jueves, 18 de abril de 2013

El desafío soberanista catalán incluye un Ejército con 35.000 efectivos


 

El nacionalismo catalán ya tiene diseñado el escenario del día después de la consulta soberanista propuesta por Artur Mas –que no dudan que dará la independencia a Cataluña– y ya se ha fijado como prioridad la construcción de unas Fuerzas Armadas propias que tendrían como misión la defensa de la soberanía nacional ante amenazas externas.

El Centro de Estudios Estratégicos de Cataluña (CEEC), presidido por Miquel Sellarès, primer director general de Seguridad de la Generalitat de Cataluña, vinculado a los proyectos políticos de Jordi Pujol en los años 70 y cofundador de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y de Asamblea de Cataluña, una plataforma clandestina de partidos, sindicatos y organizaciones sociales que surgió como oposición a la dictadura franquista, ya tiene diseñadas las líneas maestras de lo que sería el futuro Ejército catalán, cuyo principal cometido sería mantener la independencia del Estado catalán.

En un documento titulado “La futura fuerza de defensa de Cataluña”, elaborado por este organismo, se recogen en apenas 16 páginas las bases para desarrollar una política de defensa nacional, “en el caso de asumir nuestra independencia tras el referéndum de autodeterminación”, que sería similar a la de otros países miembros de la Unión Europea o la OTAN como Noruega, Dinamarca o los Países Bajos. El estudio, al que ha tenido acceso LA GACETA, incide en la necesidad de un Ejército propio para afrontar riesgos y amenazas, asegura que se podría financiar con el dinero que Cataluña regala a España e incluso
marca una hoja de ruta y el modelo de formación a seguir. Los autores del trabajo, que tiene fecha del 1 de abril de 2013, y con el que aseguran no pretenden provocar una gran polémica, pero sí empezar el debate de la normalización de la defensa nacional, fijan como prioridad del futuro Ejército catalán el “mantenimiento de la integridad territorial y responder a cualquier amenaza externa” y proteger a los ciudadanos catalanes, no sólo los que residen en Cataluña, también la de los 185.000 presentes en países de los cinco continentes. Según señala el informe, la implantación de un Ejército catalán está basada en la necesidad de afrontar riesgos y amenazas, como la fuerte dependencia energética del exterior, la proliferación de armas de destrucción masiva, el terrorismo –especialmente el yihadista–, los conflictos regionales, la delincuencia organizada y la descomposición de los Estados debido a la corrupción, el abuso del poder y el debilitamiento de las instituciones, como ha ocurrido en los países del norte de África.
Los pasos a seguir son los de Quebec y Escocia, que, según señala el estudio, hace tiempo han hablado de Ejército propio, y como modelo de referencia de países con un sistema propio de defensa menciona a Dinamarca y los Países Bajos, con ejércitos
pequeños pero altamente operativos.
Industria militar
Pese al notable aumento de gasto que supondría el despliegue militar propio en la comunidad autónoma en un momento de crisis y en una situación económica límite en la región, con recortes sanitarios, educativos y de otros servicios públicos, los responsables del informe quitan importancia a esta cuestión, que para ellos es fácilmente subsanable “ya que tendría efectos positivos en la industria de defensa y en la I+D catalana”.
Señalan que empresas como Navantia, Airbus, Indra, Sanmta Bárbara o EADS se han instalado fuera de Cataluña por razones
políticas, pero que esta situación podría cambiar con el nuevo escenario.
El futuro Ejército catalán tendría un coste de entre el 1,3% y el 1,6% del Producto Interior Bruto (PIB) de la región –entre 2.800 y 3.500 millones de euros–, un gasto que para Pol Molas, analista del CEEC, sería anecdótico, ya que Cataluña –señala– da un
10% de su PIB a España, 22.000 millones de euros. La cifra barajada de efectivos sería de entre 30.000 y 35.000, un número incrementable si se aplicase el servicio militar obligatorio. Además, admite, que la idea de un cuerpo armado dirigido desde la Generalitat no es tan descabellada, puesto que los Mossos d’Esquadra ya suman más de 15.000 efectivos, 24.000 con los policías locales.
El primer objetivo sería iniciar conversaciones diplomáticas para entrar en organizaciones internacionales (OTAN y UE) y contribuir a la consolidación de la paz y seguridad internacional El segundo paso sería la creación de un Ministerio de Defensa y la incorporación a los programas de asesoramiento militar más prestigiosos. Posteriormente se desarrollaría el organigrama del ministerio y se comenzaría la labor de captación de los componentes del nuevo Ejército, que tendrían que cumplir tres requisitos básicos: haber nacido en Cataluña, hablar catalán correctamente y tener formación militar.

Diversa procedencia
Muchos de los mandos procederían de la Policía autonómica, pero también se aceptarían miembros de las Fuerzas Armadas españolas, “bien preparados gracias a su incorporación a la OTAN”, previa selección de “aquel personal más crítico y comprometido con la nación catalana”.
Para poner en marcha la nueva política de Defensa será necesario, según señala el estudio, desarrollar al menos tres nuevas leyes: la Ley de Defensa Nacional, que incorporaría las amenazas, la estructura y los procedimientos de activación de los instrumentos de Defensa; el Reglamento de Reserva Territorial, que recogería los requisitos, misiones y procesos selectivos; y el Reglamento de Régimen Interior y Disciplinario, en el que se detallarían las escalas, categorías y las obligaciones de los militares.

Enrique Morales Madrid

La Gaceta 

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