El caza sueco Gripen no optará a ganar el futuro contrato de aviones de combate canadiense. Su fabricante, Saab,
se ha retirado de una competición en la que varias de las empresas
concurrentes ya habían expresado dudas sobre la imparcialidad y la
apertura del proceso. La compañía ha aclarado en un mensaje lanzado el
lunes que podría volver a optar por el futuro contrato más adelante, si
las circunstancias cambian.
En un correo electrónico revelado por Defense Aerospace
la firma sueca concluye que las condiciones del concurso “aún no
estaban maduras como para poder actuar”, por lo que “Saab ha decidido no
tomar parte” en él.
En este comunicado, firmado por el portavoz de la empresa Karin Walka,
se apunta que más adelante, cuando el proceso esté más maduro, Saab
reevaluará su decisión y valorará si toma parte de nuevo en el proceso
y, en caso de hacerlo, el modo en que lo hará.
Saab se había
mostrado hasta el momento interesada en el futuro programa para
reemplazar la actual flota canadiense de 78 aviones CF-18, la versión del F/A-18 con la que aún opera el país.
En ese contrato también están interesadas la norteamericana Boeing, que opta con sus F/A-18 Super Hornet; la francesa Dassault Aviation, con su caza Rafale, y el consorcio de capital británico, alemán, italiano y español Eurofighter. Todas ellas pretenden arrebatarle a Lockheed Martin el contrato al que en un principio se había comprometido el Gobierno canadiense para adquirir 65 aviones de quinta generación F-35 Joint Strike Fighter,
y que fue revisado a finales de 2012 a causa del alto coste que están
alcanzando estos aparatos, en los que también se han detectado algunos
problemas técnicos.
Sospechas de privilegios hacia el F-35
Sin embargo, algunos de los competidores mantienen sospechas acerca de la ventaja que el F-35 seguiría
teniendo sobre los demás en un concurso que no sería por tanto tan
imparcial como se ha pretendido. Ante todo tras las preferencias
mostradas por las autoridades del país sobre un programa que ya ha
dejado unos beneficios de 488 millones de dólares en la industria de
Canadá, uno de los nueve socios del proyecto F-35 liderado por Estados Unidos y su compañía Lockheed Martin. Los demás participantes son Gran Bretaña, Italia, Holanda, Australia, Dinamarca, Noruega y Turquía.
Para eliminar dudas el Gobierno canadiense ha sacado el proceso de adquisición de los aviones fuera del Departamento de Defensa Nacional y lo ha trasladado a una recién creada Secretaría Nacional de Adquisición de Cazas (NFPS, por sus siglas en inglés).
El
nuevo organismo ha puesto en marcha un plan de siete puntos para ayudar
a elegir la mejor opción. A finales de mayo Canadá publicó una nota
oficial en la que garantizaba que todas las opciones seguirán abiertas
mientras no se complete el plan.
A la vez, las autoridades
solicitaron a las cinco empresas interesadas –incluida Saab en ese
momento– información sobre los modelos que presentarían a su concurso y
acerca de los potenciales beneficios que plantearía para la industria
canadiense la elección de cada uno de ellos.
En su misiva, el
NFPS invitaba a “las cinco compañías con aeronaves disponibles” a
completar de aquí a principios de julio un cuestionario acerca de los
costes estimados que supondría la compra de sus aviones, según un
comunicado oficial emitido el pasado 23 de mayo.
En el mismo
documento se apuntaba que también se había facilitado a los posibles
licitadores otro cuestionario para obtener información acerca de los
posibles beneficios industriales que representaría para Canadá la
elección de sus ofertas.
Foto: SAAB
Infodefensa.com
Ginés Soriano
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