El
avión no tripulado (UAAV) Phantom Eye de Boeing ha realizado su segundo
vuelo en el centro de Investación de Vuelos Dryden de la NASA en la
base aérea Edwards, California.
El
vuelo, que tuvo lugar el 25 de febrero, mostró las capacidades del UAV
propulsado por hidrógeno para realizar misiones de inteligencia,
vigilancia y reconocimiento (ISR) hasta de cuatro de días de duración
sin repostar.
Durante
los 66 minutos del vuelo, el Phantom Eye ascendió a 8.000 pies (2.440
m) donde voló a una velocidad de crucero de 62 nudos (115 km/h) antes de
aterrizar, mejorando los resultados del primer vuelo, que fueron 28
minutos de duración y alcanzó una altura de 4.080 pies (1.240 m).
Asimismo, el aterrizaje no presentó problemas, al contrario que en el
primero en el que se produjo un accidente con la rotura del sistema de
aterrizaje, habiendo mejorado Boeing el software y el hardware,
incluyendo un nuevo tren de aterrizaje.
Boeing
está financiando con sus propios fondos el Phantom Eye, vehículo
"verde" que produce sólo agua como residuo del sistema de propulsión.
El
demostrador, de 46 m de envergadura, llevará una carga útil de 205 kg a
una altura de hasta 19.800 m y no tiene capacidad para realizar
misiones operativas. El aparato final tendrá una envergadura de 76 m,
carga útil de 450 a 900 kg, con el doble de combustible, que le
permitirá permanecer en vuelo hasta 10 días.
El
Phantom Eye es prácticamente el único UAV de gran permanencia en vuelo
en desarrollo. Otros sistemas en desarrollo han tenido problemas y se
han cancelado o se han limitado sus objetivos. En abril de 2011, se
perdió el Global Observer de AeroVironment, también de propulsión por
hidrógeno, del que se estaba construyendo un segundo demostrador, pero
no hay fondos oficiales para nuevas pruebas.
El
Orion de Aurora Flight Sciences, de aerodinámica y estructura similar
al Phantom Eye y propulsión convencional, estaba diseñado para volar a
alturas medias, era financiado por un programa conjunto de demostración
de capacidades tecnológicas, de la Fuerza Aérea estadounidense, y
llevaría el sistema de vigilancia de grandes superficies Gorgon Stare.
Se construyó un aparato, pero se acabaron los fondos antes de que volase
y la Fuerza Aérea ha pedido al fabricante que no hable del tema.
El
Zephyr de QinetiQ, de propulsión solar, se desarrolló a través de
varios prototipos y estableció varios records en 2010, incluyendo un
vuelo de 336 horas; a partir de entonces no se ha vuelto a hablar del
mismo, y QinetiQ no tiene planes sobre el mismo.
Finalmente,
otro progama más ambicioso, el Vultur de la Agencia de Proyectos de
Investigación Avanzada de Defensa, DARPA, de propulsión solar y
eléctrica, ha pasado de desarrollar un demostrador de vuelo a un
programa de investigación de tecnologías críticas, 18 meses después de
su inicio y tras haber invertido 89 millones de dólares. Estaba diseñado
para permanecer en el aire hasta cinco años y actualmente el programa
está centrado en el desarrollo de paneles solares y de tecnologías de
células de combustible.
http://www.revistatenea.es
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