El documental 'Crimea. El camino hacia la Patria'
cuenta cómo unos sistemas de defensa rusos únicos convirtieron la
península de Crimea en una fortaleza inexpugnable hace un año.
En el documental 'Crimea. El camino a la Patria',
emitido recientemente por la cadena de televisión nacional Rusia 1, se
muestra un episodio dedicado a los sistemas de misiles costeros Bastión-P.
En marzo de 2014, el presidente Putin ordenó desplegar varios
de estos temibles sistemas cerca de Sebastopol, en Crimea; una decisión
que, como se reveló poco después, tenía razón de ser. Muy pronto el
Bastión pudo repeler de las costas de Crimea la provocación del
destructor 'portamisiles' estadounidense Donald Cook, recuerda el diario
ruso 'Rossíiskaya Gazeta'.
Este potente barco está armado con misiles de crucero Tomahawk, que tienen un alcance de hasta 2.500 kilómetros y capacidad de portar cargas nucleares. Además, el Donald Cook está dotado del sistema naval integrado Aegis, que une todos los misiles instalados en buques en una red general. Esto les permite realizar un rastreo de forma simultánea y atacar cientos de objetivos a la vez.
Parecería que la aparición de un buque de este tipo en el mar Negro tendría que haber causado conmoción y terror. Pero sucedió lo contrario. Cuando hace un año en la costa de Crimea fueron desplegados los lanzadores Bastión con misiles supersónicos Yájont y empezó a funcionar el sistema de reconocimiento de radar Monolit-B, quienes experimentaron conmoción y terror fueron los marineros estadounidenses… Su equipo de a bordo señalizó que el buque se encontraba en la zona de posible impacto de misiles rusos.
Este potente barco está armado con misiles de crucero Tomahawk, que tienen un alcance de hasta 2.500 kilómetros y capacidad de portar cargas nucleares. Además, el Donald Cook está dotado del sistema naval integrado Aegis, que une todos los misiles instalados en buques en una red general. Esto les permite realizar un rastreo de forma simultánea y atacar cientos de objetivos a la vez.
Parecería que la aparición de un buque de este tipo en el mar Negro tendría que haber causado conmoción y terror. Pero sucedió lo contrario. Cuando hace un año en la costa de Crimea fueron desplegados los lanzadores Bastión con misiles supersónicos Yájont y empezó a funcionar el sistema de reconocimiento de radar Monolit-B, quienes experimentaron conmoción y terror fueron los marineros estadounidenses… Su equipo de a bordo señalizó que el buque se encontraba en la zona de posible impacto de misiles rusos.
En consecuencia, el mando del destructor no quiso tentar la suerte
y se alejó del lugar con tanta celeridad que "es posible que nunca
antes se hubiera visto en el mar Negro un 'ocho' como el que dibujó en
el agua el destructor estadounidense Donald Cook durante su huida del
alcance del Bastión", contó el comandante de la Flota del Mar Negro
rusa, el almirante Alexánder Vitkó.
El Bastión puede destruir tanto buques individuales como convoyes marítimos enteros. Sus misiles antibuque Yajont tienen un alcance de 300 kilómetros y logran una velocidad de 751 metros por segundo. El intervalo entre lanzamientos es corto: 2,5 segundos.
El Bastión puede destruir tanto buques individuales como convoyes marítimos enteros. Sus misiles antibuque Yajont tienen un alcance de 300 kilómetros y logran una velocidad de 751 metros por segundo. El intervalo entre lanzamientos es corto: 2,5 segundos.
El sistema de control Bastión incorpora un programa según el cual los
primeros blancos a destruir en los convoyes enemigos son los buques de
escolta, y solo después es atacado el buque insignia. Cada uno de los
misiles opera estrictamente contra su objetivo programado. Los expertos
dicen que ninguna nave del mundo tendrá tiempo para defenderse de un
ataque de ese tipo.
27 estadounidenses dejan la Armada asustados por los cazas rusos
Apenas un mes después de la infame fuga, el
propio Donald Cook se llevó un susto de la mano del veterano bombardero
táctico Su-24, que hizo 12 pasadas a baja altitud, simulando un ataque a
la nave, que volvía a navegar por el mar Negro.
Konstantin Chalabov / RIA Novosti
Los expertos coinciden en que el avión ruso utilizó su sistema de
guerra electrónica Jibiny, causando el estupor de la tripulación de la
nave estadounidense. El Jibiny, el actual sistema de guerra electrónica ruso, habría 'apagado' las pantallas de los radares
del destructor, dejándolo indefenso.
Como consecuencia, el destructor
se dirigió rápidamente a un puerto rumano donde los estadounidenses
pudieron restablecer los nervios. Pero no todos lo consiguieron: el
estrés resultó demasiado fuerte para 27 marineros, que presentaron
solicitudes de renuncia.
Más tarde, el portavoz del Pentágono, Steve Warren, lanzó acusaciones
contra Rusia. "Esta acción provocadora y nada profesional de Rusia es
inconsistente con su protocolo nacional y con los previos acuerdos sobre
la interacción profesional de nuestros Ejércitos", dijo Warren, sin
explicar por qué el Donald Cook estaba violando la Convención de
Montreux, que no permite que los buques de guerra de países que no
tienen salida al mar Negro permanezcan en él más de 21 días.
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