Justo hace treinta años la tropa del 'Juicio Final'
del Ejército soviético instaló sus primeros sistemas de misiles
intercontinentales Topol, marcando así un punto de inflexión en la
confrontación nuclear entre las dos superpotencias del momento. El hecho
de que estos sistemas, aunque muy actualizados, todavía ocupen un lugar
digno en la doctrina de defensa rusa tiene su explicación.
Ahora que se considera que la principal amenaza para la seguridad nuclear de Rusia emerge del llamado 'Ataque Global Inmediato'
de EE.UU., que en teoría debería destruir todas las instalaciones de
misiles intercontinentales en silos, los Topol y sus herederos siguen
siendo uno de los elementos clave del sistema de disuasión nuclear ruso.
Los misiles Topol operativos hace 30 años y los Topol-M actuales son
muy diferentes, aunque su concepto no se ha variado desde entonces.
En el momento de la instalación del primer Topol la confrontación
nuclear entre la Unión Soviética y EE.UU. adquirió un carácter
cualitativo. El enfrentamiento entre las dos superpotencias se ha
convertido en una lucha entre las llamada 'triadas' nucleares: o lo que
es lo mismo, portadores de armas nucleares en bombarderos estratégicos,
sistemas de misiles con base en tierra (en silos) y submarinos.
Desde su fundación, la tropa de misiles estratégicos de la URSS se basaba en instalaciones en silos, mientras que los otros dos elementos citados de la 'triada' parecían vulnerables. Se hacía evidente la superioridad de EE.UU. en misiles en silos: la estrategia de la disuasión nuclear se estaba yendo a pique.
Desde su fundación, la tropa de misiles estratégicos de la URSS se basaba en instalaciones en silos, mientras que los otros dos elementos citados de la 'triada' parecían vulnerables. Se hacía evidente la superioridad de EE.UU. en misiles en silos: la estrategia de la disuasión nuclear se estaba yendo a pique.
Fue entonces cuando a los ingenieros soviéticos se les ocurrió la
idea de desarrollar al menos un sistema capaz de evitar el impacto por
parte de EE.UU. debido a la falta de ubicación fija en la tierra.
Los Topol y sus herederos directos, los actuales sistemas Topol-M y
Yars nacieron como parte de una estrategia de guerra nuclear
absolutamente nueva. Su verdadero significado no eran sus
características como misiles balísticos, sino la posibilidad que tenían
de cambiar constantemente de ubicación, indica el portal ruso Vzgliad en un artículo dedicado al 30 aniversario de los Topol.
Los misiles en silos ya parecían absolutamente 'condenados' en caso
de un ataque, mientras que los desplazamientos de este nuevo tipo de
instalaciones, en perpetuo movimiento (aproximadamente al mismo tiempo
aparecen los llamados 'trenes nucleares', cuyo mantenimiento sin embargo
resultó muy complicado), siguen siendo hasta ahora difíciles de
rastrear. De esta manera el ataque de respuesta se hizo inevitable.
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