Según un informe de IHS Jane’s Annual Defense Review, en 2014 las exportaciones de armamento ruso alcanzaron los 10.000 millones de dólares, superando en un 9% el índice de 2013. Según los datos de Rosoboronexport, la mayor exportadora de armas del país, en 2014 Rusia vendió armamento por valor de 3.000 millones más de lo que indican los datos de IHS Jane’s.

 
Pero teniendo en cuenta los resultados que ha cosechado EE UU, ni siquiera esta cifra parece tan considerable. En 2014 las exportaciones de las empresas de defensa norteamericanas alcanzaron los 23.700 millones de dólares, registrando un crecimiento del 19% respecto al año anterior.

¿Por qué las exportaciones norteamericanas experimentaron un crecimiento tan elevado? La causa es la inestabilidad que reina en Oriente Próximo. Tras años dominando la política mundial, EE UU ha ido fortaleciendo sustancialmente sus posiciones mientras sus aliados se llenaban de ingresos gracias al elevado precio del petróleo. 

Los aliados que Rusia heredó de la URSS (como Siria e Irak) actualmente atraviesan una época de sanciones y guerra civil. 

 
En estas condiciones, las empresas de defensa de los EE UU tienen las manos libres para aprovechar una inestabilidad que su propio Gobierno ha generado en Oriente Próximo. 

Como consecuencia, tan solo en este mercado, en 2014 la producción armamentística de EE UU superó en más del doble a la de Rusia: 8.400 millones de dólares frente a 1.500 (según el total de transacciones, Rusia ha quedado por detrás de Gran Bretaña y ha superado por muy poco a Francia).

Rusia, por ejemplo, comercia con Siria, un país desgarrado por la guerra civil. Eso contrasta con el socio militar clave de los EE UU en la misma región, Arabia Saudí que, de acuerdo con IHS Jane’s, en 2014 se convirtió en el comprador de armamento más generoso, gastando 6.400 millones, mientras que en 2015 prevé aumentar esta cantidad en un 50%.

Las vacas sagradas de la importación rusa

Dicho récord llevó a Arabia Saudí a superar la marca de la India, el líder habitual en los rankings de importación. Solo por este motivo, hay que abordar la situación en que se encuentran los principales mercados a los que exporta Rusia. 

El año pasado la industria armamentística rusa exportó principalmente a China (2.300 millones de dólares), la India (1.700 millones) y Vietnam y Venezuela (1.000 millones). El futuro de esos mercados suscita muchos interrogantes.

“Muchos programas comerciales llegan a su fin, por lo que prevemos una caída de las exportaciones, y dicha tendencia se verá reforzada por las sanciones”, indica Jane’s en su informe. La India, aun teniendo diversos proyectos conjuntos con Rusia, como el diseño del misil Brahmos y la producción del caza de quinta generación PAK FA, cada vez mira más hacia Occidente y está ampliando su colaboración con Israel, EE UU y los países de la UE. Esta tendencia se puso claramente de manifiesto durante la última visita oficial de Obama a ese país. 


Esto permite a la India, que ha promulgado la política Make in India, obtener una mayor cantidad de tecnología punta y diversificar su importación. Además, para Rusia, la cooperación con la India difícilmente encaja con el progreso de sus relaciones con China. 

La decisión de suministrar complejos antimisiles S-400 a China ha provocado que los socios indios reaccionen de una forma extremadamente crítica. La capacidad de importación de Venezuela, Irán y Algeria, igual que la de Rusia, está acusando la caída de los precios del petróleo y el gas.

Trabajo a largo plazo

En la sesión de la Comisión para la Cooperación Técnico-militar que se celebró en enero, Vladímir Putin anunció que el armamento ruso precisa abrir nuevos mercados en América Latina, África y los países del Sudeste Asiático. 

En América Latina se está trabajando en numerosos proyectos con Brasil, que está valorando la posibilidad de adquirir sistemas rusos de defensa antimisiles y ampliar la cooperación en el ámbito de la técnica aplicada a los helicópteros. También se está valorando la posibilidad de cooperar con Perú y Argentina, e incluso con Nicaragua,  y por ahora Rusia compite para acceder y ya ha accedido a alguno de los proyectos de este creciente mercado.

En África la URSS dejó a Rusia una rica herencia que no solo consistía en la deuda impagada de los países de la región, sino que también abarcaba el programa de Cooperación Técnico-militar. Pero en los últimos 20 años casi todos los vínculos se han roto y, actualmente, habrá que volver a establecerlos de nuevo, aunque la técnica rusa deberá competir con la producción análoga de China, que resulta mucho más económica. 

Los países de la región Asia Pacífico parecen mercados mucho más prometedores desde el punto de vista de los beneficios potenciales. De entre los más prometedores, Rusia puede entablar negociaciones con Indonesia para suministrarle una partida de aviones de combate Su-35 para sustituir los cazas F-5, que actualmente están en servicio, pero han quedado anticuados.

Alexander Korolkov
http://es.rbth.com