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El pueblo y la dirección de Corea del Norte están saboreando el resultado de un golpe nuclear contra EEUU.
Afortunadamente, se trata de un
ataque virtual: el video que encarna el sueño más atrevido de Pyongyang
aparece publicado, desde hace pocos días, en un portal oficial
norcoreano. Entretanto, la realidad es que, después del lanzamiento
exitoso de un misil balístico, Corea del Norte planea realizar pruebas
de cargas nucleares, a pesar de posibles nuevas sanciones por parte de
la ONU.
El vídeo que muestra a
un joven coreano observando por la ventanilla de una nave espacial las
ruinas de una megápolis en EEUU, los planes de Pyongyang para poner a
prueba ojivas nucleares y las nuevas sanciones del Consejo de Seguridad
de la ONU son consecuencias del sonado lanzamiento del cohete norcoreano
Ynha-3 que el 12 de diciembre pasado puso felizmente en órbita un
satélite artificial. El 22 de enero, el Consejo de Seguridad de la ONU
adoptó una resolución, en la que condenó el lanzamiento de ese cohete
potencialmente capaz de llevar una ojiva de combate y endureció sus
sanciones económicas contra Pyongyang. A su vez, Corea del Norte anunció
que considera a EEUU su “enemigo jurado” y adelantó sus planes de
renunciar a las negociaciones sobre la desnuclearización de la Península
de Corea para seguir reforzando su poderío militar. Hace pocos días, el
Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte acusó a EEUU de
una “descarada política de doble rasero” en relación al programa
espacial norcoreano y advirtió que responderá de manera contundente a
las “arrogantes acciones hostiles”.
La
situación se ha complicado debido a varios factores: la política de
doble rasero, por un lado, y por otro, el rol específico de Corea del
Norte en el ámbito internacional, señaló el jefe del departamento de
Corea y Mongolia en el Instituto de Estudios Orientales de la Academia
de Ciencias de Rusia, Alexánder Vorontsov, entrevistado por La Voz de Rusia:
—Corea
del Norte argumenta que el Tratado sobre la Exploración del Espacio
firmado a principios de la década del sesenta concede a todos los
estados el derecho de investigar el espacio cósmico con fines de paz. Y
considera su derecho soberano desarrollar un programa espacial propio.
Los detractores de Pyongyang, con EEUU al frente, afirman que la
exploración del espacio es solo un pretexto que utilizan los norcoreanos
para desarrollar tecnologías de misiles balísticos de largo alcance.
Siendo
justos, es de señalar que, el 30 de enero, el adversario ideológico de
Pyongyang, Seúl, también lanzó su cohete KSLV-1 para colocar en órbita
un satélite artificial. Y ése no fue el primer lanzamiento de un misil
balístico por parte de Corea del Sur, solo que los anteriores no fueron
tan exitosos. Resumiendo, Corea del Norte sí tiene razones concretas
para hablar de una política de doble rasero.
El
exitoso lanzamiento del satélite norcoreano desvirtúa gran parte de los
esfuerzos propagandísticos de EEUU y Corea de Sur que presentan a Corea
del Norte como un país pobre, económicamente atrasado y conceptualmente
empantanado en los años cincuenta del siglo pasado, opina el
investigador del Centro de Corea en el Instituto del Extremo Oriente de
la Academia de Ciencias de Rusia, Evgueni Kim. En entrevista a esta
emisora, el experto señaló que hay que tener bien claro que la misión
del cohete norcoreano termina con la puesta en órbita de un satélite
artificial:
—Para
llevar una ojiva de combate al territorio de EEUU, un cohete necesita
regresar desde el espacio a través de las capas densas de la atmósfera
guiándose hacia un objetivo en tierra. El problema de protección térmica
del aparato es muy complicado. Los norcoreanos aún no lo han
solucionado. Su cohete no amenaza a nadie. La probabilidad de su vuelo
hacia el territorio de EEUU es nula y lo seguirá siendo durante los
próximos años.
Las vagas
amenazas de tomar medidas de respuesta a las sanciones de la ONU por
parte de Pyongyang, de ningún modo suponen la posibilidad de acciones
militares unilaterales, según expertos. Alexánder Vorontsov señaló que
los dirigentes de Corea del Norte son pragmáticos y entienden que el
equilibrio de fuerzas en la península ya no les favorece y una guerra
acabaría con ellos en cualquier caso. Se esfuerzan al máximo por
sobrevivir y protegerse. Para lograrlo, necesitan tener instrumentos de
disuasión nuclear, como ellos mismos los llaman, frente a una posible
agresión y un intento de destituirlos por la fuerza. Un poderoso
potencial de contragolpe garantizaría a Corea del Norte la posibilidad
de seguir el camino que ha escogido el país.
Por
lo visto, este camino lleva a Corea del Norte hacia una nueva
prolongada ronda de chantaje nuclear contra la comunidad internacional.
Las sanciones no la harán cambiar esta postura. No afectarán en absoluto
a los líderes seguidores de la ideología Juche, y el pueblo tampoco
vivirá mucho peor porque ya no tiene mucho que perder.
nv/mo/sn
http://spanish.ruvr.ru
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