El
Departamento de Defensa de EEUU ya tiene preparado un plan de operación
contra Damasco. El titular del Pentágono, Chuck Hagel, dijo que podrá
ponerlo en marcha en cuanto reciba la respectiva orden del presidente Barack Obama.
Los militares británicos pueden sumarse a sus colegas estadounidenses
en esta operación. El primer ministro de Reino Unido, David Cameron,
dijo ser consciente de que no obtendrán el visto bueno del Consejo de
Seguridad de la ONU para esta acción militar, porque Rusia estaría en
contra.
En
estas circunstancias, es difícil decir hasta qué punto están decididos
los países occidentales en convertir a Siria en un segundo Iraq,
sostiene nuestro analista político Leonid Isaev:
—En
aquella ocasión, los estadounidenses estaban equivocados y tuvieron que
reconocer que no habían encontrado armas químicas en Iraq. Fue un golpe
muy duro para el entonces presidente George Bush y la reputación de
EEUU. Creo que esta vez operarán con más precaución.
En pocas palabras, EEUU necesita pruebas fehacientes del uso de armas químicas por las tropas de Asad
y espera obtenerlas de parte de los expertos de la ONU que están
investigando el ataque químico registrado en un suburbio de Damasco el
pasado 21 de agosto. Según fuentes diferentes, el número de víctimas
oscila entre las trescientas y las mil trescientas. Ambas partes se
acusan mutuamente de la autoría del caso.
Después
de algunas vacilaciones, el Gobierno sirio permitió el acceso de una
comisión de la ONU a la región. Contrariamente a lo esperado, la Casa
Blanca no se se alegró con esta noticia, afirmando que el momento para
investigar el caso ya se había pasado. De esta manera, tomó precauciones
desvirtuando por adelantado el dictamen de la comisión de la ONU, que
puede salir distinto a sus expectativas, por un lado, y por otro, dando a
entender a los inspectores internacionales qué tipo de informe espera
de ellos, observa el analista político Leonid Isaev:
—Para
sentirse tranquilos al intervenir en Siria, los estadounidenses deben
conseguir previamente una aprobación unánime de esta operación por parte
de la Comisión de la ONU sobre Armas Químicas. Lo veo difícil. Después
de todo, es una de las comisiones más objetivas e imparciales a nivel
mundial, a pesar de todos los pros y los contras de la ONU.
Barack
Obama se ha visto en una situación bastante complicada. En su momento,
trazó una línea que el régimen de Asad no debía sobrepasar si querían
evitar un ataque militar contra Siria y era el uso de armas de
exterminio en masas. Inmediatamente empezaron a llegar noticias
denunciando supuestos casos de uso de armas químicas. Y aunque no hay
pruebas fehacientes de que el culpable es el ejército gubernamental, los
enemigos de Asad no dejan de recordar a Obama aquella declaración.
Objetivamente,
a estas alturas, EEUU no tiene mucho interés en invadir Siria
militarmente. De repente le gustaría eliminar al terco de Asad, pero
¿por quién lo cambiaría? A falta de un reemplazo adecuado, eliminar al
líder actual significaría sumir al país en un caos que solo agravaría
los problemas con el vecino Israel. Además, EEUU no tiene holgura de
presupuesto para lanzar otra operación militar que no se sabe cuánto
costaría. Por eso, el Pentágono ha preparado un plan de operación
militar, pero Obama no se apresura a ponerlo en marcha, acota el
orientalista Serguéi Demidenko, del Instituto de Análisis y Evaluaciones
Estratégicas:
—Cabe
señalar que para el próximo 28 de agosto está prevista una reunión de
diplomáticos estadounidenses y rusos sobre la parte organizativa de la
conferencia de arreglo pacífico para Siria. Su convocatoria aún sigue
vigente. Y es prematuro decir que el ataque militar contra Siria es un
asunto decidido.
Moscú
advierte a Washington que ese ataque sería una aventura de
consecuencias imprevisibles. Cualquier acción unilateral, sin previa
autorización de la ONU, echaría a perder los esfuerzos de la comunidad
internacional por impedir la escalada del conflicto en Oriente Medio,
dice en su comunicado el Ministerio de Exteriores de Rusia.
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