martes, 2 de abril de 2013

Corea del Norte: simple retórica o ataque militar

 

 

 
La pregunta del millón en la península norcoreana es si la retórica bélica del Norte es una simple fanfarronada para llamar la atención de Occidente o se materializará en un ataque real al Sur y a las bases de EEUU en la zona.
La escalada retórica de Pyonyang coincide con las sanciones de Naciones Unidas, tras el lanzamiento de un misil balístico en diciembre y el tercer ensayo nuclear que tuvo lugar en febrero, y con las maniobras militares conjuntas que realizan anualmente EEUU y Corea del Sur. Unos ejercicios militares en los que se han utilizado bombarderos B-2 que pueden transportar armas nucleares. También han participado en las maniobras los cazas fantasmas F-22 enviados desde las bases americanas en Japón.

 
Apuesta por las armas nucleares
La apuesta de Kim Jong Un por las armas nucleares ha sido fuerte y patente al anunciar que su arsenal atómico debe ser fortalecido "de forma cualitativa y cuantitativa" y que es la vida de la nación y no una moneda de cambio. El joven líder norcoareano busca así consolidar su poder, poco más de un año después de su llegada al poder. Pyongyang también apuesta por la reconstrucción de su economía,  a cuyo frente han puesto a Pak Pong-Ju, que cuenta con el apoyo del tío y la esposa de Kim, y es partidario de instaurar algunas actividades de libre mercado.


 
La prueba de Kaesong
Si las bravatas estalinistas fueran realmente en serio se cerraría el complejo industrial de Kaesong, situado en la frontera del Norte y que emplea a 53.400 norcoreanos y 300 surcoreanos, aunque es operado con tecnología y dinero del Sur. Hasta ahora, nunca ha sido clausurado, pese a las tensiones bélicas. Su cierre sería el indicio de que algo grave va a suceder.
La amenaza de ataques nucleares preventivos debe tomarse en serio, según algunos. Para otros, responden a que Corea del Norte quiere estar en el centro de atención occidental y de EEUU.

Antecedentes sangrientos
Un ataque nuclear sería suicida para el Norte, pues la respuesta de Corea del Sur y EEUU sería muy dura e inmediata. Pero también podría darse una lucha por tierra o mar entre las dos Coreas. Y, de hecho, ya ha habido antecendentes no muy lejanos, como cuando, en 2010, Pyonyang atacó con artillería en la isla Yeonpyeong situada en el sur y causó 4 muertos. Y, en marzo de ese mismo año, el buque de guerra surcoreano Chenoan, que viajaba cerca de aguas en disputa, fue partido por la mitad en una explosión en la que murieron 46 marinos. Corea del Sur dijo que la única explicación era un torpedo norcoreano, algo que Pyonyang negó.
 
 La respuesta norcoreana
La respuesta norcoreana a día de hoy se haría con submarinos, disparos en la zona desmilitarizada o mediante pruebas de misiles que podrían alcanzar a los 20.500 soldados americanos que hay desplazados en Corea y a los 40.000 de Japón e incluso llegar a las costas de Hawái y Alaska.
El ejército norcoreano cuenta con más de un millón de efectivos y, entre ellos, 600.000 comandos de operaciones especiales. En unas horas podrían poner a 150.000 soldados en la frontera para inutilizar sistemas de comunicación y transporte y apuntar a Seúl, donde moran más de 20 millones de habitantes, con 500.000 a 700.000 piezas de artillería. Estados Unidos va a invertir 1.000 millones de dólares para reforzar las defensas antimisiles frente a Pyonyang, pero la instalación de los 14 interceptores de misiles no será viable hasta 2017.
Además, la salida de  refugiados de Corea del Norte sería brutal. Se calcula que entre 3,5 a 4 millones pasarían a China y otros 2,5 millones se mudarían a Corea del Sur.

 
El papel de China

Otro aspecto a tener en cuenta es el papel que juega China en este tablero. Pekín apuesta por rebajar la tensión pese a que no vetó la última resolución de Naciones Unidas contra Corea del Norte, que imponía sanciones financieras. Además, el concurso del gigante asiático es fundamental para que se cumplan las sanciones pues el  70% de la energía y entre el 30 al 50% de la comida proviene de China.  El Norte de Corea le sirve para frenar la riada de refugiados y mantener a los marines en el Sur.
El estado de guerra entre Norte y Sur podría quedarse en mera retórica o en una prueba para la nueva presidenta surcoreana quien ya ha anunciado que, ante cualquier provocación, su respuesta será inmediata. La capacidad de Pyonyang de llevar a cabo un ataque nuclear sobre EEUU parece incierta porque, según los expertos, un misil intercontinental con ojiva nuclear es algo todavía muy lejano. Washington está obligado a defender a Seúl tras el acuerdo firmado hace una semana, y también a Japón en caso de ser atacado, de acuerdo con el tratado firmado tras la Segunda Guerra Mundial entre EEUU y Tokio. En caso de que ocurra lo peor, Washington ha declarado que es capaz de bloquear un ataque contra el país o sus aliados.

Miguel Ángel Benedicto

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