Naiguatá es la mayor montaña de la cordillera de la costa venezolana, sobre la que se yergue Caracas. Tomaba nombre de un rey caribe que se opuso a la colonización española a mediados del siglo XVI y custodió una extensa zona costera. Ahora, el buque de vigilancia litoral (BVL) que la Armada boliviariana recibe, bautizado con el nombre de este cacique, retomará su labor de guardacostas. A finales de mes parte hacia Venezuela. "Buena mar y vientos favorables", deseó el presidente de Navantia, Aurelio Martínez, presente en San Fernando en la ceremonia de afirmación del pabellón venezolano.
Una lectura más profunda sobre este barco, que la empresa española entregó ayer a Venezuela, permite defender el nivel tecnológico que estas construcciones navales representan. "Es un exponente de la alta cualificación tecnológica, un barco de última generación, perfectamente equipado. Un referente internacional en su clase". Son palabras del presidente de Navantia De esas virtudes también participó el embajador de Venezuela en España, Julián Isaías Rodríguez, que pronto dejará el cargo. "Estamos satisfechos con la tecnología", comentó.
Esa satisfacción y la elevadas prestaciones de los buques y patrulleras que ha construido y construye Navantia son la principal baza que esgrime la dirección de la empresa para negociar una ampliación de contrato con el país sudamericano. El embajador reconoció los contactos mantenidos por el astillero para prorrogar la contratación. "Los directivos han hecho gestiones directamente en Venezuela", apuntó. Martínez insiste en esta línea de trabajo, que dependerá, señaló, de la capacidad financiera de Venezuela para encargar nuevos barcos y de las necesidades del país.
Aparte de eso, explicó, colaboramos en varios proyectos. Por el momento, en los astilleros de la Bahía de Cádiz se continúa la construcción de los patrulleros oceánicos de vigilancia de la Zona Económica Exclusiva, que se esperan terminar a lo largo de este año para su entrega a la Armada venezolana. También se colabora con ellos en la construcción del cuarto BVL, que se hace al otro lado del Atlántico y que supone la transferencia de tecnología. Más remoto, sin embargo, es que Navantia pueda optar a presentar una oferta para la construcción de petroleros de gran calado, que también sirvan para el transporte de gas, una de las principales necesidades de Venezuela, según el propio Rodríguez. Si bien, para ello, se encuentran en negociaciones con China, con la que los astilleros españoles no pueden competir en costes. Navantia puede, por el contrario, afrontar cualquier reto que implique el desarrollo de tecnología.
Lo que sí es seguro es el encargo del Ministerio de Defensa, que dirige Carme Chacón, para la construcción de cuatro buques de acción marítima (BAM). "Habrá que definir el diseño y la ingeniería porque se trata de una segunda serie, que podría iniciar su construcción a finales de este año o principios de 2012", desveló el presidente de Navantia.
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