El futuro del mortero: El sistema EIMOS Jueves 23 de Diciembre de 2010 Eva de LEZO ALVARADO
Por su movilidad, potencia de fuego y alcance, el mortero es un arma bien adaptada para hacer frente a las necesidades operativas que se plantean en los actuales escenarios de lucha contra-insurgencia. La necesidad, no obstante, de introducir innovaciones técnicas, sobre todo en lo que afecta al sistema de puntería, ha impulsado la puesta en marcha de programas encaminados a conseguir sistemas de mortero que mejoren su manejo y eleven la precisión. En este marco, la industria española Expal ha desarrollado el EIMOS (EXPAL Integrated Mortar System).
El mortero puede definirse como un arma diseñada para disparar proyectiles por el segundo sector (ángulo superior a 45 grados) con una velocidad de salida relativamente baja. Resultaría arriesgado tratar de afirmar taxativamente cual fue el primer arma a la que podría atribuirse tal denominación. No obstante, parece cierto que ya en el siglo XV existían unos ingenios capaces de lanzar proyectiles en ese denominado segundo sector en términos balísticos, ideados para sortear obstáculos –principalmente los muros de castillos y fortificaciones– y caer verticalmente sobre los objetivos situados en el interior de los mismos.
Existe constancia histórica de que estos ingenios fueron empleados durante el asedio otomano a Constantinopla en 1453, cuya caída significó el fin del Imperio romano de Oriente. Estos artefactos eran considerados piezas de artillería. De hecho, nuestro diccionario, que convendría ir actualizando, se hace eco de esta reminiscencia histórica. Si consultamos la definición de mortero en el diccionario de la Real Academia Española (22ª edición) encontramos en su segunda acepción el siguiente literal: Pieza de artillería, de gran calibre y corta longitud, destinada a lanzar bombas. Hoy día se trata de un arma predominantemente empleada por la infantería, aunque no con exclusividad (podemos constatar como en distintos ejércitos se emplean morteros de diverso calibre en unidades de artillería, caballería…) y sus calibres son muy variados.
El concepto actual de mortero tiene su origen en el diseño británico Stokes: arma de tiro curvo, ánima lisa y relativamente ligera que se desarrolló durante la I Guerra Mundial para poder ser empleada desde el interior de las trincheras. Las principales ventajas respecto a los cañones y obuses de artillería eran su ligereza, movilidad, rapidez de respuesta y cadencia de tiro. Los morteros han sido profusamente empleados durante todo el siglo XX. Sin embargo, han evolucionado a un ritmo mucho más lento que las piezas de artillería. Los cañones y obuses han registrado innovaciones significativas y se han conseguido piezas más ligeras, con un mayor alcance y cadencia de tiro y sobre todo se han desarrollado direcciones de tiro que aseguran una gran rapidez de respuesta y precisión. Los morteros, sin embargo, habían evolucionado poco en estos aspectos, por lo que a finales del siglo pasado estaban perdiendo terreno respecto a las piezas artilleras.
Los conflictos entre oponentes desiguales no son nada nuevo, aparecen ya en el antiguo testamento con el mito de David y Goliat y no han dejado de producirse a lo largo de toda la historia de la humanidad. No obstante, este siglo se abrió con el tristemente famoso y espectacular ataque del 11 de septiembre de 2001 en el corazón de la que puede ser considerada en la actualidad como la nación más poderosa de la tierra. Estos sucesos han puesto de relieve la importancia que en el futuro pueden tener este tipo de conflictos, por su previsible incremento y la peligrosidad de sus acciones, que pueden llegar a tener un gran poder destructivo e impacto social.
Necesidades operativas derivadas de los nuevos conflictos
Estos grupos, que ya reciban la calificación de terroristas o insurgentes, necesitan de territorios poco controlados donde organizarse y preparar sus atentados. Son santuarios que surgen en países donde existen regímenes que directamente prestan su apoyo o aquiescencia, o bien son demasiado débiles para poder ejercer un control efectivo. Para prevenir esta potencial amenaza, una de las vías de actuación ha de ser evitar su proliferación, lo que se ha traducido en la intervención de fuerzas armadas multinacionales, que se proyectan en territorios fuera de control para combatir a estos elementos. Este tipo de actuaciones han venido a denominarse operaciones contra insurgencia. Desde el punto de vista táctico tienen una serie de características que las hacen peculiares:
• Existe una fuerza regular que podríamos considerar convencional y una insurgente sobre la base de formaciones armadas irregulares difíciles de identificar.
• La fuerza regular –militar y tecnológicamente más avanzada– empleará tácticas convencionales, mientras que la insurgencia empleará predominantemente la guerra de guerrillas, la subversión, el hostigamiento y los atentados y acciones terroristas.
• Las operaciones se desarrollan en espacios amplios, sin un frente definido y donde el enemigo se confunde intencionadamente con la población civil.
En el marco de los conflictos asimétricos se viene observando que las propias fuerzas insurgentes emplean los morteros habitualmente para hostigar las bases y posiciones de las fuerzas desplegadas en el área y para apoyar la ejecución de emboscadas y golpes de mano. Por otra parte, las fuerzas convencionales se ven obligadas a ocupar destacamentos de escasa entidad y a moverse en convoyes protegidos por fuerzas muy reducidas, siendo habitual el empleo de pequeñas unidades tipo sección o compañía, que han de combatir de forma autónoma. Esta situación ha puesto de relieve la necesidad de contar con un sistema de armas ligero que pueda ser empleado por unidades de pequeña entidad. El mortero reúne una serie de características que lo harían buen candidato para cubrir esta necesidad operativa, entre las que podemos señalar las siguientes:
• Rapidez de respuesta: capacidad de entrar en fuego rápidamente como respuesta inmediata ante hostigamientos y en encuentros inopinados o emboscadas (rápida entrada en posición, puntería y ejecución del fuego).
• Potencia de fuego: capacidad de destruir o neutralizar posiciones ligeramente organizadas (cadencia y variedad de municiones).
• Alcance: capacidad de batir objetivos que por su ubicación y ocultación se encuentran fuera del alcance de las armas de tiro tenso (alcance y tiro indirecto).
• Movilidad: capacidad de acompañar a unidades ligeras de escasa entidad (incluyendo el propio sistema de armas y una cantidad adecuada de munición).
El sistema EIMOS
Como acabamos de decir, el mortero es un arma que, en principio, presenta unas características que podrían considerarse adecuadas para hacer frente a las necesidades operativas que se plantean en los escenarios donde se desarrolla la lucha contra-insurgencia. Sin embargo, también es cierto que se viene observando una cierta obsolescencia, que aconseja introducir ciertas innovaciones técnicas, sobre todo en el sistema de puntería. Por ello, varios países han puesto en marcha programas encaminados a conseguir un mortero que, conservando sus características de rapidez de respuesta, potencia de fuego, alcance y movilidad, ofrezca además un fácil manejo y elevada precisión. En este marco, la industria española Expal ha desarrollado el EIMOS (EXPAL Integrated Mortar System). Se trata de un sistema que integra en un único conjunto el arma –morteros de distinto calibre–, una dirección de tiro y una plataforma vehicular constituyendo un conjunto de usuario final.
El arma es un mortero clásico de ánima lisa y avancarga, al cual se le han añadido un conjunto de ingenios mecánicos para facilitar la ejecución del fuego desde el vehículo y su accionamiento automático, en función de los datos proporcionados por la dirección de tiro. Entre los elementos principales de estos ingenios encontramos un órgano elástico, que reduce los esfuerzos y las vibraciones transmitidas al vehículo en más de un 90 por ciento y un sistema de accionamiento automático acoplado a un joystick y al sistema de control de tiro. El arma y su afuste van unidos al vehículo a través de la llamada interfaz. El tubo del mortero no presenta grandes diferencias, salvo la presencia de una bocacha que reduce el ruido y protege a los sirvientes de los gases que se producen en boca. El sistema esta disponible para su uso con tubos de 60 y 81 mm y la incorporación del tubo de 120 mm, que se espera próximamente.
La dirección de tiro del sistema permite el cálculo y la introducción de los datos balísticos de forma fácil e intuitiva y, además, transmite dichos datos al sistema que se apunta automáticamente. La dirección de tiro cuenta con una serie de sensores que informan sobre la posición del arma respecto al terreno, lo que permite introducir los correspondientes factores de corrección y hacer fuego incluso cuando el vehículo se detiene en superficies inclinadas. En principio, el sistema no está asociado a ningún vehículo en concreto. De hecho, se ha diseñado para su fácil adaptación a cualquier tipo, siempre que cuente con una plataforma con las dimensiones adecuadas. El prototipo se ha montado y probado sobre un VAMTAC S-3, igual a los que actualmente tiene en dotación el Ejército español.
Respecto a la interoperabilidad con los sistemas de información de Ejército en España, en la actualidad, EIMOS tiene la posibilidad de integrar el Sistema Unificado de Apoyo de Fuegos C2 como subsistema de Mando y Control del Sistema EIMOS.
Una vez efectuado este breve recorrido por los elementos principales del sistema, conviene realizar ahora una descripción de su funcionamiento. El arma va montada sobre su plataforma vehicular y puede entrar en fuego casi inmediatamente. Basta con detener el vehículo y efectuar la puntería. El sistema de apuntamiento es, a nuestro juicio, uno de los aspectos más interesantes e innovadores. Por ello nos detendremos a realizar una somera descripción de sus distintas posibilidades.
Apuntamiento automático
• Telémetro: el apuntamiento se puede realizar con la ayuda de un telémetro sincronizado con la dirección de tiro. El observador debe identificar el objetivo, fijar su localización a través del visor y enviar los datos al sistema de control de tiro. Este los recibe, efectúa los cálculos y transmite las órdenes de movimiento al interfaz de vehículo, que automáticamente realiza los movimientos necesarios para que el arma quede apuntada.
• Sistema de Información Geográfica (GIS): el apuntamiento se realiza calculando los datos balísticos sobre la base de los parámetros de la posición del arma y de la posición del objetivo. La posición del arma se obtiene automáticamente a través de un subsistema de sensores de precisión (INS+GPS) y para designar el objetivo simplemente se marca con un lápiz óptico en el plano digital, que se muestra en la pantalla del terminal de la dirección de tiro. Dicho en otras palabras, necesitamos saber la posición del objetivo sobre el plano y en ese momento basta con marcar dicha posición y el sistema de control hace el resto del trabajo: calcula los datos y mueve el arma hasta dejarla apuntada.
• Teclado: en este caso, los datos balísticos (elevación y deriva) se calculan u obtienen a través de una fuente externa. Estos datos se introducen a través del teclado y de nuevo el sistema se encarga de efectuar los movimientos necesarios para dejar el arma apuntada.
Apuntamiento manual
• Electromecánico: el sistema admite que el arma pueda ser apuntada accionando una palanca (joystick), que transmite su movimiento relativo al arma. Los movimientos del arma se reflejan en la consola del tirador donde aparecen los datos de elevación y deriva. Cuando el operador comprueba que los datos que aparecen en pantalla son los correctos detiene el movimiento y el arma se considera apuntada.
• Mecánico: este podría considerarse el sistema de emergencia para caso de avería o fallos de alimentación. El apuntamiento se realiza con manivela sobre el propio afuste. En caso que la dirección de tiro no funcione se puede usar el goniómetro tradicional.
Una vez que el arma está apuntada, no existen diferencias respecto al mortero tradicional en cuanto a las tareas de carga de la granada o en la ejecución del fuego. Sin embargo, sí que resulta interesante mencionar otra importante novedad que podríamos denominar reapuntamiento automático. Después de cada disparo, el sistema corrige los movimientos aleatorios del tubo que se hayan podido registrar a consecuencia de las fuerzas producidas por la carga de proyección y la salida del proyectil. El resultado final es que el arma queda apuntada de nuevo. Debemos señalar también que, en caso de inutilización del vehículo, el mortero puede desmontarse y manejarse desde tierra con afuste y goniómetro tradicional.
Valoración
Aunque de momento no se cuenta con datos obtenidos sobre la base de experiencias y situaciones reales, ni de éste ni de ningún otro diseño similar, el sistema puede considerarse operativo gracias a las pruebas ya efectuadas de más de 300 disparos. Por ello, y sobre la base de los resultados obtenidos, creemos estar en condiciones de hacer una valoración inicial. A continuación incluimos una relación de las que consideramos principales ventajas del sistema:
• Rapidez de intervención: al efectuarse el fuego desde la plataforma instalada sobre el propio vehículo, basta con detener el mismo para considerar el asentamiento efectuado. Además, la dirección de tiro calcula automáticamente (INS+GPS) la posición exacta del asentamiento.
• Facilidad de apuntamiento: el sistema permite realizar el apuntamiento muy fácilmente, ya que una vez designado el objetivo realiza los cálculos y ejecuta los movimientos para apuntar el arma de forma automática
• Precisión del tiro: efectúa los cálculos y realiza la puntería con gran exactitud, lo que a la postre se traduce en una gran precisión. En las pruebas realizadas se han obtenido grandes concentraciones con una dispersión mínima. Además, mediante los distintos sensores que incorpora se introducen factores de corrección que facilitan el apuntamiento del arma y corrección del tiro (superficies inclinadas, vibraciones…).
• Movilidad: puede ser instalado en distintas plataformas vehiculares, por lo que se puede obtener una movilidad análoga a la de la unidad apoyada.
• Versatilidad: el arma puede emplearse autónomamente (incluso morteros aislados) para acompañamiento y apoyo a pequeñas unidades o integrado en unidades de apoyo de fuego (secciones y compañías de morteros).
Entre los inconvenientes podemos citar:
• Protección: no dispone de blindaje, armamento para defensa inmediata y otros elementos de protección que suelen exigirse en la actualidad a los vehículos que operan en ambiente contrainsurgencia.
• Complejidad técnica: es sofisticado desde el punto de vista técnico, por lo que podría resultar poco robusto (por su elevado número de componentes se eleva la probabilidad teórica de avería) y, además, su fiabilidad podría verse comprometida por la dependencia del buen funcionamiento de otros sistemas (GPS).
• Transporte de munición: la capacidad de la santa bárbara depende del tamaño y diseño de la plataforma elegida algo que podría resultar insuficiente en determinadas situaciones (combates de alta intensidad con consumos elevados, dificultades para el abastecimiento de munición, actuaciones autónomas durante periodos prolongados…). Por ello, podría ser necesario contar con un vehículo auxiliar para garantizar una mayor autonomía.
Aunque evidentemente falta constatar su eficacia y robustez creemos que este sistema de mortero reúne una serie de condiciones que podrían convertirlo en un arma de grandes prestaciones. A nuestro juicio su mayor ventaja es la rapidez de intervención, que resultaría muy útil para una primera reacción contra emboscadas o ataques de elementos hostiles en ambiente contra insurgencia. Existen, por otra parte, algunos puntos que podríamos considerar aspectos a mejorar o asuntos pendientes. En primer lugar, sería conveniente desarrollar algún sistema de carga que permitiese efectuar una especie de tiro semiautomático, para hacer esa primera reacción todavía más rápida y contundente.
Por otra parte y teniendo en cuenta la importancia creciente de los llamados daños colaterales, sería necesario contar con una munición guiada que asegurase una precisión cuasi quirúrgica en la ejecución del tiro. También en este campo se está trabajando en un proyecto de munición guiada. Se trataría de una granada equipada con aletas canard, que le permitiría la ejecución de ciertas correcciones en vuelo y ajustaría la trayectoria del proyectil para alcanzar el objetivo con los datos proporcionados por un sistema GPS.
http://defensa.com/
martes, 11 de enero de 2011
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