El Ejército soviético, y posteriormente el ruso, disponen desde hace
50 años de este fusil con mira telescópica tan poco común.
Cualquier
francotirador de los actuales servicios especiales señalará que la
longitud de alcance no es la correcta y que la desviación es excesiva,
pero si se trata de alguien de las Fuerzas Especiales rusas hablará con
respeto de este 'ancianito' que oficialmente está presente en el
armamento de 26 países del mundo y que ha luchado prácticamente en todos
los conflictos desde los años 60.
El legendario SVD o el fusil de francotirador
Dragunov, al igual que el fusil Kaláshnikov, recibió su nombre por la tradición
soviética de ponerle el apellido de su creador.
A pesar del nombre, no se trata de un fusil de
francotirador en el sentido tradicional del término, lo que mucha gente olvida
cuando comienza a criticarlo comparándolo con los fusiles de francotirador
modernos en las tablas de características de Wikipedia.
De acuerdo
con las instrucciones de tiro el SVD tiene una alta probabilidad para alcanzar
objetivos como "figura humana" con un primer disparo a una distancia
de 300 metros, los objetivos de
"torso" (50x50) se alcanzan con la misma garantía con el
primer disparo a distancias de 600
m.
Este fusil inicialmente se diseñó para
"aumentar el alcance de fuego efectivo de las divisiones mecanizadas hasta
los 600 metros". Eso y nada más. Era por lo tanto un 'alargador' para el
Kaláshnikov, cuya distancia de fuego efectivo apenas alcanzaba los 400m.
Los creadores del fusil tenían ante sí una
tarea contradictoria. Por un lado tenían que garantizar una alta precisión de
fuego, por otro, las estrictas exigencias de resistencia obligaban a aumentar
las holguras entre los detalles del fusil lo que eliminaba la precisión del
disparo.
Pero el fusil no iba a ser usado por
superprofesionales con años de preparación que dormían con su arma, sino por
jóvenes reclutas del Ejército soviético recién salidos del colegio y que tan
solo habían visto máquinas en su koljós natal o en las clases profesionales.
Además, el fusil debía ser semiautomático y tener bastante rapidez de tiro.
El ganador del concurso fue Evgueni Dragunov,
heredero de una larga saga de armeros, que antes se dedicaba a las armas deportivas.
La competencia a la que tuvo que hacer frente no era poca cosa, superó al
proyecto de Kaláshnikov que presentó a concurso un fusil creado sobre la base
del AKM.
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El punto medio que se encontró en la
construcción permitió al nuevo fusil, que apareció en 1963, tener unas
características militares del nivel de los mejores fusiles semiautomáticos que
se mantiene hasta hoy en día.
Cuando apareció fue prácticamente uno de los
primeros del mundo desarrollado especialmente para francotiradores.
La
aplicación de elementos como una culata deportiva con mango de pistola, cachas
desmontables del mango, una retícula universal con escala para las correcciones
laterales y escala telemétrica, filtro de luz, una tapa móvil, fueron
soluciones revolucionarias para su época.
En otras palabras el SVD fue la respuesta a
una demanda de la época en la que el desarrollo tecnológico y la movilidad de
las acciones militares cambió las tácticas de los francotiradores.
Además de una alta precisión el fusil tenía
que tener una configuración ligera y compacta, capaz de disparar de forma
semiautomática en cualquier condición de batalla y climatológica. En
comparación con el cargador de un fusil de francotirador habitual, cuya
velocidad real de fuego es de 5 disparos por minuto, el Dragunov, según afirman
los expertos, alcanza los 30 por minuto.
Se creó un cartucho especial de francotirador
para el SVD con una bala con el interior de plomo. Además, como sería utilizado
por las fuerzas de infantería, se le colocó incluso una base para bayoneta.
En todo el tiempo que ha participado en
conflictos por todo el mundo, el SVD se ha ganado la fama de ser un arma
impecable.
Fuente: Ria Novosti
Una buena preparación del francotirador
permite realizar un fuego preciso incluso contra objetivos como helicópteros o
aviones de baja velocidad.
Hay hasta un caso registrado en el que un
guerrillero del FLNFM el 12 de noviembre de 1989 consiguió derribar con un
disparo de su SVD un caza Cessna A-37B Dragonfly
de la Fuerza Aérea del Salvador.
La bala atravesó al piloto tras lo que el
avión perdió el control y se estrelló.
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En Rusia se ha seguido trabajando por
perfeccionar el fusil de campo de francotirador. Durante la campaña de
Afganistán apareció una modificación desmontable del SVD para la infantería
motorizada y de paracaidistas con un cañón reducido de 590 mm y una sólida culata
metálica que se desplegaba hacia el lado derecho.
A comienzos de los años 90 apareció la versión
automática del SVD, el SVU-AS. El principal cliente del fusil automático para
francotiradores ha sido el Ministerio del Interior. En 2006 el Ejército ruso
incorporó el fusil de francotirador semiautomático de 9 mm que recibió la
denominación de Fusil de Francotirador Dragunov de gran calibre (SVDK).
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