Continúa la sucesión de movimientos de
presión prebélicos por parte de EEUU y Corea del Norte. Washington ha
dado luz verde al despliegue de un nuevo destructor antimisiles en aguas
surcoreanas, el "USS Decatur". Éste se complementará junto con los
otros destructores norteamericanos que se encuentran activos en la zona,
el “USS Fitzgerald” y el “John McCain”, que llegó a Corea del Sur hace
un par de días. El envío de estos buques de guerra se suman al
despliegue realizado en los últimos días de los cazas F-22, B-2 y B-52,
con los que EEUU desarrollará operaciones militares conjuntas con Seúl.
Por su parte, el secretario de Estado de EEUU, Jonh Kerry en una reunión que se celebró en el día de ayer con su homólogo surcoreano, Yun Byung Se, explicó en rueda de prensa que “EE UU se defenderá y se protegerá a sí mismo", además de tildar la actitud de Kim Jong-un como “provocativa, peligrosa y temeraria”. Kerry dejó claro que no aceptarán que Corea del Norte “sea un país nuclear y que haremos todo lo que sea necesario para defender a nuestros aliados". Por otra parte, recordó que Washington es el primer interesado en la paz en la península, “libre de cualquier presencia nuclear”.
Así, y casi como respuesta instantánea a los nuevos movimientos norteamericanos en la región, Pyongyang con el anuncio de la reanudación de la actividad de sus centrales nucleares. Este hecho conlleva que de nuevo se pondrá en marcha la central nuclear de Yongbyon, paralizada desde 2007 y donde se fabricaba plutonio para uso militar. Fue hace seis años cuando Kim Jong Il (entonces presidente de Corea del Norte) aceptó la suspensión de la actividad nuclear de su país a cambio de recibir cuantiosas ayudas (sobre todo combustible y alimentos) que le permitiesen salir de la asfixia económica. La central referencia de la actividad nuclear norcoreana, a unos 100 kilómetros de la capital, recibió la visita de la OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica), que certificó su cierre, acontecimiento que fue celebrado por los países integrantes del diálogo a seis bandas: Washington, Tokyo, Seúl, Moscú, Pekín y Pyongyang.
Además, Corea del Norte, sabedor de su necesidad de actuar no sólo en contra de Washington, sino también de Seúl, ha prohibido la entrada de trabajadores al complejo industrial que ambos países mantienen de forma conjunta en Kaesong, según comunicó la agencia surcoreana Yonhap. Según estas informaciones, el gobierno norcoreano ha impedido la entrada de empleados del sur al área situada al norte del Paralelo 38, aunque sí ha permitido la salida del país de los surcoreanos que se encontraban trabajando en el complejo creado de manera conjunta por los dos países. Kaesong es un lugar simbólico fue inaugurado en 2004, que alberga a más de 120 empresas y unos 1000 operarios de Corea del Sur. Es el emblema del arduo proceso de entendimiento llevado a cabo por ambos países después la guerra de los años 50. Este hecho ha sido rápidamente contestado por Corea del Sur, que, según Yonhap, considera esta nueva provocación, a través de su ministro de Defensa, que todas las opciones son posibles, “incluida la militar”.
En cuanto a Pyongyang, y siguiendo la retórica y el discurso bélico del que normalmente se hace gala, alerta en su diario oficial, el Rodong Sinmun, de que el número de soldados de EEUU en Corea del Sur ya ha aumentado hasta 37.000, lo que según el medio oficial, es una manera de demostrar el “complot de EEUU y los belicistas surcoreanos de provocar la guerra”. Además, señala que mientras que siga la presencia militar de EEUU en la península, “no se podrá prevenir el peligro del estallido de una guerra nuclear”. Por otra parte, y según informó la KCNA el pasado lunes, Corea del Norte aprobó, durante su Asamblea Popular, un decreto en el que se aprueba la tenencia de armas nucleares para la autodefensa. En su primer artículo, el citado texto explica que “las armas nucleares de la República Popular Democrática de Corea son un medio de defensa que ha sido adquirido frente a la sostenida y creciente política hostil y la amenaza nuclear de EEUU”. Además, el decreto aclara que estas armas “sirven para disuadir y rechazar la agresión contra Corea del Norte, además de asestar un demoledor golpe de represalia a los bastiones de la agresión”.
Javier Martínez
http://www.defensa.com
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