El concepto de Ataque Global Inmediato (Prompt
Global Strike, PGS) supone todo un entramado de medidas encaminadas a
modernizar las existentes y crear armamentos estratégicos convencionales
nuevos. En el primero caso se trata, en primer término, de misiles
balísticos intercontinentales (MBI) de todos los tipos de emplazamiento
con ojivas convencionales. Ahora se están diseñando misiles de crucero
hipersónicos y aviones de combate no tripulados (drones), así como también hipersónicos que podrán cumplir misiones en la estratosfera.
La
combinación de precisos instrumentos de guiados y velocidades
supersónicas está llamada a garantizar el cumplimiento de esta principal
meta: asestar golpes contra el enemigo en cualquier punto del globo en
el curso de una hora, después de recibir la correspondiente orden. Los
objetivos podrían ser los más diversos: paradero de líderes terroristas,
bases logísticas de grupos radicales, órgano de mando militar del
probable enemigo o rampas de lanzamiento de sus misiles.
Cae
por su peso que un golpe global no sería asestado contra aliados como
Arabia Saudí o talibanes, sino precisamente contra Rusia, opina Víctor
Litovkin, colaborador de la Revista Militar Independiente (Rusia):
–El
sistema de golpe global inmediato es una empresa sumamente costosa. Los
armamentos caros se diseñan para batir objetivos todavía más caros. Por
lo tanto, al desarrollar dicho sistema, EEUU busca imponer su dominio a
escala mundial y reducir las potencialidades de un golpe de represalia
que con sus misiles estratégicos podrían asestar Rusia y, posiblemente,
China.
Estos últimos días, el presidente ruso, Vladímir Putin;
el viceprimer ministro, Dmitri Rogozin, y el viceministro de Asuntos
Exteriores, Serguéi Riabkov, han expresado su preocupación con motivo
del concepto PGS. Los altos cargos oficiales de Rusia señalan que el PGS
alteraría el equilibrio estratégico en el mundo, lo que, sin pecar de
exagerados, está preñado de efectos apocalípticos para la humanidad.
Evidentemente,
derrotar a EEUU empleando solamente armas convencionales sería muy
difícil incluso para una coalición de países, opina Mijaíl Jodariónok,
miembro del Consejo Público, adjunto a la comisión gubernamental para la
industria de defensa:
–Dado
el avance de las FFAA de EEUU respecto a los Ejércitos de otros países,
será de hecho imposible contrarrestarlas, empleando únicamente armas
convencionales, de modo que únicamente las armas nucleares podrán
garantizar la soberanía y la seguridad nacional de la Federación de
Rusia.
Hace unos días, el comandante de las
Fuerzas de Misiles Estratégicos, Serguéi Karakáiev, comunicó a la prensa
que en el primer semestre del año entrante, los altos dirigente de
Rusia recibirán los bocetos del “tren nuclear”, o sea, el complejo
ferroviario capaz de transportar y lanzar misiles balísticos
intercontinentales. Semejantes sistemas se habían incorporado en los
arsenales todavía en la época de la URSS, pero fueron retirados del
servicio operacional en 2005, a tenor con el Tratado de reducción de
armamentos estratégicos ofensivos (START-2), suscrito en 1993 por los
presidentes de la Federación de Rusia y EEUU, Boris Yeltsin y George
Bush.
Aquel documento que, en opinión de Mijaíl
Jodariónok, obedecía antes que nada a unos intereses políticos
pasajeros, hizo una considerable mella en el poderío defensivo de Rusia
en general y en el de las Fuerzas de Misiles Estratégicos, en
particular. De todas formas, el nuevo Tratado START-3, firmado en 2010
por el entonces presidente ruso Dmitri Medvédev y su homólogo estadounidense, Barack Obama, no prohíbe el desarrollo de nuevos sistemas de misiles
.
Desde
luego, los “trenes nucleares” serán recuperados con empleo de los
últimos adelantos tecnológicos que amplían mucho sus prestaciones. Es un
arma que Rusia necesita en sumo grado, está convencido Mijaíl
Jodariónok:
–Mientras
el probable enemigo conoce bien las posiciones de estacionamiento de
las lanzaderas fijas, digamos, las terrestres, no puede decirse lo mismo
en relación con los “trenes nucleares” que estarán en constante
movimiento y serán una fuerte arma de disuasión del probable enemigo.
Producidos en cantidades suficientes y difíciles de detectar podrán dar
una merecida réplica al agresor.
Los “trenes
nucleares”, como es de esperar, no sería la única respuesta del Kremlin
tanto al sistema europeo de defensa antimisiles como al PGS. A juzgar
por todo, Rusia ya ha comenzado a adoptar contramedidas para neutralizar
las amenazas tanto existentes como futuras.
Hace poco, las unidades
militares acantonadas en las fronteras occidentales y sureñas de Rusia
recibieron sistemas de misiles tácticos Iskander. Realmente, la
Federación de Rusia sería un objetivo demasiado costoso para un
adversario hipotético.
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