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A principios de julio, durante
la celebración del día de la Armada de Rusia, en la base central de la
Flota del mar Báltico se izó la bandera de la Arma da en el buque de
comunicaciones principal de la nueva generación del proyecto 18280, que
recibe el nombre de Yuri Ivanov.
Este buque ya ha pasado con éxito las
pruebas de fábrica, así como las pruebas estatales. En estos momentos se
está preparando para dirigirse a su destino permanente, que será una de
las bases de la Flota del Norte, en la península de Kola.
A pesar de que el Yuri Ivanov está
clasificado como un buque de comunicaciones, en realidad se trata de un
buque de reconocimiento. Su tarea es garantizar la comunicación y el
control de la flota, la exploración por radar y la guerra
radioelectrónica, aunque la designación principal del buque es vigilar
los componentes del sistema estadounidense de defensa antimisiles.
Sus
aparatos pueden descubrir señales de radar en una amplia gama de
frecuencias y definir la ubicación de su fuente.
Este nuevo sistema vigilará el armamento estratégico de otros países,
incluidos los lanzamientos de misiles interceptores y misiles
balísticos. Puede controlar también el lanzamiento de misiles balísticos
intercontinentales, incluidos los realizados desde submarinos y
portacohetes espaciales.
Tampoco se podrán ocultar al buque Yuri Ivanov
las pruebas de modelos de armas estratégicas en otros países. Las
aeronaves ultrasónicas, las armas de alta precisión como las ojivas
planeadoras y los misiles de crucero guiados de distinto tipo de base
serán visibles para su sistema de detección, que al mismo tiempo
transmite la información a la comandancia militar rusa.
Heredero de la flota espacial
El buque Yuri Ivanov no es el único buque espía de la Armada rusa.
En la Armada de la URSS había varios buques del sistema de medición
que desempeñaban tareas similares.
Estos buques se dedicaban a controlar
los parámetros de vuelo de los misiles balísticos en las distintas
fases de su trayectoria. Además, los buques del sistema de medición
controlaban no solamente los lanzamientos de misiles rusos, sino que
también espiaban los lanzamientos de las naves espaciales de otros
países.
En los años 60 los buques de medición consiguieron información
sobre varias explosiones nucleares estadounidenses. Estos buques también
formaban parte de la flota espacial de la URSS.
En la actualidad, sólo se conserva uno de estos buques de medición,
el Mariskal Krylov. En 1998 este barco se convirtió oficialmente en un
buque de comunicaciones. En 2012 fue modernizado y en estos momentos
sigue controlando las pruebas de armamento de misiles rusos en la flota,
además de naves espaciales y portacohetes.
No obstante, con el tiempo,
la situación política ha ido cambiando, las tecnologías de espionaje
radioelectrónico se han ido perfeccionando y la Armada ha visto la
necesidad de construir buques espía de nueva generación.
“Teniendo en cuenta la expansión del sistema antimisiles
estadounidense cerca de las fronteras de Rusia, la prioridad en estos
momentos consiste en seguir el componente móvil de este sistema, el
llamado Aegis. El nuevo buque se dedicará al seguimiento de este
sistema”, - declaraba el editor del periódico “Análisis militar
independiente”, Vladímir Scherbakov.
A día de hoy, el buque Yuri Ivanov se ha convertido en el mayor buque
espía de la Armada rusa. Tiene 95 metros de eslora y 16 metros de
manga, desplaza 4000 toneladas en total y está equipado con instrumentos
modernos para la recopilación electrónica de datos de exploración.
Con
el tiempo irán apareciendo más buques de este tipo: en los astilleros
Sévernaya Verf ya ha terminado la construcción del segundo buque del
proyecto 18280 Iván Jurs.
En total, se planea construir un mínimo de 4 buques y, tras la Flota
del Norte, se destinarán a las flotas del Pacífico, del Báltico y del
mar Negro.
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