EE.UU. está revisando si dispone de la suficiente munición en la recámara para seguir atacando las posiciones del Estado Islámico en Irak y Siria. Así lo ha reconocido el responsable de compras del Pentágono, Frank Kendall: “estamos
inmersos en un conflicto que probablemente va a durar cierto tiempo.
Estamos gastando municiones y obviamente tendrán que ser reemplazadas”.
Hasta la fecha, EE.UU. ha llevado a cabo más de 2.600 ataques aéreos
–cerca de 1.500 en Irak y de 1.200 en Siria- y ha lanzado más de 3.000
bombas a objetivos del Estado Islámico.
En estos momentos, los
bombardeos son el principal método que el Pentágono usa a día de hoy
contra fuerzas enemigas.
“No diría que nos estamos quedando sin armas,
pero las estamos usando a un fuerte ritmo al norte de Irak y en Siria”,
dice el general de la Fuerza Aérea James 'Mike' Holmes; “en determinados casos, nos queremos asegurar de que tenemos la munición adecuada”, puntualiza Kendall.
En 2016, la Fuerza Aérea estadounidense tiene previsto gastar más de 700 millones de dólares en 5.567 misiles Hellfire, y ha pedido 559 millones para adquirir 13.000 unidades de los sistemas JDAM –‘Joint Direct Attack Munition’, por sus siglas en inglés-, para el guiado de bombas de precisión.
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