Debido a su gran efecto durante el corto conflicto, la artillería salvadoreña elevó su mística de combate. Inmediatamente después de la guerra llegan unos 14 obuses M56, también de 105mm, adquiridos en lo que era entonces Yugoslavia. El M56 yugoslavo es básicamente el mismo M101, pero modernizado por la Yugoimport, y con capacidad de alcanzar los 13.000 m. Puede disparar la misma munición, como la M1 HE, M60 fumígena, M67 HE, AP-T, HESH-T, HE ER BT y HE ER BB. La versión salvadoreña es de los 28 calibres (largo del cañón), lo que limita el alcance del disparo a los 13km, pero existe una versión modernizada de 33 calibres que alcanza los 18km. El arma tiene una cadencia de 6 disparos por minuto.
Con la llegada del nuevo equipo y expansión de la artillería, se establece finalmente la Brigada de artillería “Teniente Coronel Oscar Osorio”, que eventualmente se moviliza del antiguo Cuartel El Zapote a su nueva sede en San Luis Obispo, lugar donde permanece hasta hoy día.
Honduras también tomaba nota del poder artillero salvadoreño y como primera medida remplazaba sus pobres baterías M116 con obuses 105/26 R-58 Mod. 48 españoles, similares a los M101 pero de menores prestaciones, reforzados con morteros de 120mm de procedencia argentina y con los poderosos morteros de 160mm adquiridos en Israel, que siguen siendo los morteros más poderosos de la región.
Los salvadoreños también adquirían morteros de 120mm, que llegaban desde la misma Yugoslavia. Cabe aclarar que estos ingenios se probaron problemáticos durante el conflicto interno, pues dado su uso constante en condiciones de guerra, no se podía confiar en las miras ni ángulos de tiro, pues los proyectiles en ocasiones aterrizaban muy lejos de las posiciones guerrilleras. Al final del conflicto los tubos fueron pasados por escáner y se encontró que todos tenían defectos microscópicos (rajaduras) que los volvían altamente peligrosos de operar.
Durante el corto periodo de gobierno del presidente salvadoreño Álvaro Magaña, se decidió en 1983 que se necesitaba adquirir artillería adicional, pues no se contaban con suficientes piezas para equipar todos los cuadros. Fue así como los EEUU entregaría alrededor de 24 obuses M102. Es un modelo que entró en servicio en 1964 y vio extenso uso en Vietnam. Utiliza básicamente el mismo tubo y componentes del M101, por lo que su alcance sigue limitado a los 11.500 m, pero en un montaje más ligero, que al momento de emplazamiento se hace sobre una base que permite una rotación rápida de los 360º. Pero los M102 sólo complementarían a los M101 y M56 en inventario salvadoreño.
Los EEUU suministrarían unos 36 modelos M102 a Honduras, y con ellos se remplazaban los R58 completamente, y eventualmente se formarían los 4 batallones de artillería en ese país. También se suministraban cuatro M198 de 155mm, lo que coronaba a la artillería de ese país como la más poderosa de la región. El alcance de esta pieza es de los 18.100 m con munición convencional. Recientemente se han dado reportes que sugieren que se han completado los cuadros de al menos el 1º batallón de artillería con un complemento completo de 12 piezas M198.
Con el fin del conflicto interno salvadoreño, muchos de los sistemas de armas cayeron en desuso y un completo descuido. En mayo del 2000, todo un arsenal situado en un cuartel del norte de la capital volaba en pedazos. Esto al parecer se daba por fallas en el sistema eléctrico y la acumulación de gases en el almacén de armas. Este era uno de los 12 arsenales en el país que permanecían en cuarteles situados en zonas populosas de San Salvador. La explosión accidental de varias granadas que habían sido acumuladas para destruirse de manera controlada en Tapalhuaca en el departamento de La Paz, causaba la baja de dos personas y cinco heridos. Un reporte de La Prensa Grafica de allá por 2005 detallaba que el arsenal de artillería era completamente obsoleto, se encontraba en mal estado y se necesitaba una considerable inversión en poner al día el polvorín. Para ese entonces ya habían sucedidos dos explosiones accidentales más en el uso de los antitanque M67 de 90mm con munición viva durante un entrenamiento.
Tan preocupante era la situación, que se retirarían todos los morteros de 120mm de servicio debido a las fallas que se les habían encontrado. Lo mismo sucedía con los M67, y otros equipos que EEUU habían entregado ya bastante usados de los sobrantes de la Guerra de Vietnam. Para el 2009, al menos la mitad de los M56 se encontraban arruinados y lo mismo los M101. Para rematar, el único armero de la artillería a cargo de los M56 seria asesinado por las maras. En 2011 se encargaba así una comisión de estudio para la remozación y modernización de las piezas. Se consultaban fuentes en Chile y en Sur Corea. Sorprendentemente, la cotización hecha en Chile por modernizar las piezas y actualizar los tubos (aumentadles el “calibre” – o sea su largo) resultaba en una cantidad no muy lejos de lo que cobraban los surcoreanos por suministrar piezas nuevas. Desde hace casi un año, fuentes suramericanas hablan de la posible transición salvadoreña a piezas de 155mm debido a su disponibilidad y en realidad bajo costo a la alternativa de remozar las piezas de 105mm.
Debemos especificar que Guatemala también recibiría piezas M102 por parte de los EEUU, mencionándose 12 piezas. Por otro lado, Guatemala obtendría hasta 56 piezas M56. Es ahí donde quizás deberían de terminar las piezas salvadoreñas, en algún negocio de compraventa que beneficie a ambos países.
La artillería de Nicaragua mantiene actualmente 18 de los poderosos obuses D20 de 152mm, que son comparables a los M198 de Honduras. Estos M1955/D20 tiene un cañón de 34 calibres, y su montaje permite un arco de tiro de los –5º a los 63º. Su alcance es de los 17,4kms con munición convencional. Se entiende que 18 es el numero de piezas en uso, pero que existen mas en reserva. Además de cuenta con los poderosos D30 de 122mm. Tienen un alcance de 15,4km con munición convencional. Tan versátiles son estos cañones, que los israelíes formarían baterías completas con piezas capturadas durante sus muchas guerras. (JMAH)
La artillería salvadoreña había
adquirido sus primera piezas de 105 poco antes de la guerra con Honduras
de 1969. Al menos 12 sistemas habían llegado a remplazar a los M116 de
75mm. Hasta el momento han sido los principales instrumentos de
artillería. El M116 nació como el Pack M1 en la década de los 20. Se
trata de una pieza móvil de artillería que podía desmembrarse para su
fácil transportación sobre bestias y, al mismo tiempo, al estar
plenamente armados, maniobrarse fácilmente sobre el terreno. Estas
cualidades lo convertirían también en la principal pieza de artillería
de las fuerzas paracaidistas durante la Segunda Guerra Mundial.
Al
entrar en acción los salvadoreños usarían con gran efecto los disparos
de las baterías de obuses M101 de 105mm, aunque también se empleaban
todavía aquellas baterías de M116, contra las posiciones hondureñas.
Los M101 (o también denominados M2A1) venían también de los EEUU como
material sobrante de la Segunda Guerra Mundial. Tenían un alcance máximo
de 11.430 m, y podía mantener una cadencia de 15 disparos / minuto. Su
montaje permite un arco de depresión y elevación entre los –5º y los 65º
y una rotación de los 46º. El peso de su proyectil es de los 14,97kg.
Al finalizar la Federación Centroamericana, se decreta el 6 de febrero
de 1841 en El Salvador la reorganización del Ejército, estableciéndose
que la Brigada de Artillería estaría compuesta por un capitán
comandante, 2 tenientes milicianos, 4 subtenientes, 1 sargento primero
veterano, 6 sargentos segundos milicianos, 8 cabos primeros milicianos, 8
cabos segundos milicianos, y 37 soldados milicianos.
En 1950, el
Teniente Coronel Oscar Osorio contrató una misión militar chilena a fin
de fundar la Escuela de Guerra, actual Escuela de Comando y Estado Mayor
“Doctor Manuel Enrique Araujo”. Aunque esta misión se retiró del país
en 1957, los chilenos fueron la base en la adquisición de los M101 de
105mm en 1953. Desde poco antes de 1941 y hasta febrero de 1950 la
artillería se organizó en un Regimiento de Artillería.
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