Tras alcanzar el límite en lo que a
palabras y retórica belicista se refiere, Corea del Norte sigue
avanzando y no parece tener límites en escatimar recursos para llegar a
un punto de no retorno en la crisis de la península coreana. Según
detalla la agencia surcoreana Yonhap, Pyongyang habría trasladado un
nuevo misil intercontinental por segundo día consecutivo hacia la costa
Este del país. La movilización de este tipo de misiles “Musudan”, que
tienen una capacidad de alcance de unos 4.000 kilómetros, podrían
alcanzar cualquier punto de la geografía de Japón o las bases
norteamericanas en el Pacífico. Además, el diario oficial del Partido de
los Trabajadores de Corea, el Rodong Sinmun, ha informado esta mañana
que “los cañones cargados con ojivas nucleares darán de inmediato el
ataque de represalia” en el caso de que exista alguna nueva provocación
por parte de Corea del Sur o EEUU. Rodong Sinmun también explica que, si
estalla una nueva guerra, “los provocadores serán arruinados
definitivamente”.
De esta manera, y ante las nuevas hostilidades norcoreanas y tras conocer la existencia de movimientos balísticos en Corea del Norte, Seúl anunció ayer el despliegue de dos buques de guerra “Aegis” a ambos lados de su costa, que se sumarán a los ya desplegados por EEUU en la última semana. Estos destructores surcoreanos, cuentan con un sistema de radar de alta tecnología capaz de detectar y derribar misiles balísticos. Además, el Pentágono anunció durante el día de ayer que desplegará un sistema antimisiles en la base de Guam “como medida de precaución para fortalecer nuestra postura de defensa regional contra la amenaza de misiles balísticos de Corea del Norte”.
Pero la crisis en la península coreana no afecta solamente al ámbito militar o al intercambio de golpes dialécticos entre dirigentes de ambos bandos, sino que también en lo económico. Corea del Norte ha aprovechado para seguir estrechando el cerco sobre la zona industrial común entre ambos países en Kaesong, que se cerró por segunda vez consecutiva durante el día de ayer y que por el momento no se espera que vuelva a la normalidad. Así, y pese a que a Seúl no le agrada que se haya bloqueado la entrada de trabajadores surcoreanos al complejo, desde el gobierno se explica que de momento no se considera la retirada de todo rastro de actividad surcoreana del parque industrial. “Cuando la situación lo requiera, se debe llevar a cabo la retirada para la seguridad de los trabajadores. No se está considerando la retirada”, explicó el ministro de Unificación Ryoon Kihl-jae en una rueda de prensa en Seúl.
China, otro de los actores de la región, y que ha permanecido en un segundo plano desde que el pasado sábado Pyongyang anunciase que la las relaciones entre ambas Coreas sería de “estado de guerra”, ha dado orden de movilizar sus tropas ante la posibilidad de que exista el riesgo de estallido de un conflicto, según informó la agencia de noticias alemana DPA. Pekín, que no es partidaria del inicio de una confrontación armada, sabe de las desastrosas consecuencias que podría suponer la una oleada de exiliados de guerra hacia sus fronteras en el caso de que llegue la guerra.
De esta manera, y ante las nuevas hostilidades norcoreanas y tras conocer la existencia de movimientos balísticos en Corea del Norte, Seúl anunció ayer el despliegue de dos buques de guerra “Aegis” a ambos lados de su costa, que se sumarán a los ya desplegados por EEUU en la última semana. Estos destructores surcoreanos, cuentan con un sistema de radar de alta tecnología capaz de detectar y derribar misiles balísticos. Además, el Pentágono anunció durante el día de ayer que desplegará un sistema antimisiles en la base de Guam “como medida de precaución para fortalecer nuestra postura de defensa regional contra la amenaza de misiles balísticos de Corea del Norte”.
Pero la crisis en la península coreana no afecta solamente al ámbito militar o al intercambio de golpes dialécticos entre dirigentes de ambos bandos, sino que también en lo económico. Corea del Norte ha aprovechado para seguir estrechando el cerco sobre la zona industrial común entre ambos países en Kaesong, que se cerró por segunda vez consecutiva durante el día de ayer y que por el momento no se espera que vuelva a la normalidad. Así, y pese a que a Seúl no le agrada que se haya bloqueado la entrada de trabajadores surcoreanos al complejo, desde el gobierno se explica que de momento no se considera la retirada de todo rastro de actividad surcoreana del parque industrial. “Cuando la situación lo requiera, se debe llevar a cabo la retirada para la seguridad de los trabajadores. No se está considerando la retirada”, explicó el ministro de Unificación Ryoon Kihl-jae en una rueda de prensa en Seúl.
China, otro de los actores de la región, y que ha permanecido en un segundo plano desde que el pasado sábado Pyongyang anunciase que la las relaciones entre ambas Coreas sería de “estado de guerra”, ha dado orden de movilizar sus tropas ante la posibilidad de que exista el riesgo de estallido de un conflicto, según informó la agencia de noticias alemana DPA. Pekín, que no es partidaria del inicio de una confrontación armada, sabe de las desastrosas consecuencias que podría suponer la una oleada de exiliados de guerra hacia sus fronteras en el caso de que llegue la guerra.
Javier
Martínez
http://www.defensa.com
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