Desde
 el inicio de la contienda, once militares españoles han muerto en 
Afganistán por la explosión de IED, lo que significa el 78 por ciento de
 las bajas españolas en combate. Así lo detallaba ayer el ministro de 
Defensa, Pedro Morenés, durante su comparecencia en el Congreso, a 
petición propia, para informar acerca de la muerte en acto de servicio 
hace escasas semanas del sargento del Cuerpo de Ingenieros del Ejército 
de Tierra, especialista NBQ, David Fernández Ureña, mientras trataba de 
desactivar un artefacto explosivo improvisado en la provincia de 
Qala-i-Naw.
“Las cosas en Afganistán van 
razonablemente bien, la evolución de la misión es positiva, pero, y a 
pesar de que se toman todas las precauciones posibles, estamos en una 
zona de guerra y en las guerras, señorías, se producen bajas”, declaraba
 Morenés, que pormenorizó acto seguido los detalles de la operación que 
le costó la vida al militar español. Fue la primera vez en que se 
producía la muerte de un artificiero en el curso de una desactivación en
 suelo afgano. Solo en 2012 el contingente español sufrió cinco ataques 
con IED, sin que se produjesen bajas, gracias a la protección que 
proporcionan los vehículos blindados RG-31 y Lince.
Los hechos
El sargento Fernández Ureña murió a las 
13.45 horas del 11 de enero mientras ejercía su labor como jefe de 
equipo de desactivación de explosivos de la ruta Opal en Afganistán. 
Había seguido, señala Morenes, todos los protocolos de seguridad “como 
demuestra que no hubiese más afectados por la explosión del equivalente 
de unos 35 kilos de dinamita”. Esta es la exposición de los hechos que 
hizo el ministro, que recordó  que España lidera la acción conjunta de 
OTAN sobre las técnicas y el desarrollo de las técnicas en la lucha 
contra los IED:
“El 11 de enero pasado las unidades 
españolas en la provincia de Badghis realizaban los cometidos asignados 
para esa jornada consistentes en patrullas de seguridad y labores de 
asesoramiento al ejército afgano. Asimismo, una unidad permanecía en 
reserva como fuerza de reacción rápida en el puesto de combate avanzado 
español Ricketts, en la localidad de Moqur, preparada para actuar ante 
posibles incidentes.
Sobre las diez de la mañana el puesto de
 mando español recibió una comunicación de las fuerzas armadas afganas 
de que su destacamento del ejército que guarnece el puesto de 
observación Foxtrot sobre la ruta Opal estaba siendo atacado por fuerzas insurgentes. Las fuerzas armadas afganas solicitaron apoyo para repeler el ataque y se procedió a activar la fuerza de reacción rápida de Moqur.
 A las 11.02 la fuerza de reacción rápida, formada por una sección de 
infantería, un equipo de desactivación de explosivos y una célula de 
estabilización sanitaria, entre otras unidades, recibió la orden de 
socorrer a las fuerzas afganas que estaban siendo hostigadas. Cuando 
efectuaban el desplazamiento se recibió, también de las fuerzas armadas 
afganas, comunicación sobre la existencia de un artefacto explosivo improvisado localizado sobre el camino que conduce al lugar del hostigamiento y próximo a este.
Permítanme acotarles el escenario. Para que se hagan una idea de la dificultad del terreno en que trabajan nuestros hombres, un vehículo tarda unas dos horas en cubrir esos 30 kilómetros entre las dos bases.
Sobre las doce horas y diez minutos, la 
Fuerza de Reacción Rápida llegó a ese lugar, acordonó la zona y realizó 
el reconocimiento del área. A continuación, el equipo de desactivación, 
del que era jefe el sargento Fernández Ureña, comenzó con las tareas 
específicas para la neutralización del artefacto. Para ello, en primer 
lugar, realizó la aproximación remota mediante un robot y, una vez identificados los componentes del artefacto, se aisló la carga explosiva del dispositivo de activación.
Seguidamente, el sargento se aproximó al artefacto para continuar con las labores de neutralización, en cuyo proceso se produjo la explosión.
 Por razones de seguridad de las fuerzas de ISAF y la clasificación que 
ISAF da a los procedimientos de actuación de los equipos de 
desactivación, comprenderán que no pueda entrar con más detalle en el 
tema técnico de los hechos. Sí les puedo confirmar que, según el estudio
 exhaustivo efectuado por el equipo de investigación organizado al 
efecto sobre las circunstancias del suceso y las evidencias recopiladas,
 todo apunta a que se trataba de un IED manipulado que,
 a pesar de la solución técnica adoptada por el operador para su 
desactivación conforme a los protocolos establecidos, hizo explosión 
debido a que estaba equipado con un segundo circuito de activación.
Tras la explosión, el oficial médico de 
la célula de estabilización sanitaria que se encontraba dando apoyo a la
 fuerza solo pudo constatar el fallecimiento del sargento. A 
continuación, y tras comprobar que no existían otros afectados, se 
procedió al traslado del cadáver al puesto de combate avanzado Ricketts 
en Moqur, teniendo en cuenta que las condiciones meteorológicas adversas
 impedían su traslado a Herat hasta el día siguiente”.
El PSOE pregunta sobre el empleo de UAV 
En el transcurso de la comparecencia, el
 portavoz del Grupo Socialista don Diego López Garrido, planteaba al 
ministro el porqué no se utilizaron sistemas aéreos no tripulados en la 
operación:  “Suelen producirse ese tipo de ataques para movilizar las 
fuerzas en este caso españolas y ponerlas trampas explosivas, trampas 
mortales en el camino y yo quisiera saber si, como creo que debía 
haberse hecho, hubo una utilización de apoyo de aviones no tripulados 
durante esa misión. Ya sabe que los aviones no tripulados se 
introdujeron en Afganistán, pudieron ser utilizados por las fuerzas 
españolas a partir de la legislatura de 2004 a 2008 y fueron muy 
importantes porque esos aviones podían detectar movimientos en la zona. 
Una vez que se avisa a las fuerzas españolas es habitual que se lance un
 avión no tripulado para analizar la situación sobre el terreno y 
obtener inteligencia al respecto”
A la cuestión Morenés respondía “ No se 
combaten los IED con aviones no tripulados, señoría. Los IED se combaten
 precisamente con los elementos de desactivación y con los grupos de 
desactivación y la información que se recibe de los IED es precisamente,
 como ha sido en este caso, de los que los localizan, estén o no estén 
en una acción de combate. Aquí hay una acción de un hostigamiento a las 
fuerzas armadas afganas, una llamada de socorro, una detección de un 
aparato IED advirtiendo que estaba allí, un  protocolo, un intento de 
desactivación y una desgracia con resultado de muerte. Esa es la manera 
como se combaten los IED. El IED ya estaba localizado, señoría, no hacía
 falta localizarlo con un medio que no está precisamente preparado para 
los IED. ¿Qué estaba pasando cuando el IED se manipuló?
Pasó exactamente lo que he definido 
antes. Llega la patrulla, se siguen los protocolos, se manda el robot; 
el robot desactiva la parte del detonador y la parte del explosivo, 
llega el sargento con la metodología  habitual y hay un elemento, 
creemos que hay un elemento, está en análisis, que es distinto a lo que 
había habido anteriormente, explota y manda al sargento. Eso es lo que 
ha habido. ¿Quiénes son los responsables de los ataques? es un proceso 
que está evidentemente en investigación. Sabremos quienes son los que 
han puesto ese IED, como sabemos otras cosas. Aquí hay un tema no 
solamente de operativa militar sino de inteligencia militar y de inteligencia no militar. Nuestra presencia allí de esas dos inteligencias es constante”.
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