Se calcula que las posibles pérdidas de la parte israelí se situarán como mínimo en 1.000 millones de dólares. No solo se trata de las pérdidas derivadas del incumplimiento del contrato firmado en 2010 para la producción conjunta del vehículo aéreo no tripulado Heron-1 y para el suministro de equipamiento para la fabricación de drones en Rusia, sino también de la suspensión del proyecto de cooperación espacial, en el marco del cual Israel suministra a la Federación de Rusia desde 2011 tecnología de satélites de doble uso y estaciones terrestres para el sistema GLONASS.

Uno de los sectores cruciales en la cooperación tecnológico-militar entre los dos países es la aviación no tripulada, que de momento no se ha interrumpido completamente: Tel Aviv no ha renunciado a su compromiso de fabricar en Rusia el avión no tripulado Searcher.

Sin embargo, sí  que está en cuestión el futuro de la cooperación entre Rusia e Israel en otros campos, como el suministro por parte de Israel de software para sistemas de radar, sensores, equipos de control, etc. Por ejemplo, los instrumentos de vuelo de las empresas Elbit y IAI se estaban instalando en los aviones de asalto rusos Su-30MK destinados a la exportación y adoptados por la India y Argelia.

En este sentido, no se puede descartar que los recientes acontecimientos beneficien a la competencia extranjera, que ya intentó en 2012-2013 deteriorar la cooperación tecnológico-militar entre Argelia y Rusia con base en el ‘factor israelí’. Entonces se insistió en la necesidad de poner fin al uso de aviones rusos fabricados con componentes de Israel por tratarse de un país hostil.

En esta ocasión, entre los argumentos esgrimidos está la falta de solidez de dicha cooperación, puesto que Tel Aviv puede suspender en cualquier momento el suministro de sistemas electrónicos para los aviones rusos.

Y si las restricciones afectan a los suministros de aviónica de la propia Rusia, esta se encontrará en una posición difícil, puesto que hay muy pocos proveedores que puedan ocupar el lugar de Israel en este campo.

Tampoco está claro en qué situación quedan los suministros de fusiles israelíes y los cursos de formación de fuerzas especiales y antiterroristas para las estructuras de fuerza de la Federación de Rusia que se vienen realizando desde 1994-95.

A pesar de todo, el claro debilitamiento de la influencia israelí sobre Rusia con respecto a otros países como Irán y Siria resulta beneficioso.

Al rescindir los contratos de cooperación tecnológico-militar más avanzados, Tel Aviv no solo tendrá que hacer frente a las pérdidas económicas, sino que también perderá la posibilidad de presionar a Moscú, gracias a lo cual había logrado frustrar el suministro de sistemas de lanzamiento de misiles S-300 a Irán.

Otra cuestión que plantea la decisión de las autoridades israelíes es el impacto que tendrá dicha decisión en la capacidad defensiva de Rusia. 

Los expertos entrevistados por RBTH Iván Konoválov, director del Centro de Estudios Estratégicos, y Mijaíl Barabánov, del Centro de Análisis Estratégicos y Tecnológicos (TsAST, por sus siglas en ruso), coinciden en que la cooperación entre Rusia e Israel —uno de los líderes mundiales en el campo de la aviación no pilotada— resultaba útil para la toma de contacto con dicha tecnología y para la obtención de aparatos ya fabricados a fin de estudiarlos. 

Sin embargo, en su opinión, este parón no supondrá ninguna catástrofe para Rusia. 


Según Iván Konoválov “esto se debe al reducido marco de esta cooperación bilateral”. 

El contrato vigente para la fabricación de vehículos aéreos no tripulados con licencia israelí en una planta de aviación civil de los Urales está tocando a su fin y tampoco se preveía la firma de un nuevo contrato en este campo.

Por otra parte, el complejo industrial-militar ruso está dando pasos decisivos hacia la sustitución de importaciones desde hace unos años. “Podemos contar con la aparición en un futuro próximo de nuestro propio avión no tripulado en modelo de combate”, afirma el experto.


Mijaíl Barabánov coincide con Konoválov. Según él, “aparte del contrato entre Israel Aerospace Industries (IAI) y Oboronprom, que establece la fabricación en Yekaterimburgo del VANT táctico IAI Searcher Mk II y del minidrón IAI Bird Eye 400 (Forpost y Zastava en la clasificación rusa), no se prevén otros proyectos importantes con Israel en el campo tecnológico militar”.

Serguéi Balmásov
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