Unas
15.000 personas de 80 países llegaron a Siria e Irak para unirse al
grupo extremista Estado Islámico y otras organizaciones terroristas,
afirma en un informe del Consejo de Seguridad de la ONU citado por The
Guardian.
También señala que algunos de esos individuos proceden de países
donde nunca ha habido choques relacionados con la actividad de la red
extremista Al Qaeda, tales como Chile, Noruega o la República de las
Maldivas.
"Existen datos de que extremistas de Francia, Rusia y Gran Bretaña llevan a cabo operaciones conjuntas", dice el informe.
Sus autores afirman que la disminución de la actividad de Al Qaeda ha
provocado el aumento de los ánimos radicales y el surgimiento de grupos
terroristas aún más poderosos, tales como el Estado Islámico.
Los atentados no son una prioridad para tales grupos, pero sus
miembros se ven como una amenaza por la alta probabilidad de que atenten
al regresar a sus países de origen después de haber combatido en Irak o
Siria .
El Estado Islámico logra controlar vastos territorios de Siria e Irak
de hasta 6 millones de habitantes gracias a las ganancias que obtiene
de la venta de petróleo –que puede llegar al millón de dólares diarios,
según algunas fuentes– y de los rescates que cobra.
Ya han ganado cerca de 45 millones de dólares con el secuestro de personas, según datos del Consejo de Seguridad de la ONU.
El grupo terrorista Estado Islámico (EI), vinculado con Al Qaeda,
anteriormente combatió contra las tropas gubernamentales en Siria, donde
se granjeó la fama de ser uno de los más crueles.
En junio pasado atacó los territorios del norte y el oeste de Irak.
El 29 de junio, el EI proclamó la creación de un califato islámico que
se extiende desde Alepo en el norte de Siria, hasta la provincia de
Diyala en el este de Irak.
El grupo ha causado la muerte de varios miles de civiles y retiene a
otros tantos como rehenes. Por su actividad, centenares de miles de
personas se han convertido ya en refugiados.
RIA Novosti
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