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No lejos de Vladivostok, en la ciudad de Najodka será desplegado un regimiento del último sistema de defensa antiaérea, S-400.
Este armamento debe sustituir la
versión anterior de sistema de cohetes antiaéreos S-300, protegiendo así
las regiones estratégicamente importantes del país, ante posibles
ataques de misiles balísticos.
El motivo oficial para
el despliegue en Najodka de este novísimo sistema es el de la necesidad
de garantizar la seguridad aérea de la Cumbre del APEC, Foro de
Cooperación económica Asia-Pacífico, que se inaugura próximamente en
Vladivostok. Una actividad de tal envergadura puede, sin duda, atraer la
atención de organizaciones terroristas, capaces de organizar,
teóricamente, algo parecido a lo del 11 de septiembre de 2001. La
protección ante tales amenazas es indispensable pero, es evidente que,
las tareas de la nueva unidad de la defensa antiaérea en el Lejano
Oriente no se circunscribirá a ello. Los sistemas S-400 llegan para
quedarse largo tiempo en Primorie.
La situación en la
región no puede ser definida de tranquila. Pues, aparte de las
crispaciones frecuentes en la península de Corea, capaces de degenerar
en conflictos al rojo vivo que afecten a Rusia, valga llamar la atención
al hecho que, el Lejano Oriente y la región asiática del Pacífico se
tornan una arena de rivalidad militar cada vez más seria. Todos los
grandes países de la región asiática del Pacífico incrementan sus
posibilidades. Y Rusia no puede ser la exclusión.
Resulta
difícil predecir qué aviones y otros aparatos pueden ser los blancos
para los S-400, pero el listado de las amenazas más vigentes dista de
ser muy largo. Y uno de los primeros lugares en él ocupa Japón, país que
con frecuencia y sonoridad crecientes presenta sus reclamos
territoriales a Rusia. Es mínima la probabilidad de que Japón opte por
una solución bélica del asunto, pero no puede ser descartada, sin
embargo.
En 2007 comenzó la producción en serie de
los cohetes S-400, y hasta 2011 inclusive habían sido desplegados solo
dos regimientos, provistos del nuevo sistema. Tan solo cuatro divisiones
de ocho rampas de lanzamiento cada una. En la primavera de 2012, un
regimiento más fue desplegado en Kaliningrado, y el segundo se emplaza
ahora en Najodka. El Ministerio de Defensa dispondrá, entre 2011 y 2020,
de cincuenta y seis divisiones de S-400.
Uno de los
problemas principales es hoy el de la elección de las regiones de
despliegue del nuevo sistema antiaéreo. Aparte de los evidentes, como la
región de la capital, el noroeste, el Lejano Oriente, la región
industrial de los Urales, están los lugares no tan evidentes pero que
reclaman una atención. Se trata en particular de la región del círculo
polar donde, descontando la península de Kola, no existe prácticamente
una infraestructura organizada de defensa antiaérea. Tomando en cuenta
el alcance de los nuevos sistemas, su despliegue en el norte ayudaría a
crear una barrera adicional para el enemigo que se afane en abrirse
paso, a través de la zona ártica, para adentrarse en el territorio de
Rusia.
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