Piratas informáticos chinos se han hecho con los diseños de
más de dos docenas de importantes sistemas de armas estadounidenses.
Entre los desarrollos comprometidos se encuentran los del avión de
combate F-35 Joint Strike Fighter, que es el mayor desarrollo militar de la historia; el del convertiplano V-22 Osprey; el del helicóptero Black Hawk; el del caza F/A-18; el del sistema de defensa naval Aegis, que es el sistema empleado en las fragatas españolas F-100, el del avión marítimo P-8I Poseidon, el del nuevo Buque de Combate Litoral, el del sistema antimisiles Thaad y el de los misiles Patriot PAC-3.
El robo ha sido revelado por el periódico norteamericano The Washington Post, que se basa en el contenido de un informe confidencial elaborado para la plana mayor del Pentágono por la Junta de Ciencias de Defensa (DSB, por sus siglas en inglés), un grupo de expertos civiles y del Gobierno creado para asesorar de forma independiente a la Secretaría de Defensa de EE UU.
El
diario americano destaca la advertencia de los expertos afirmando que
la posesión china de estos documentos podría acelerar su desarrollo
armamentístico y debilitar la ventaja de Estados Unidos en un posible conflicto.
El
informe del DSB no acusa directamente a los chinos de haber perpetrado
los robos, sino que son militares de alto nivel relacionados con el caso
los que afirman que la gran mayoría de las sustracciones son parte de
una campaña china de espionaje contra contratistas y agencias
gubernamentales de Estados Unidos.
En este contexto se explican la intensificación de las advertencias a China por parte de la Administración Obama para detener los robos informáticos.
El
DSB publicó en enero una versión abierta de su informe en el que
advertía de que el Pentágono no está preparado para hacer frente a un
ciber-conflicto a gran escala. La información revelada ahora por The Washington Post es la parte clasificada como confidencial de ese trabajo en la que se enumeran los diseños de armas afectados.
El
diario recuerda que algunos de los sistemas cuyos diseños han sido
robados conforman la columna vertebral de la defensa antimisiles del
Pentágono en Asia, Europa y el Golfo Pérsico. Entre ellos se encuentran los de los misiles Patriot PAC-3, el del sistema Thaad concebido para derribar misiles balísticos, y el de defensa Aegis de la Marina.
En esa lista también se incluyen desarrollos tan importantes como el de los aviones de combate F-35 Joint Strike Fighter y F/A-18, el del V-22 Osprey, el del helicóptero Black Hawk y el del nuevo Buque de Combate Litoral, concebido para patrullar las aguas próximas a la costa.
El contenido del informe se conoce un mes antes de que el presidente norteamericano, Barak Obama, se reúna en California con su homólogo chino, Xi Jinping.
La amenaza del ciber-espionaje
En un comunicado recogido por la web de la cadena británica BBC, el portavoz del departamento de defensa de EE UU, George Little,
explica que el Pentágono mantiene una “plena confianza en nuestras
plataformas de armas”, y que “no es correcto sugerir que las intrusiones
cibernéticas han erosionado de alguna manera nuestras capacidades o
nuestra ventaja tecnológica”.
Little añade que el Departamento de
Defensa, en todo caso, “se toma la amenaza de espionaje cibernético y
la seguridad cibernética muy en serio, por lo que hemos adoptado una
serie de medidas para aumentar la financiación que nos permita
fortalecer nuestras capacidades”.
El robo de los diseños de armas norteamericanos se conoce al mismo tiempo que Australia ha revelado que hackers chinos también les han sustraído los planos de la nueva sede de su agencia nacional de inteligencia.
China
ha emprendido una estrategia a largo plazo para modernizar sus fuerzas
armadas y socavar la ventaja militar norteamericana. El ciber-espionaje
es considerado como una herramienta clave en esta estrategia.
China
prevé incrementar su gasto de defensa cerca de un 11% este año hasta
aproximarse a los 90.000 millones de euros, lo que no llega a la sexta
parte del gasto previsto por Estados Unidos.
Fotos: Lockheed Martin
Infodefensa.com
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