El portaaviones italiano Garibaldi (el más antiguo –data de 1983– de los dos con los que cuenta el país –el otro es el Cavour–) ha vuelto a mar abierto después de un periodo de mantenimiento y operación en el Arsenal naval que le permitirá alargar su vida operativa otros siete u ocho años más, según la Armada de Italia. El buque ha pasado por una compleja operación en la que se ha implicado a casi todos sus sistemas y operaciones.
Los trabajos comenzaron hace un año (el 13 de octubre de 2013) y
estaba previsto que concluyesen el 15 de marzo de 2015, con un gasto
total de 11 millones de euros. Sin embargo el encargo estará totalmente
finalizado previsiblemente el próximo 10 de noviembre, una vez que hayan
concluido todos los ensayos.
Por tanto se ha logrado un adelanto de más
de cuatro meses sobre la fecha prevista y con un coste efectivo
“perfectamente en línea con los recursos financieros asignados”, según
la información de la fuerza naval italiana.
De los trabajos realizados destaca la sustitución de sus turbinas de
gas, que habían alcanzado el final de su vida útil; el sistema de
generación de electricidad, que ha incluido la revisión de los
generadores diesel; la cubierta de vuelo y todos los sistemas de apoyo a
las operaciones de vuelo; el sistema de aire acondicionado; los
ascensores y los equipos de manejo de las aeronaves; distintos
accesorios del casco, y los sensores y armas del sistema de combate.
Entre otras tareas más, el proceso incluyó el repintado del buque,
también de su cubierta de vuelo, que igualmente volvió a ser allanada.
Durante los trabajos la tripulación permaneció a bordo para mantener
la nave con vida y en buen estado, al tiempo que contribuía al control y
ejecución de la obra.
Infodefensa.com
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