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© Flickr.com/ Autor: Nikita Sorokin
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Hay un refrán que dice que: los generales
preparan las guerra del pasado, mientras que los científicos inventan
las guerras del futuro, y en Rusia eso es así.
No es un secreto que los nuevos
diseños y tecnologías surgen en los laboratorios militares. En la Unión
Soviética había muchos de esos centros de investigación. Por ejemplo, el
laboratorio del coronel Bazhánov y la unidad secreta Nº10030 del
teniente general Savin, anexa al Estado Mayor General. A consecuencia
del desmoronamiento de la URSS, esos trabajos, la mayoría de ellos,
secretos quedaron ocultos en los archivos y es posible que estén
esperando la hora para reaparecer.
La lista de
posibles superarmas incluye armamento psicotrópica, de flujos, de ondas,
climáticas. Por ejemplo, los generadores energéticos diseñados en el
laboratorio de Bazhánov podían influir con su irradiación en la
naturaleza del agua o del combustible. Durante un experimento esas
irradiaciones paralizaron la marcha un batallón de tanques: el
combustible diesel de las máquinas perdió sus propiedades. Pero son los
periodistas occidentales los que manifiestan su inquietud con motivo de
que Rusia posee tal arma, dijo a La Voz de Rusia el experto militar y
subdirector de Yezhednievny Journal (Revista Diaria), Alexander Golz:
—En
los informes de los servicios de Inteligencia de EEUU, que con
regularidad son presentados en el Congreso, no se demuestra ninguna
inquietud con respecto a los programas militares de Rusia. A ellos les
preocupan los programas militares de China. Para crear semejante arma se
requiere un gran avance en las investigaciones fundamentales, como en
el caso de la creación de la bomba atómica, por ejemplo. Es más o menos
evidente que en el ámbito armamentístico Rusia denomina nuevas
tecnologías a las diseñadas a fines de la década de los ochenta y son
nuevas únicamente porque no fueron utilizadas y realizadas en los años
noventa.
Por lo demás, nadie desdeñó la eficacia
de estas tecnologías, que ahora pueden sentar las bases de nuevos
proyectos, más aún si se tiene en cuenta que muchos trabajos científicos
décadas enteras esperaron su aplicación práctica. Basta recordar los
semiconductores de Zhorés Alfiórov, que muchos años después de su
creación se convirtieron en elementos insustituibles de las computadoras
y de todos los demás dispositivos electrónicos modernos. El campo de
aplicación de las tecnologías de doble uso es extraordinariamente
amplio.
Al mismo tiempo, los expertos son muy
cautelosos con respecto a todo lo nuevo que puede aparecer en los
arsenales rusos en los próximos decenios. Como mínimo es prematuro
discutir sobre esto, dijo a nuestra emisora el director de la revista
Natsionálnaya Oborona (Defensa Nacional), Igor Korotchenko:
—Nosotros
recién estamos enfocando dicho problema desde el punto de vista de la
evaluación de la realidad de que aparezca tal arma en nuestro país y en
manos de nuestros enemigos potenciales. Por cierto que al evaluar el
desarrollo del pensamiento técnico-científico en el exterior, vemos que
varios diseños de armas sobre nuevos principios físicos se están
ejecutando activamente en otros países, y sobre todo en EEUU, en los
países de la OTAN y China. No podemos permanecer al margen de dicho
proceso. Puedo decir, por ejemplo, que tenemos una buena base
tecnológica para el arma láser. Por otra parte, es contraproducente para
nosotros incorporarnos a una carrera armamentista. Por eso la respuesta
rusa será equilibrada, se basará en medidas asimétricas y además poco
costosas.
Sea como sea, todos los trabajos en
tal sentido permanecerán en secreto, incluso en el caso de que surja la
necesidad de su aplicación práctica. De modo que todas las discusiones
abiertas sobre las superarmas equivalen a interpretar en una taza los
sedimentos del café.
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