© RIA Novosti Pavel Lisitsyn
Rusia dispondría de la posición militar más sólida en
el caso de que estallase una guerra en el Ártico, recuerda el analista
Robert Farley en la publicación estadounidense 'The Nacional Interest'.
Durante la última década, los países ribereños del Ártico se han
encontrado con un nuevo gran problema de seguridad. El derretimiento del
hielo del Ártico ha abierto rutas de navegación y las oportunidades
para la explotación de recursos submarinos, pero también ha
intensificado la lucha por estos recursos, explica el analista en temas
militares de la revista estadounidense 'The National Interest' Robert Farley.
No es de extrañar que Rusia haya equipado sus fuerzas militares para las operaciones árticas
mejor que cualquier otro país. Durante la Guerra Fría, la Unión
Soviética se preparó muy bien para desplegar una guerra a través del
Ártico tanto en el aire y en el mar, apunta Farley. Estas son las cinco
armas más potentes con que cuenta Rusia para defender sus intereses en
el océano Ártico.
Rompehielos
El único medio capaz de asegurar el acceso al Ártico es el rompehielos
y Rusia mantiene la flota más fuerte del mundo. El calentamiento global
no elimina el hielo ártico, sino que hace el movimiento del este más
fluido y menos predecible.
Tanto buques civiles como militares
requerirán el apoyo de los rompehielos para proceder con sus tareas
habituales. Los rompehielos garantizan el acceso militar ruso al Ártico
con una certeza única. Esto le da a Rusia una gran libertad en la
planificación de su estrategia de acceso militar y a los recursos en la
región polar.
© RIA Novosti Alexei Danichev
Submarinos de ataque
A veces la mejor manera de navegar a través de hielo es evitarlo por
completo. Las armadas estadounidense, británica y soviética acumularon
una amplia experiencia en la navegación en el Ártico durante la Guerra
Fría en este sentido.
© Wikipedia
La Flota del Norte rusa, normalmente encargada de operaciones árticas, cuenta actualmente con el mayor número de submarinos de ataque de las cuatro flotas rusas.
Cazas-interceptores MiG-31, Foxhound (según la clasificación de la OTAN)
Aunque desapareciera el hielo marino, las condiciones del Ártico hacen
difícil llevar a cabo operaciones de transporte, lo que hace aumentar la
importancia de las aeronaves con base en tierra. Operando desde bases a lo largo de la ribera del Ártico, los interceptores MiG-31, de sorprendente velocidad y autonomía y potentes radares, pueden cubrir un gran espacio aéreo.
© RIA Novosti Pavel Lisitsyn
Los MiG-31, al igual que su predecesor, el MiG-25, fueron
diseñados para cazar y derribar bombarderos estadounidenses. El
Foxhound tiene una velocidad de 2,83 Mach en altura, con un radio de
combate de unos 900 kilómetros.
Rusia opera alrededor de 200
MiG-31, entre la Armada y la Fuerza Aérea, y ha tomado medidas para
reactivar y mejorar la infraestructura de apoyo a sus bases aéreas
árticas y actualizar su flota de MiG-31.
Bombarderos estratégicos Tu-95 Bear
El Tu-95 es uno de los aviones de combate más antiguo aún en
funcionamiento. Al igual que el B-52, su análogo estadounidense, las
aeronaves vuelan en un entorno estratégico muy distinto del que sus
ingenieros idearon en la década de los 50.
Sin embargo, al igual que el B-52, el Tu-95 ha demostrado tener un
fuselaje muy flexible, y sus variantes han operado siempre en una
configuración de patrulla marítima. El Tu-95 (y su variante marítima, el
Tu-142) se sienten como en casa surcando los fríos y tristes cielos del
Ártico, donde las bases en tierra se encuentran lejos y las operaciones
de portaaviones son poco viables.
En su versión clásica los Tu-95 son capaces de portar armas
antibuque y misiles de crucero aire-superficie. Su variante de patrulla
marítima, el Tu-142, puede realizar operaciones antisubmarinas. Con un
radio de combate mayor de 3.000 millas, los Tu-95 pueden operar mucho
más allá del alcance de cazas embarcadas. Al igual que EE.UU. con sus
B-52, Rusia espera que los Bear puedan continuar en servicio durante
varias décadas más, proporcionando la posibilidad de realizar
operaciones en alta mar.
Fuerzas especiales
El océano Ártico carece de grandes masas de tierra y centros de
población importantes. En estas condiciones, las numerosas tropas
'convencionales', con sus masas de infantería y vehículos blindados,
tienen poca utilidad. En cambio, las unidades que combinan movilidad y
capacidad letal tendrán ventaja.
© topwar.ru
Las fuerzas especiales rusas se llevan preparando para la guerra en el Ártico
desde hace años. Durante la Guerra Fría, los comandos del llamado
'spetsnaz' se entrenaban atacando las instalaciones de la OTAN en
Noruega, las Islas Feroe, Islandia y otros lugares. En los últimos años,
Rusia ha intensificado la formación de tropas especiales destinadas para combatir en las condiciones del Ártico.
Los submarinos, aviones y buques de superficie pueden transportar
estos comandos, los cuales que pueden capturar y mantener zonas de
difícil acceso, llevar a cabo operaciones de reconocimiento e
interrumpir las comunicaciones. Las fuerzas especiales también pueden
ayudar en misiones de búsqueda y rescate de los trabajadores civiles y
equipos en regiones inaccesibles.
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