El Cuerpo de Marines de Estados Unidos lleva desde finales de 2011 empleando en la guerra de Afganistán helicópteros sin tripulación K-MAX
para transportar enseres a sus soldados. Sin embargo, la entrega de
cerca de 1.500 toneladas de carga durante este tiempo y su rendimiento
“absolutamente magnífico”, en palabras del jefe de operaciones del Escuadrón 3 de Vehículos Aéreos No Tripulados de los Marines, el mayor Daniel E. Lindblom,
no bastan para asegurar la continuidad del programa de este aparato en
el futuro, una vez que se haya completado la retirada norteamericana del
teatro de operaciones afgano.
La aeronave fue creada por Lockheed Martin y Kaman Aerospace
para atender una solicitud urgente de los militares para disponer de un
aparato capaz de transportar con rapidez una gran variedad de artículos
en situaciones de emergencia, como municiones, suministros médicos,
agua y comida. Los dos primeros helicópteros fueron adquiridos por 11
millones de dólares cada uno (son casi 17 millones de euros en total) y
han estado operando desde los principales depósitos de suministro hasta
bases de operaciones aisladas en el país asiático.
Ahora su
destino es incierto, según ha explicado el director del programa de
sistemas aéreos sin tripulación para misiones tácticas polivalentes del
la Marina y el Cuerpo de Marines, el capitán Patrick Smith, a la publicación norteamericana National Defense.
Smith
reconoce que se está trabajando con el cuartel general de los Marines
para ver qué se hace con los aparatos cuando regresen de Afganistán. Sin
embargo, “aún no hay ni una fecha ni una decisión definitiva” sobre lo
que ocurrirá entonces.
Una opción posible es destinarlos al campo de pruebas de Yuma, en Arizona, para continuar ensayando sus capacidades.
Actualmente existe otro programa similar en desarrollo en manos de la Oficina de Investigación Naval de Estados Unidos. Se trata de proyecto para la construcción de un sistema utilitario y de carga aérea autónomo.
El
mayor Lindblom explicó en una conversación con periodistas desde
Afganistán el pasado 1 de mayo que le gustaría contar con un aparato
capaz de llevar cargas más pesadas. Otras mejoras que podrían
considerarse es equipar al helicóptero con una cámara para la carga, ya
que el sistema que opera actualmente no dispone de capacidad visual.
En
sus requisitos iniciales, el Cuerpo de Marines solicitó una aeronave
sin tripulación (UAS) capa de transportar 340 kilos en cada viaje y con
capacidad para sumar algo más de 2.700 kilos al día. Uno de los K-MAX consiguió cargar un record de 30.000 libras (13.608 kilos) en una misma jornada, según un responsable de Lockheed Martin.
Otro hito del K-MAX
ha sido la entrega el pasado enero de municiones para tropas en pleno
combate en un lugar no desvelado de Afganistán. La misión, considerada
demasiado arriesgada para los helicópteros tripulados, llevó al drone a
volar 40 kilómetros para poder reabastecer a los soldados.
En cuanto al Ejército
de Estados Unidos, de momento sus preocupaciones giran más en torno a
otros programas aéreos, como el desarrollo de aeronaves armadas de
exploración o el reacondicionamiento de sus helicópteros, aunque ya
contempla que la industria les proporcione soluciones en el transporte
de carga con aeronaves no tripuladas en un plazo de entre siete y diez
años.
En enero del año pasado el Ejército de EE UU solicitó a la
industria información para dotarse de una aeronave de carga no tripulada
de despegue y aterrizaje vertical capaz de volar a 460 kilómetros por
hora a una distancia de más de 550 kilómetros. El aparato que busca el
Ejército también debe ser capaz de volar en condiciones meteorológicas
adversas, operar las 24 horas del día y transportar entre 2.300 y 3.600
kilos.
Foto: Lockheed Martin
Infodefensa.com
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