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Los proyectos militares soviéticos combinaban una
grandiosa visión con una base industrial con serias limitaciones. En
algunos casos, estas carencias obligaban a abandonar proyectos muy
prometedores.
El caza soviético I-185: el gran ausente de la Guerra
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Caza I-185 de Polikárpov
"El I-185 supera a los aviones soviéticos y extranjeros en
velocidad. Realiza maniobras acrobáticas fáciles, rápidas y vigorosas.
El I-185 es el mejor avión hasta la fecha en simplicidad de control,
velocidad, maniobrabilidad (especialmente en elevación), armamento y
supervivencia. Los pilotos del Ejército en activo estamos esperando con
impaciencia poder disponer de este avión en el frente".
Estos elogios merecía un avión capaz de inclinar por completo la
balanza a favor de la Fuerza Aérea soviética durante los duros combates y
derrotas protagonizados por la URSS en 1942. El comentario del célebre diseñador aeronáutico ruso Nicolái Polikárpov fue
realizado al final del informe de resultados de las pruebas en combate
efectuadas en noviembre de 1942 por el regimiento aéreo y firmado por el
jefe de esta unidad, el capitán Vasilyak.
El mayor general P. Losiukov, jefe de la NII VVS, fue más preciso:
"El I-185 M71 es el mejor caza que ha habido hasta la fecha. Supera en
velocidad máxima, elevación y maniobrabilidad vertical a los aviones
soviéticos y los últimos cazas de producción alemana (Bf109 y Fw190).
Este caza debe estar operativo cuanto antes".
El informe de la prueba final efectuado por la NII VVS señaló: "El
caza I-185 M71, con tres cañones sincronizados ShVAK, podría ser
introducido en el inventario. El I-185 M82A fue superado solo por el
1-185 M71, superando a todos los demás aviones de producción nacional o
extranjera. Las técnicas de pilotaje del I-185 M82 y el M71 son
análogas, es decir, simples y al alcance de las capacidades de los
pilotos de bajo nivel".
¿Será todo lo citado pura propaganda soviética? No, estas
anotaciones (por cierto, secretas y no destinadas a fines
propagandísticos) fueron hechas por un 'cliente' muy exigente e
interesado a quien demandaban una victoria en el campo o, mejor dicho,
en el 'cielo de batalla'.
Bastaría con dar un ejemplo. En septiembre de 1942, en el frente de
Stalingrado se llevaban a cabo las pruebas de combate del nuevo caza
Lávochkin La-5, aparato avanzado y posteriormente adoptado por la Fuerza
Aérea de la URSS. "En combate aéreo contra los cazas alemanes Me-109F4 y
Me-109G2, el avión La-5 era considerablemente inferior, tanto en
maniobrabilidad vertical como en velocidad horizontal, por lo cual el
La-5 es incapaz de entrar en combate activo contra los cazas alemanes
Me-109F4 y Me-109G2 y se ve obligado a desarrollar un combate
defensivo", rezaba el resumen hecho tras sus pruebas operacionales.
En consecuencia, los informes entusiastas, tanto de la NII de la
Fuerza Aérea como de sus pruebas en combate, evidencian que el aparato
no era simplemente bueno, sino excepcional.
Según la versión oficial, la opción-185 con el motor M-71 (así como
el avión de ataque a tierra Sujói Su-6) no se implementó por falta de
motor estándar M-71 producido en serie y la supuesta falta de planta
para la producción del I-185. Aunque, al mismo tiempo, la no producción
del M-71 se explicó por la falta de aeronaves donde usarlo.
Sin embargo, varios historiadores aeronáuticos indican que detrás de
esta decisión se encontraba Alexánder Yakovlev, viceministro de aviación
y consejero 'no oficial' de Stalin en temas aeronáuticos, quien
simplemente 'allanaba' el camino para la producción de sus cazas de la
familia Yak.
T-4 'Sortka': Bombardero 'mataportaaviones' que se adelantó a su tiempo
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Bombardero T-4 Sotka
A principios de los 60 la mayor amenaza para la URSS eran los
portaaviones estadounidenses con base en el Golfo de Vizcaya, el Mar
Mediterráneo y el Océano Índico. La distancia máxima desde el centro de
la URSS hasta estos buques era de 3.000 kilómetros. El problema no tenía
solución con misiles balísticos dada su baja precisión. Por lo tanto,
se convocó una licitación para el desarrollo de bombarderos-portamisiles
de gran alcance. En ella compitieron tres oficinas de diseño: Túpolev,
Yákovlev y Sujói. Además, trascendió que EE.UU. estaba preparando el
despegue del prototipo del bombardero estratégico XB-70 y el avión espía
SR-71 con una velocidad de Mach 3.
Esta misma velocidad deberían tener los nuevos bombarderos de la URSS.
De los tres proyectos que compitieron, el de Sujói presentaba mayor
eficacia en combate y una perfección aerodinámica.
El proyecto definitivo recibió el índice T-4, pero dado el carácter
sumamente secreto en la correspondencia oficial fue nombrado 'artículo
100', o simplemente Sotka ('Centuria' en ruso).
El proceso de desarrollo y producción de prototipos duró casi nueve
años, debido a la gran cantidad de nuevas tecnologías, materiales y
otras innovaciones aplicadas en su diseño. Durante el desarrollo de
Sotka los diseñadores de aviones patentaron hasta 600 innovaciones de
este proyecto, debido a la necesidad de garantizar la velocidad de
crucero de 3.000 km/h y superar la llamada 'barrera térmica'
calentándose la estructura del avión hasta 300°C.
El primer prototipo del T-4 despegó en agosto de 1972 demostrando la
total correspondencia de sus características con las anunciadas.
Inicialmente, los bombarderos T-4 recibieron bastantes alabanzas por
parte de funcionarios de la industria militar soviética. La Fuerza Aérea
de la URSS solicitó la construcción de 250 aeronaves hasta 1975. El
proyecto recibió una prioridad singular y la construcción de los futuros
'asesinos de portaaviones' ya estaba programada en la planta de Kazán.
Pero el destino del T-4 fue dramático. La propuesta de Túpolev de
modernización integral de sus bombarderos Tu-22, mucho más simples y
baratos, y además hacerla en dos años, hizo cambiar de decisión al
ministro de Defensa, el mariscal Grechko, y a los funcionarios de la
industria militar que pensaron que la producción de una nave tan
novedosa resultaría demasiado complicada y requeriría varios años para
obtener un producto 'logrado' y sin fallos.
La decisión de desplegar la producción de los Tu-22M 'consumió' las
capacidades productivas de la planta de Kazán. Sin embargo, el actualizado T-22M
fue lanzado tras siete años en lugar de los dos prometidos. Además, la
Fuerza Aérea emitió un gran pedido de aviones de primera línea MiG-23.
Entonces, la planta de Kazán tuvo que ser 'liberada' de la producción
del T-4 a favor de una producción masiva de aviones tácticos.
Oficialmente el proyecto del T-4 fue cerrado en 1975.
Solamente un avión supersónico T-4 persiste en la actualidad. El
prototipo número 101 está expuesto en el Museo Central de la Fuerza
Aérea en Mónino, cerca de Moscú.
Buque de guerra subterráneo: un proyecto que duró décadas
A lo largo
del siglo XX, varios países, entre ellos la URSS y Alemania, se
dedicaron a desarrollar un barco subterráneo tomando como ejemplo el
principio de funcionamiento del escudo de túneles, como los que se
utilizan en la construcción de los metros.
El ingeniero soviético Alexánder Trebelevski (según algunas fuentes:
Trebeliov) literalmente 'vivió' de la idea de desarrollar este aparato,
al que le que dio el nombre de Subterrina. El inventor estaba tan
obsesionado con la idea que incluso llamó a su única hija Subterrina.
Pero cabe destacar que Trebelevski ni siquiera pensaba en usar barcos
subterráneos con fines militares. Él creía que su Subterrina se
utilizaría para la exploración y excavación de túneles para satisfacer
las necesidades municipales y para la minería.
En colaboración con los diseñadores y Baskin y Kirillov, Trebelevski
inventó el principio de funcionamiento, tomado 'prestado' del topo. Los
científicos han estudiado durante mucho tiempo el trabajo de los
animales en una caja especial por rayos X. El resultado de sus estudios
fue el nacimiento de un aparato en cuya parte delantera fue instalada
una potente máquina perforada, seguida por sinfines y cuatro potentes
gatos que empujaban el dispositivo hacia delante.
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Vehículo de Trebelevski
Siendo la velocidad de la rotación de la broca de 300
revoluciones por minuto, el barco alcanzaba una velocidad de 10 metros
en una hora.
El proyecto resurgió en otoño de 1944, en plena guerra, cuando la
inteligencia soviética capturó los dibujos de un análogo barco
subterráneo inventado por el ingeniero alemán Horner Von Vern, quien lo
había patentado en 1933 en vísperas de la llegada al poder de los nazis.
El proyecto alemán fue puramente militar y concebido para operaciones
contra el Reino Unido. El vehículo de Vern fue capaz de moverse bajo el
suelo a una velocidad de 7 kilómetros por hora y llevar a bordo una
tripulación de 5 personas, así como 300 kilos de explosivos.
Cuando en 1945 se decidió sistematizar todos los datos del proyecto,
salió a flote el nombre de Trebelevski, quien había sido arrestado en
1933 por la NKVD, la policía secreta de la URSS, y desapareció en un
gulag.
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Dibujo de 'topo de combate' estrellado en 1964
Entonces la URSS procedió al desarrollo de un barco subterráneo. En
1949 el ministro de Seguridad del Estado de la URSS, Víktor Abakúmov,
exigió al presidente de la Academia de Ciencias de la URSS, Serguéi
Vavilov, que le proporcionara un grupo de científicos para que
trabajasen para desarrollar un barco subterráneo. Sin embargo, el
proyecto fue suspendido, aunque no abandonado, a favor del desarrollo de
armas nucleares.
Años más tarde, Nikita Jruschov,
quien encabezó al país tras la muerte de Stalin, mostró su interés en
el proyecto y el primer prototipo del barco subterráneo fue construido
en 1964 (justo el año en fue destituido Jruschov).
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El prototipo de barco subterráneo era un cilindro de titanio
con un diámetro de tres metros y una longitud de 25 metros, con una proa
y una popa en forma puntiaguda. La 'subterrina' era manejada por una
tripulación de cinco personas y podría llevar una tonelada de armamento y
15 combatientes. Su velocidad llegó a los 15 kilómetros por hora.
Aunque puede parecer bastante baja, la ventaja es que puede ser
transportado por los submarinos nucleares a las costas enemigas.
El barco fue probado el mismo año en los montes Urales. El aparato,
dotado de motor atómico, penetró en el suelo, recorrió unos 15
kilómetros y destruyó una simulación de búnker subterráneo enemigo. Los
resultados del examen sorprendieron incluso a militares y científicos
con experiencia. Se decidió repetir el experimento, pero el 'topo de
combate' explotó bajo tierra de forma repentina, matando a toda la
tripulación. La causa de la explosión sigue siendo desconocida porque
los detalles del proyecto siguen clasificados hasta ahora.
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