Por un lado, El Ministerio de Defensa de Japón
planea reducir a la mitad el armamento básico de las fuerzas terrestres
de autodefensa: ahora cuentan con seiscientos tanques y setecientos
sistemas de artillería que se reducirán a trescientas unidades de cada
tipo. Esto es un mínimo absoluto para un país de tamaño de Japón que se
mantiene para casos de emergencia. Al mismo tiempo, Japón establecerá un
contingente más ligero y ágil que permita realizar despliegues rápidos.
El
programa de defensa quinquenal incluye la compra de cinco submarinos
con lo que su número total ascenderá a veintidós, dos destructores
equipados con sistemas antimisiles Aegis (serán ocho en total) y veinte
cazas aumentando el parque de doscientas sesenta a doscientas ochenta
unidades.
Tokio prevé desplegar sistemas de alerta temprana y de defensa
antimisiles en el área. Japón tiene acceso a las tecnologías militares
estadounidense y cuenta con un potencial propio muy fuerte, así que el
ambicioso programa de rearma y reorganización militar podrá llegar a ser
realidad en los plazos previstos.
El plan contempla,
además, el desplazamiento de tropas del norte del archipiélago a las
islas remotas en el suroeste para responder con velocidad en caso de
invasión extranjera. Con este mismo objetivo Tokio planea adquirir
buques de desembarco y tomar medidas para proteger la infraestructura
militar del país contra los eventuales ataques con misiles. El plan
insta también al Gobierno a reforzar su sistema de defensa antimisiles
para contrarrestar "una grave e inminente amenaza" de Corea del Norte.
Esto
puede significar que Japón, al igual que han hecho Corea del Sur y
Taiwan, desarrollará sus propios misiles de crucero a base de los
misiles antibuque de fabricación nacional. En este caso China también
tendrá que asegurar la protección de su infraestructura militar en la
costa del Mar de China Oriental.
A pesar de ciertas dificultades que
pueden crear los japoneses a Pekín en esta zona, China supera con creces
a su vecino asiático en cuanto a las posibilidades de modernización
militar: es capaz de aumentar su arsenal de misiles de crucero para
realizar un ataque altamente destructivo contra Japón.
Los buques de
desembarco sobre colchones de aire del proyecto 12322 Zubr que los
chinos compraron en Ucrania aumentan seriamente sus posibilidades en
caso de haber conflicto armado en las islas remotas.
Al
mismo tiempo ninguna de las partes está interesada en llegar a tal
desenlace.
Pekín pretende que Tokio reconozca la existencia del
contencioso y se sienta a la mesa de negociaciones. El Gobierno nipón,
apoyado por el estadounidense, quiere limitar la creciente influencia
china en la región. Ambos países necesitan nuevos sistemas de armamento y
material bélico para, en primer lugar, ampliar sus márgenes de maniobra
política a la hora de resolver conflictos territoriales.
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