Según la información publicada por Defense News el 16 de junio, ante
la presión ejercida por Estados Unidos, Israel ha cancelado sus
proyectos de cooperación con Rusia en el ámbito militar y de la alta
tecnología.
Se calcula que las posibles pérdidas de la parte israelí se
situarán como mínimo en 1.000 millones de dólares. No solo se trata de las
pérdidas derivadas del incumplimiento del contrato firmado en 2010 para la
producción conjunta del vehículo aéreo no tripulado Heron-1 y para el
suministro de equipamiento para la fabricación de drones en Rusia, sino también
de la suspensión del proyecto de cooperación espacial, en el marco del cual
Israel suministra a la Federación de Rusia desde 2011 tecnología de satélites
de doble uso y estaciones terrestres para el sistema GLONASS.
Uno de los sectores cruciales en la cooperación
tecnológico-militar entre los dos países es la aviación no tripulada, que de
momento no se ha interrumpido completamente: Tel Aviv no ha renunciado a su
compromiso de fabricar en Rusia el avión no tripulado Searcher.
Sin embargo, sí que
está en cuestión el futuro de la cooperación entre Rusia e Israel en otros
campos, como el suministro por parte de Israel de software para sistemas de
radar, sensores, equipos de control, etc. Por ejemplo, los instrumentos de
vuelo de las empresas Elbit y IAI se estaban instalando en los aviones de
asalto rusos Su-30MK destinados a la exportación y adoptados por la India y
Argelia.
En este sentido, no se puede descartar que los recientes
acontecimientos beneficien a la competencia extranjera, que ya intentó en
2012-2013 deteriorar la cooperación tecnológico-militar entre Argelia y Rusia
con base en el ‘factor israelí’. Entonces se insistió en la necesidad de poner
fin al uso de aviones rusos fabricados con componentes de Israel por tratarse
de un país hostil.
En esta ocasión, entre los argumentos esgrimidos está la falta
de solidez de dicha cooperación, puesto que Tel Aviv puede suspender en
cualquier momento el suministro de sistemas electrónicos para los aviones rusos.
Y si las restricciones afectan a los suministros de aviónica de
la propia Rusia, esta se encontrará en una posición difícil, puesto que hay muy
pocos proveedores que puedan ocupar el lugar de Israel en este campo.
Tampoco está claro en qué situación quedan los suministros de
fusiles israelíes y los cursos de formación de fuerzas especiales y
antiterroristas para las estructuras de fuerza de la Federación de Rusia que se
vienen realizando desde 1994-95.
A pesar de todo, el claro debilitamiento de la influencia
israelí sobre Rusia con respecto a otros países como Irán y Siria resulta
beneficioso.
Al rescindir los contratos de cooperación tecnológico-militar
más avanzados, Tel Aviv no solo tendrá que hacer frente a las pérdidas
económicas, sino que también perderá la posibilidad de presionar a Moscú,
gracias a lo cual había logrado frustrar el suministro de sistemas de
lanzamiento de misiles S-300 a
Irán.
Otra cuestión que plantea la decisión de las autoridades
israelíes es el impacto que tendrá dicha decisión en la capacidad defensiva de
Rusia.
Los expertos entrevistados por RBTH Iván Konoválov, director del Centro
de Estudios Estratégicos, y Mijaíl Barabánov, del Centro de Análisis
Estratégicos y Tecnológicos (TsAST, por sus siglas en ruso), coinciden en que
la cooperación entre Rusia e Israel —uno de los líderes mundiales en el campo
de la aviación no pilotada— resultaba útil para la toma de contacto con dicha
tecnología y para la obtención de aparatos ya fabricados a fin de estudiarlos.
Sin embargo, en su opinión, este parón no supondrá ninguna catástrofe para
Rusia.
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Según Iván Konoválov “esto se debe al reducido marco de esta cooperación
bilateral”.
El contrato vigente para la fabricación de vehículos aéreos no
tripulados con licencia israelí en una planta de aviación civil de los Urales
está tocando a su fin y tampoco se preveía la firma de un nuevo contrato en
este campo.
Por otra parte, el complejo industrial-militar ruso está dando
pasos decisivos hacia la sustitución de importaciones desde hace unos años. “Podemos
contar con la aparición en un futuro próximo de nuestro propio avión no
tripulado en modelo de combate”, afirma el experto.
Mijaíl Barabánov coincide con Konoválov. Según él, “aparte del
contrato entre Israel Aerospace Industries (IAI) y Oboronprom, que establece la
fabricación en Yekaterimburgo del VANT táctico IAI Searcher Mk II y del
minidrón IAI Bird Eye 400 (Forpost y Zastava en la clasificación rusa), no se
prevén otros proyectos importantes con Israel en el campo tecnológico militar”.
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