tecnológica sobre sus adversarios regionales y poder operar
estrechamente junto a los Estados Unidos en la región.
Los doce Growler
tendrán su base en Amberley pero no se espera su llegada a Australia
hasta 2017 estando previsto que alcance la Capacidad Operativa Inicial
(IOC) a mediados de 2018 y la plena capacidad operativa (FOC) a
comienzos de 2020.
El EA-18G Growler está basado en el F/A-18 Super Hornet que la RAAF ha adquirido en número de 24 unidades y al que acompañará en su misión de protección electrónica, perturbación o jamming táctico.
Sustituye al
Grumman EA-6B Prowler en la Navy y se trata actualmente del único avión
de este tipo en producción. Los avanzados equipos electrónicos
incorporados al avión le permiten realizar misiones de apoyo electrónico
en las que puede actuar perturbando, engañando o negando el uso de
sistemas electrónicos del adversario como los de comunicaciones o los
radares.
Entre estos equipos están receptores de radio mejorados,
sistemas de comunicaciones capaces de funcionar en un espacio
electromagnético saturado, comunicaciones por satélite o perturbadores
de alta y baja frecuencia de la familia ALQ montados bajo el fuselaje y
las alas del avión.
A pesar de las avanzadas cualidades de esta aeronave
Boeing no tiene nuevos pedidos actualmente por lo que si estos no
llegan, se cerrará la cadena de montaje del Growler y también la del
Super Hornet a finales de 2.017.
(J.N.G.)
defensa.com
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