REUTERS / Mohammad Ismail
Los patrones estadísticos muestran un importante
crecimiento de la actitud de los ciudadanos estadounidenses a favor de
la participación de las tropas y el uso de la fuerza militar en
conflictos armados, traduciéndose esto de manera alarmante en la
administración política de los mismos.
Una reciente encuesta de opinión realizada por el Centro Pew Research muestra un cambio significativo en la opinión pública estadounidense en los últimos meses a favor de un uso más amplio de la fuerza militar contra la organización terrorista Estado Islámico.
Esto supone "un indicador de que nos encontramos nuevamente en la primera parte de una guerra que se deslizará a una más grande", sostiene el analista Paul Pillar en el diario 'The National Interest'. "En
el pasado, esto ha llevado a los EE.UU. a malas y costosas políticas en
el extranjero, y podría hacerlo de nuevo", afirma.
Así, en relación al uso de tropas sobre el terreno, en octubre de
2014 un 39% de la población estaba a favor, y un 55% en contra, mientras
que en febrero de 2015 la relación muestra un mayor equilibrio en esas
posturas encontradas: un 47% a favor frente un 49% en contra.
Además,
en cuanto a la consulta sobre la "derrota del terrorismo global", el
porcentaje de los que creen que "el uso de una fuerza militar
arrolladora es la mejor manera de derrotar el terrorismo" ha aumentado
de un 37% a un 47%, mientras que los que opinan que "confiar demasiado
en la fuerza militar crea más odio y terrorismo" ha descendido del 57%
al 46%.
"Otro clásico mecanismo que utiliza (EE.UU) refiere a que incluso un
pequeño grado de compromiso con algún objetivo en el extranjero lidera
el incremento de compromisos mayores en nombre del mismo objetivo",
establece Pillar, añadiendo que "la credibilidad de EE.UU. se vería
mermada si se alejara de tales objetivos".
Así, el analista critica la
repetida tendencia y afán de los EE.UU. en relación a "adjudicarse"
objetivos de conflictos armados a posteriori.
"La actual administración estadounidense ha enfrascado al país en una
equivocada guerra en Irak, ha terminado por implicar a EE.UU. en una
guerra en Afganistán (que ha evolucionado de una operación
antiterrorista a un intento de construcción de una nación) y ha
resistido la presión de enviar tropas estadounidenses a la guerra civil
siria", sostiene el analista, destacando que las políticas "han sido sólidas en términos de derramar sangre americana y en aplicar la fuerza militar de EE.UU., en conflictos como en aquellas tierras".
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