Se trata de una de las armas más destructivas que aún quedan en manos de
EEUU. Hoy la desmantelan, pero no se podrá ver cómo lo hacen por
cuestiones de seguridad.
Es la bomba nuclear B53, "la última de las grandes", como dicen quienes
trabajan con ella. Pesa 4,5 toneladas, lleva casi 140 kilos de
explosivos y es tan grande como un vehículo monovolumen.
Se empleó durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962. Formó parte
esencial de la política de la Guerra Fría de EEUU. En 1997 se retiró del
armamento disponible. Y ahora ha llegado el momento de darle el adiós
definitivo.
Casi 40 años después de que se pusiera al servicio de la política de
Defensa estadounidense, la bomba nuclear B53 se desmantela hoy en Texas.
La empresa contratada por el Departamento de Energía de EEUU para estos
menesteres, Pantex, ha hecho público el acontecimiento. Pero no
facilitará imágenes del proceso por ser "información clasificada", según
ha confirmado un portavoz de Pentax .
"El mundo es un lugar más seguro con este desmantelamiento", ha admitido
Thomas d'Agostino, subsecretario de Energía para la Seguridad Nuclear
en un comunicado. "La B53 era un arma desarrollada en otros tiempos,
para un mundo diferente".
La destrucción de esta bomba de la Guerra Fría forma parte de la
política impulsada por el Gobierno de Barack Obama para reducir el papel
de las armas nucleares en la estrategia de seguridad estadounidense. Se
produce tras el último tratado START firmado con Rusia en la primavera
de 2010 y por el que ambos países acordaron reducir un 30% su armamento
nuclear.
"La B53 fue una piedra angular de la defensa nuclear de EEUU durante 35
años", apunta el gerente de Pantex en Texas, Steve Erhart. "Su
desmantelamiento final es un importante acontecimiento para este país y
para el mundo".
Foto: Departamento de Energía de EEUU
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